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viernes, 28 de febrero de 2014

“Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre”

Viernes de la séptima semana del tiempo ordinario


Epístola de Santiago 5,9-12.

Hermanos, no se quejen los unos de los otros, para no ser condenados. Miren que el Juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. Porque nosotros llamamos felices a los que sufrieron con paciencia. Ustedes oyeron hablar de la paciencia de Job, y saben lo que hizo el Señor con él, porque el Señor es compasivo y misericordioso. Pero ante todo, hermanos, no juren ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna manera: que cuando digan "sí", sea sí; y cuando digan "no", sea no, para no ser condenados.


Salmo 103(102),1-2.3-4.8-9.11-12.

Bendice al Señor, alma mía,
alabe todo mi ser su santo Nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides ninguno de sus beneficios.

El perdona todas tus ofensas
y te cura de todas tus dolencias.
El rescata tu vida de la tumba,
te corona de amor y de ternura.

El Señor es ternura y compasión,
lento a la cólera y lleno de amor;
si se querella, no es para siempre,
si guarda rencor, es sólo por un rato.

Cuanto se alzan los cielos sobre la tierra
tan alto es su amor con los que le temen.
Como el oriente está lejos del occidente
así aleja de nosotros nuestras culpas.


del Evangelio según San Marcos 10,1-12.

Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más. Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?". El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?". Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella". Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".


REFLEXIÓN

Jesús estaba por dejar Galilea y se dirigía a Judea. La gente no lo dejaba un instante solo y viéndola les enseñaba.

Nuevamente aparecen los fariseos con el único fin de ponerlo a prueba, pues aunque no habían salido tan bien librados en ocasiones anteriores, de todos modos querían hacerlo caer. La pregunta que le plantean es acerca de la estabilidad del vínculo matrimonial: “¿Puede el marido repudiar a la mujer?” (2). Aún en el ambiente era fresco el caso de Herodes Antipaz, que había repudiado a su mujer por casarse con la mujer de su hermano. Juan Bautista había denunciado abiertamente el hecho y esto mismo había acelerado su fin. Es por esto que para Jesús este era un problema espinoso y los que le hicieron la pregunta estaban seguros que de esa no saldría bien librado porque con su respuesta podía ponerse a favor o en contra del emperador o de sus propios principios.

Jesús, entonces les lanza una pregunta que ellos, como maestros de la ley, responderían muy bien: “¿Qué os prescribió Moisés?” (3) Ellos responden que Moisés si había permitido repudiar a la mujer estableciendo el acta de divorcio. Jesús, entonces, da un giro de 180º. Pasa del plano puramente legal al plano del corazón y aclara que Moisés se vio obligado a esto por la dureza del corazón de ellos. Aquí Jesús se remonta al inicio, a la creación, recordando que las cosas fueron diferentes y que lo que Dios quiso que existieran entre el hombre y la mujer fue una unión muy fuerte hasta llegar a ser no dos sino una sola carne.

Jesús termina con una frase bien interesante y comprometedora: “Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre” (9).La unión entre el hombre y la mujer es obra de Dios y por lo tanto ésta no debe ser destruida por el hombre.

Hasta aquí el discurso a la gente. Cuando Jesús queda solo en casa con los discípulos, ellos continúan el tema, haciéndole nuevas preguntas a las cuales Jesús responde abiertamente y ya sin los oídos amenazantes de los fariseos. Ya sea el hombre, ya sea la mujer que repudie a su cónyuge y se case con otro/a, comete adulterio.

Después de esta enseñanza de Jesús nos queda bien claro una cosa: El matrimonio es un vínculo sagrado que realiza una unión vital entre un hombre y una mujer; es obra de Dios y por lo tanto el hombre no lo puede destruir.

Para cultivar la semilla de la Palabra en la vida:

1. ¿Cuál es la mayor enseñanza que nos deja Jesús en el evangelio de hoy?
2. Cuando has tenido dificultades en tu matrimonio. ¿Cuál ha sido la manera concreta como has buscado arreglar el problema? ¿Cuál es el consejo que has dado a un amigo o amiga que viene a contarte las dificultades tenidas en su matrimonio?
3. ¿Conoces alguna pareja que esté teniendo problemas? ¿Cómo vas a ayudarles a solucionar esos problemas?

Autor: Padre Fidel Oñoro CJM 
(fuentes: Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM; homiletica.org)

jueves, 27 de febrero de 2014

“Sed sal de la tierra y estad en paz con todo el mundo”

Jueves de la séptima semana del tiempo ordinario


Epístola de Santiago 5,1-6.

Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a sobrevenir. Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están roídos por la polilla. Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final! Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo. Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí mismos para el día de la matanza. Han condenado y han matado al justo, sin que él les opusiera resistencia.


Salmo 49(48),14-15ab.15cd-16.17-18.19-20.

Hacia allá van los que en sí confían,
ese será el fin de los que les gusta escucharse.
Abajo cual rebaño la muerte los reúne,
los pastorea y les impone su ley.

Son como un espectro desvaído
que a la mañana vuelve su casa abajo.
Pero a mí Dios me rescatará,
y me sacará de las garras de la muerte.

No temas cuando el hombre se enriquece,
cuando aumenta la fama de su casa.
Nada podrá llevar a su muerte,
ni su riqueza podrá bajar con él.

Su alma, que siempre en vida bendecía:
«Te alaban, porque te has tratado bien»,
irá a unirse con la raza de sus padres,
que jamás volverán a ver la luz.


del Evangelio según San Marcos 9,41-50.

Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Porque cada uno será salado por el fuego. La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros».


PAPA FRANCISCO - AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro Miércoles 12 de junio de 2013

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy desearía detenerme brevemente en otro de los términos con los que el Concilio Vaticano II definió a la Iglesia: «Pueblo de Dios» (cf. const. dogm. Lumen gentium, 9; Catecismo de la Iglesia católica, 782). Y lo hago con algunas preguntas sobre las cuales cada uno podrá reflexionar.

¿Qué quiere decir ser «Pueblo de Dios»? Ante todo quiere decir que Dios no pertenece en modo propio a pueblo alguno; porque es Él quien nos llama, nos convoca, nos invita a formar parte de su pueblo, y esta invitación está dirigida a todos, sin distinción, porque la misericordia de Dios «quiere que todos se salven» (1 Tm 2, 4). A los Apóstoles y a nosotros Jesús no nos dice que formemos un grupo exclusivo, un grupo de élite. Jesús dice: id y haced discípulos a todos los pueblos (cf. Mt 28, 19). San Pablo afirma que en el pueblo de Dios, en la Iglesia, «no hay judío y griego... porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gal 3, 28). Desearía decir también a quien se siente lejano de Dios y de la Iglesia, a quien es temeroso o indiferente, a quien piensa que ya no puede cambiar: el Señor te llama también a ti a formar parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor. Él nos invita a formar parte de este pueblo, pueblo de Dios.

¿Cómo se llega a ser miembros de este pueblo? No es a través del nacimiento físico, sino de un nuevo nacimiento. En el Evangelio, Jesús dice a Nicodemo que es necesario nacer de lo alto, del agua y del Espíritu para entrar en el reino de Dios (cf. Jn 3, 3-5). Somos introducidos en este pueblo a través del Bautismo, a través de la fe en Cristo, don de Dios que se debe alimentar y hacer crecer en toda nuestra vida. Preguntémonos: ¿cómo hago crecer la fe que recibí en mi Bautismo? ¿Cómo hago crecer esta fe que yo recibí y que el pueblo de Dios posee?

La otra pregunta. ¿Cuál es la ley del pueblo de Dios? Es la ley del amor, amor a Dios y amor al prójimo según el mandamiento nuevo que nos dejó el Señor (cf. Jn 13, 34). Un amor, sin embargo, que no es estéril sentimentalismo o algo vago, sino que es reconocer a Dios como único Señor de la vida y, al mismo tiempo, acoger al otro como verdadero hermano, superando divisiones, rivalidades, incomprensiones, egoísmos; las dos cosas van juntas. ¡Cuánto camino debemos recorrer aún para vivir en concreto esta nueva ley, la ley del Espíritu Santo que actúa en nosotros, la ley de la caridad, del amor! Cuando vemos en los periódicos o en la televisión tantas guerras entre cristianos, pero ¿cómo puede suceder esto? En el seno del pueblo de Dios, ¡cuántas guerras! En los barrios, en los lugares de trabajo, ¡cuántas guerras por envidia y celos! Incluso en la familia misma, ¡cuántas guerras internas! Nosotros debemos pedir al Señor que nos haga comprender bien esta ley del amor. Cuán hermoso es amarnos los unos a los otros como hermanos auténticos. ¡Qué hermoso es! Hoy hagamos una cosa: tal vez todos tenemos simpatías y no simpatías; tal vez muchos de nosotros están un poco enfadados con alguien; entonces digamos al Señor: Señor, yo estoy enfadado con este o con esta; te pido por él o por ella. Rezar por aquellos con quienes estamos enfadados es un buen paso en esta ley del amor. ¿Lo hacemos? ¡Hagámoslo hoy!

¿Qué misión tiene este pueblo? La de llevar al mundo la esperanza y la salvación de Dios: ser signo del amor de Dios que llama a todos a la amistad con Él; ser levadura que hace fermentar toda la masa, sal que da sabor y preserva de la corrupción, ser una luz que ilumina. En nuestro entorno, basta con abrir un periódico —como dije—, vemos que la presencia del mal existe, que el Diablo actúa. Pero quisiera decir en voz alta: ¡Dios es más fuerte! Vosotros, ¿creéis esto: que Dios es más fuerte? Pero lo decimos juntos, lo decimos todos juntos: ¡Dios es más fuerte! Y, ¿sabéis por qué es más fuerte? Porque Él es el Señor, el único Señor. Y desearía añadir que la realidad a veces oscura, marcada por el mal, puede cambiar si nosotros, los primeros, llevamos a ella la luz del Evangelio sobre todo con nuestra vida. Si en un estadio —pensemos aquí en Roma en el Olímpico, o en el de San Lorenzo en Buenos Aires—, en una noche oscura, una persona enciende una luz, se vislumbra apenas; pero si los más de setenta mil espectadores encienden cada uno la propia luz, el estadio se ilumina. Hagamos que nuestra vida sea una luz de Cristo; juntos llevaremos la luz del Evangelio a toda la realidad.

¿Cuál es la finalidad de este pueblo? El fin es el Reino de Dios, iniciado en la tierra por Dios mismo y que debe ser ampliado hasta su realización, cuando venga Cristo, nuestra vida (cf. Lumen gentium, 9). El fin, entonces, es la comunión plena con el Señor, la familiaridad con el Señor, entrar en su misma vida divina, donde viviremos la alegría de su amor sin medida, un gozo pleno.

Queridos hermanos y hermanas, ser Iglesia, ser pueblo de Dios, según el gran designio de amor del Padre, quiere decir ser el fermento de Dios en esta humanidad nuestra, quiere decir anunciar y llevar la salvación de Dios a este mundo nuestro, que a menudo está desorientado, necesitado de tener respuestas que alienten, que donen esperanza y nuevo vigor en el camino. Que la Iglesia sea espacio de la misericordia y de la esperanza de Dios, donde cada uno se sienta acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio. Y para hacer sentir al otro acogido, amado, perdonado y alentado, la Iglesia debe tener las puertas abiertas para que todos puedan entrar. Y nosotros debemos salir por esas puertas y anunciar el Evangelio.

Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, Puerto Rico, Costa Rica, Colombia y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a acoger la llamada de Dios a pertenecer a su pueblo; a hacer crecer la fe que recibimos en el bautismo; a vivir la ley de la caridad; a proclamar con convicción que Dios es más fuerte que el mal y que juntos podemos iluminar el mundo, si nuestra vida refleja a Cristo y vivimos en comunión con Él. Muchas gracias.

(fuente: vatican.va)

miércoles, 26 de febrero de 2014

"El que no está contra nosotros, está con nosotros"

Miércoles de la séptima semana del tiempo ordinario


Epístola de Santiago 4,13-17.

Y ustedes, los que ahora dicen: "Hoy o mañana iremos a tal ciudad y nos quedaremos allí todo el año, haremos negocio y ganaremos dinero", ¿saben acaso qué les pasará mañana? Porque su vida es como el humo, que aparece un momento y luego se disipa. Digan más bien: "Si Dios quiere, viviremos y haremos esto o aquello". Ustedes, en cambio, se glorían presuntuosamente, y esa jactancia es mala. El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.


Salmo 49(48),2-3.6-7.8-10.11.

Oigan esto, pueblos todos,
habitantes del mundo entero, escuchen:
gente del pueblo y gente de apellido,
ricos y pobres, todos en conjunto.

¿Por qué temer en días de desgracia,
cuando me cercan el mal y la traición
de los que en su fortuna se confían
y hacen prevalecer su gran riqueza?

Mas comprada su vida nadie tiene,
ni a Dios puede, con plata, sobornarlo,
pues es muy caro el precio de la vida.
¿Vivir piensa por siempre,
o cree que no irá a la fosa un día?

Pues bien, verá que los sabios se mueren,
que igual perecen el necio y el estúpido,
y dejan para otros su riqueza.


del Evangelio según San Marcos 9,38-40.

Juan le dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros". Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros".


LECTIO DIVINA

Oración inicial: Dios todopoderoso y eterno: concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor.

Reflexión

• El evangelio de hoy nos presenta un ejemplo bonito y actual de la pedagogía de Jesús. Nos muestra que él ayudaba a sus discípulos a percibir y a superar la “levadura de los fariseos y de Herodes”.

• Marcos 9,38-40: La mentalidad de cerrazón: “no viene con nosotros”. Alguien que no era de la comunidad usaba el nombre de Jesús para expulsar los demonios. Juan, el discípulo, ve y prohíbe: Tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros. ¡En nombre de la comunidad impide que el otro pueda hacer una buena acción! Por ser discípulo, él piensa tener el monopolio sobre Jesús y, por esto, quiere prohibir que otros usen el nombre de Jesús para realizar el bien. Era la mentalidad cerrada y antigua del “¡Pueblo elegido, Pueblo separado!”. Jesús responde: "No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.” (Mc 9,40). Difícilmente es posible encontrar una afirmación más ecuménica que esta afirmación de Jesús. Para Jesús, lo que importa no es si la persona forma o no forma parte de la comunidad, pero si hace o no el bien que la comunidad debe realizar.

• Un retrato de Jesús como formador de sus discípulos. Jesús, el Maestro, es el eje, el centro y el modelo de formación dada a los discípulos. Por sus actitudes, es una muestra del Reino, encarna el amor de Dios y lo revela (Mc 6,31; Mt 10,30; Lc 15,11-32). Muchos pequeños gestos reflejan este testimonio de vida con que Jesús marcaba su presencia en la vida de los discípulos y de las discípulas, preparándolos para la vida y la misión. Era su manera de dar forma humana a la experiencia que él mismo tenía de Dios como Padre. He aquí un retrato de Jesús como formador de sus discípulos:

- los involucra en la misión (Mc 6,7; Lc 9,1-2;10,1),
- al volver, hace revisión con ellos (Lc 10,17-20),
- los corrige cuando se equivocan y quieren ser los primeros (Mc 9,33-35;10,14-15)
- espera el momento oportuno para corregir (Lc 9,46-48; Mc 10,14-15).
- los ayuda a discernir (Mc 9,28-29),
- los interpela cuando son lentos (Mc 4,13;8,14-21),
- los prepara para el conflicto (Jn 16,33; Mt 10,17-25),
- los manda observar la realidad (Mc 8,27-29; Jn 4,35;Mt 16,1-3),
- reflexiona con ellos sobre las cuestiones del momento (Lc 13,1-5),
- los confronta con las necesidades de la gente (Jn 6,5),
- les enseña que las necesidades de la gente están por encima de las prescripciones rituales (Mt 12,7.12),
- tiene momentos sólo con ellos para poderlos instruir (Mc 4,34;7,17;9,30-31;10,10;13,3),
- sabe escuchar, aún cuando el diálogo es difícil (Jn 4,7-42).
- los ayuda a aceptarse a sí mismos (Lc 22,32).
- es exigente y pide que lo dejen todo por amor a él (Mc 10,17-31).
- es severo con la hipocresía (Lc 11,37-53).
- hace más preguntas que dar respuestas (Mc 8,17-21).
- es firme y no se deja desviar por el camino (Mc 8,33; Lc 9,54).
- los prepara para el conflicto y la persecución (Mt 10,16-25).

• La formación no era, en primer lugar, la transmisión de verdades que había que aprender de memoria, sino una comunicación de la nueva experiencia de Dios y de la vida que irradiaba de Jesús para sus discípulos y discípulas. La comunidad que se formaba alrededor de Jesús era la expresión de esta nueva experiencia. La formación llevaba a las personas a tener otros ojos, otras actitudes. Hacía nacer en ellas una nueva conciencia respecto de la misión y respecto de sí mismas. Hacía que fueran poniendo los pies del lado de los excluidos. Producía, después de poco tiempo, una “conversión” como consecuencia de la aceptación de la Buena Nueva (Mc 1,15).

Para la reflexión personal

• ¿Qué significa hoy, en el siglo XXI, para mí, para nosotros, la afirmación de Jesús que dice: Quién no está contra nosotros, está por nosotros?”
• ¿Cómo acontece la formación de Jesús en mi vida?

Oración final

Bendice, alma mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)

martes, 25 de febrero de 2014

"El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado"

Martes de la séptima semana del tiempo ordinario


Epístola de Santiago 4,1-10.

Hermanos: ¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros? Ustedes ambicionan, y si no consiguen lo que desean, matan; envidian, y al no alcanzar lo que pretenden, combaten y se hacen la guerra. Ustedes no tienen, porque no piden. O bien, piden y no reciben, porque piden mal, con el único fin de satisfacer sus pasiones. ¡Corazones adúlteros! ¿No saben acaso que haciéndose amigos del mundo se hacen enemigos de Dios? Porque el que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. No piensen que la Escritura afirma en vano: El alma que Dios puso en nosotros está llena de deseos envidiosos. Pero él nos da una gracia más grande todavía, según la palabra de la Escritura que dice: Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes. Sométanse a Dios; resistan al demonio, y él se alejará de ustedes. Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Que los pecadores purifiquen sus manos; que se santifiquen los que tienen el corazón dividido. Reconozcan su miseria con dolor y con lágrimas. Que la alegría de ustedes se transforme en llanto, y el gozo, en tristeza. Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.


Salmo 55(54),7-8.9-10a.10b-11a.23.

Si tuviera alas de paloma
volaría a donde pudiera posarme.
Huiría muy lejos,
y pasaría la noche en el desierto.

Buscaría un asilo a toda prisa
contra la tempestad y contra el viento.
Dispérsalos, Señor, confúndeles las lenguas.

Pues violencia y discordia
he visto en la ciudad;
rondan por sus murallas día y noche.

Descarga en el Señor todo tu peso,
porque él te sostendrá;
no dejará que el justo se hunda para siempre.


del Evangelio según San Marcos 9,30-37.

Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará". Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?". Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos". Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: "El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado".


Lectio Divina

Oración inicial: Dios todopoderoso y eterno: concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor.

Reflexión

• El evangelio de hoy presenta el segundo anuncio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Como en el primer anuncio (Mc 8,27-38), los discípulos quedan espantados y con miedo. No entienden la palabra sobre la cruz, porque no son capaces de entender ni de aceptar a un Mesías que se hace siervo de los hermanos. Ellos siguen soñando con un mesías glorioso y muestran, además de esto, una gran incoherencia. Mientras Jesús anuncia su Pasión y Muerte, ellos discuten entre sí quiénes de ellos es el mayor. Jesús quiere servir, ¡ellos sólo piensan en mandar! La ambición los lleva a auto promoverse a cuestas de Jesús. Hasta hoy, aquí y allá, el mismo deseo de autopromoción aparece en nuestras comunidades.

• Tanto en la época de Jesús, como en la época de Marcos, había la “levadura” de la ideología dominante. También hoy, la ideología de las propagandas del comercio, del consumismo, de las novelas influye profundamente en la manera de pensar y actuar de la gente. En la época de Marcos, no siempre las comunidades eran capaces de mantener una actitud crítica frente a la invasión del Imperio Romano. ¿Y hoy? • Marcos 9,30-32: El anuncio de la Cruz. Jesús camina por Galilea, pero no quiere que la gente se entere, pues está ocupado con la formación de los discípulos y conversa con ellos sobre la Cruz. Dice que, conforme a la profecía de Isaías (Is 53,1-10), el Hijo de Hombre debía ser entregado y condenado a muerte. Esto indica que Jesús se dejaba orientar por la Biblia, tanto en la realización de su propia misión, como en la formación dada a los discípulos. El sacaba su enseñanza de las profecías. Como en el primer anuncio (Mc 8,32), los discípulos lo escuchaban, pero no entendían la palabra sobre la cruz. Pero tampoco piden aclaraciones. ¡Tienen medio de dejar trasparentar su ignorancia!

• Marcos 9,33-34: La mentalidad de competición. Al llegar a casa, Jesús pregunta: “¿De qué discutíais por el camino?” Ellos no responden. Es el silencio de quien se siente culpable, “pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor”. Jesús es buen pedagogo. No interviene inmediatamente. Sabe esperar el momento para luchar contra la influencia de la ideología en sus formandos. La mentalidad de competición y de prestigio, que caracterizaba la sociedad del Imperio Romano, se infiltraba ya en la pequeña comunidad que ¡estaba a punto de empezar! ¡Aquí aparece el contraste, la incoherencia: mientras Jesús se preocupa de ser Mesías Servo, ellos sólo piensan en ser el mayor! Jesús trata de bajar. ¡Y ellos quieren subir!

• Marcos 9,35-37: Servir, en vez de mandar. La respuesta de Jesús es un resumen del testimonio de vida que él mismo venía dando desde el comienzo: Si uno ser el primero, sea el último de todos, el siervo de todos. Pues el último no gana premio ni recompensa. Es un siervo inútil. (cf. Lc 17,10). El poder hay que usarlo no para subir y dominar, sino para bajar y servir. Este es el punto en que Jesús más insistía y del que más dio testimonio (cf. Mc 10,45; Mt 20,28; Jn 13,1-16). Enseguida, Jesús coloca a un crío en medio de ellos. Una persona que sólo piensa en subir y en dominar, no prestaría gran atención a los pequeños. ¡Pero Jesús lo invierte todo! Dice: El que recibe a uno de estos pequeños en mi nombre, a mí me recibe. Quien me recibe a mí, recibe a aquel que me ha enviado. El se identifica con los niños. Quien acoge a los pequeños en el nombre de Jesús, acoge a Dios mismo.

• No por el hecho de que una persona “siga a Jesús” ya es santa y renovada. En medio de los discípulos, cada vez de nuevo, la “levadura de Herodes y de los fariseos” (Mc 8,15) levantaba cabeza. En el episodio del evangelio de hoy, Jesús aparece como el maestro que forma a sus seguidores. "Seguir" era un término que formaba parte del sistema educativo de la época. Era usado para indicar la relación entre discípulo y maestro. La relación maestro-discípulo es diferente a la relación profesor-alumno. Los alumnos asisten a las explicaciones del profesor sobre una determinada materia. Los discípulos "siguen" al maestro y conviven con él, veinte y cuatro horas al día. Fue en esta "convivencia" de tres años con Jesús, que los discípulos y las discípulas recibieron su formación. El evangelio de mañana nos dará otro ejemplo muy concreto de cómo Jesús formaba a sus discípulos.

Para la reflexión personal

• Jesús quiere bajar y servir. Los discípulos quieren subir y dominar. ¿Yo? ¿Cuál es la motivación más profunda de mi “yo” desconocido? • Seguir a Jesús y estar con él, veinte cuatro horas al día, y dejar que su modo di vivir se vuelva mi modo de vivir y convivir. ¿Está ocurriendo esto en mí?

Oración final

Acepta con agrado mis palabras,
el susurro de mi corazón,
sin tregua ante ti, Yahvé,
Roca mía, mi redentor. (Sal 19,15)

(fuente: ocarm.org)

lunes, 24 de febrero de 2014

"Todo es posible para el que cree"

Lunes de la séptima semana del tiempo ordinario

Epístola de Santiago 3,13-18.

El que se tenga por sabio y prudente, demuestre con su buena conducta que sus actos tienen la sencillez propia de la sabiduría. Pero si ustedes están dominados por la rivalidad y por el espíritu de discordia, no se vanagloríen ni falten a la verdad. Semejante sabiduría no desciende de lo alto sino que es terrena, sensual y demoníaca. Porque donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz.


Salmo 19(18),8.9.10.15.

La ley del Señor es perfecta,
es remedio para el alma,
toda declaración del Señor es cierta
y da al sencillo la sabiduría.

Las ordenanzas del Señor son rectas
y para el corazón son alegría.
Los mandamientos del Señor son claros
y son luz para los ojos.

El temor del Señor es un diamante,
que dura para siempre;
los juicios del Señor son verdad,
y todos por igual se verifican.

¡Ojalá te gusten las palabras de mi boca,
esta meditación a solas ante ti,
oh Señor, mi Roca y Redentor!


del Evangelio según San Marcos 9,14-29.

Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas. En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo. El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?". Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo. Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron". "Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo". Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al sueloCo y se revolcaba, echando espuma por la boca. Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió, y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos". "¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree". Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe". Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más". El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto". Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie. Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?". El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".


Comentario

En tres ocasiones nos presenta Marcos a Jesús en oración:

-para pedirle a Dios no caer en la tentación del éxito y del triunfo fácil;
-al terminar la jornada de Cafarnaún después de la multiplicación de panes y peces;
-en el Huerto de Getsemaní.

En cambio, nunca nos habla este evangelio de los Discípulos, en actitud de oración: posiblemente, sobre todo al principio, preferían el camino del éxito, poder y honor en vez de seguir el camino de servicio humilde del Maestro. Por eso se sentían incapaces de liberar a los seres humanos del espíritu mudo, que los esclavizaba.

En segundo lugar, la necesidad de la oración.

Necesaria es la oración para comprender que, sólo renunciando al mdo de vida mundano y burgués, se puede liberar a los oprimidos. Jesús da estos pasos:

-Por orden de Jesús, el niñoes liberado del espíritu inmundo.
-El espíritu sale del niño, pero le deja medio muerto.
-Jesús lo toma de la mano, lolevanta y el niño se pone en pie.

Muchos de nuestros cristianos se tienen por ejemplares, cuando dicen: "Yo ni robo ni mato." No descubren que, para seguir a Jesús:

-no basta no hacer el mal;
-es necesario tener fe, e.d. llenarse por la misericordia de Dios de la fuerza del amor y ponerse de pie.

Sólo así podremos seguir a Jesús. De ahí que nos describa el Evangelio el cambio que consigue Jesús en el padre del niño: lo cura de su falta de verdadera fe, que le impide conocer, aceptar y seguir a Jesús. Por eso, Jesús: -discute con todos y los llama "generación incrédula";

-dice al padre del niño que "todo es posible al que cree";
-explica a sus discípulos su impotencia para curar por falta de oración.

Descubramos hoy la necesidad de la fe para todo el que quiera vivir fielmente el compromiso del Reino de Dios, como lo vivió Jesús.

escrito por Padre Juan José Palomino del Alamo 
(fuente: www.homiletica.org)

domingo, 23 de febrero de 2014

"Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores"

Séptimo Domingo del tiempo ordinario


Libro del Levítico 19,1-2.17-18.

El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo. No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él. No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.


Salmo 103(102),1-2.3-4.8.10.12-13.

Bendice al Señor, alma mía,
alabe todo mi ser su santo Nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides ninguno de sus beneficios.

El perdona todas tus ofensas
y te cura de todas tus dolencias.
El rescata tu vida de la tumba,
te corona de amor y de ternura.

El Señor es ternura y compasión,
lento a la cólera y lleno de amor;
No nos trata según nuestros pecados
ni nos paga según nuestras ofensas.

Como el oriente está lejos del occidente
así aleja de nosotros nuestras culpas.
Como la ternura de un padre con sus hijos
es la ternura del Señor con los que le temen.


Carta I de San Pablo a los Corintios 3,16-23.

¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo. ¡Que nadie se engañe! Si alguno de ustedes se tiene por sabio en este mundo, que se haga insensato para ser realmente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es locura delante de Dios. En efecto, dice la Escritura: El sorprende a los sabios en su propia astucia, y además: El Señor conoce los razonamientos de los sabios y sabe que son vanos. En consecuencia, que nadie se gloríe en los hombres, porque todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo o Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de ustedes, pero ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.


del Evangelio según San Mateo 5, 38-48.

Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.


Comentario

“Yo os digo: no devolváis mal por mal”

Dice el Señor: "Amad a vuestros enemigos", [haced el bien a los que os odian, y orad por los que os persiguen y calumnian] (Mt 5,44). En efecto, ama de verdad a su enemigo aquel que no se duele de la injuria que le hace, sino que, por amor de Dios, se consume por el pecado del alma de su enemigo. Y muéstrele su amor con obras.

Hay muchos que, cuando pecan o reciben una injuria, con frecuencia acusan al enemigo o al prójimo. Pero no es así, porque cada uno tiene en su poder al enemigo, es decir, al cuerpo, por medio del cual peca. Por eso, bienaventurado aquel siervo(Mt 24,46) que tiene siempre cautivo a tal enemigo entregado en su poder, y se guarda sabiamente de él; porque, mientras haga esto, ningún otro enemigo, visible o invisible, podrá dañarle.

escrito por San Francisco de Asís (fuente: www.evangeliodeldia.org)

sábado, 22 de febrero de 2014

Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo"

Fiesta de la cátedra del apóstol San Pedro


Epístola I de San Pedro 5,1-4.

Exhorto a los presbíteros que están entre ustedes, siendo yo presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo y copartícipe de la gloria que va a ser revelada. Apacienten el Rebaño de Dios, que les ha sido confiado; velen por él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés mezquino, sino con abnegación; no pretendiendo dominar a los que les han sido encomendados, sino siendo de corazón ejemplo para el Rebaño. Y cuando llegue el Jefe de los pastores, recibirán la corona imperecedera de gloria.


Salmo 23(22),1-3a.3b-4.5.6.

El Señor es mi pastor: nada me falta;
en verdes pastos él me hace reposar.
A las aguas de descanso me conduce,
y reconforta mi alma.
Por el camino del bueno me dirige,
por amor de su nombre.

Aunque pase por quebradas oscuras,
no temo ningún mal,
porque tú estás conmigo
con tu vara y tu bastón,
y al verlas voy sin miedo.
La mesa has preparado para mí
frente a mis adversarios,
con aceites perfumas mi cabeza
y rellenas mi copa.

Irán conmigo la dicha y tu favor
mientras dure mi vida,
mi mansión será la casa del Señor
por largos, largos días.


del Evangelio según San Mateo 16,13-19.

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas". "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?". Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".


Reflexión

Hoy celebramos con toda la Iglesia esta fiesta de la cátedra de San Pedro. Hoy estamos llamados a contemplar, a mirar esta figura docente de la Iglesia, la Iglesia que nos enseña el camino de Jesús a través de la figura de Pedro y de su sucesor, el Papa.

Que interesante que en el Evangelio se nos cuenta la profesión de fe de Pedro, ante la pregunta de "¿Qué dice la gente que soy yo de Jesús?" Y ante el "¿Qué dicen ustedes que soy yo?" Pedro sale temperamental como siempre, pero lleno del espíritu a decir, tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.

Nos detenemos un poquito aquí, esta es una pregunta fundamental, en esta pregunta podemos decir que se juega nuestra vida, que en esta pregunta se juega nuestra felicidad. ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Quién soy yo para Él? ¿Quién soy yo? ¿Quién es Jesús para vos? ¿Quién sos vos para Él? ¿Quién sos vos?

Y nos enseña la Iglesia que el misterio de tu vida, todo lo que te pasa, todo lo que vas viviendo como joven, que viviste como niño y que vas a vivir toda tu vida, se resuelve, se descifra en el misterio de Jesús. Toda tu vida se resuelve en la vida de Jesús. Jesús nos da la clave para entender lo que nos pasa a nosotros. Que importante es entonces que hoy te hagas esta pregunta ¿Quién es Jesús para vos?

Y lo otro es, invitarte a que podamos confiar en la Iglesia como nuestra maestra en la figura del Papa, el sucesor de Pedro, la que nos va enseñando como madre, como maestra en el camino de la felicidad. Y también invitar a todos los adultos educadores, papás y mamás que escuchan esta reflexión a que de verdad seamos maestros de nuestros jóvenes, no con nuestras palabras, sino con nuestras obras; quizás nuestro mundo hoy está huérfano de ejemplos, huérfano de personas que con su vida muestren un camino válido para nuestros jóvenes, que lo están buscando.

Entonces ojalá que esta fiesta de la cátedra de Pedro, nos ayude a amar a la Iglesia como madre y maestra, y nos ayude a nosotros a mirar nuestra vida desde la clave de la vida de Jesús.

Que tengas una bendecido fin de semana.

escrito por P. Gutavo Gatto 
(fuente: www.oleadajoven.org)

viernes, 21 de febrero de 2014

"El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga"

Viernes de la sexta semana del tiempo ordinario


Epístola de Santiago 2,14-24.26.

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso esa fe puede salvarlo? ¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: "Vayan en paz, caliéntense y coman", y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta. Sin embargo, alguien puede objetar: "Uno tiene la fe y otro, las obras". A ese habría que responderle: "Muéstrame, si puedes, tu fe sin las obras. Yo, en cambio, por medio de las obras, te demostraré mi fe" ¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. Los demonios también creen, y sin embargo, tiemblan. ¿Quieres convencerte, hombre insensato, de que la fe sin obras es estéril? ¿Acaso nuestro padre Abraham no fue justificado por las obras, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿Ves como la fe no estaba separada de las obras, y por las obras alcanzó su perfección? Así se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justificación, y fue llamado amigo de Dios. Como ven, el hombre no es justificado sólo por la fe, sino también por las obras. De la misma manera que un cuerpo sin alma está muerto, así está muerta la fe sin las obras.


Salmo 112(111),1-2.3-4.5-6.

¡Aleluya!
¡Feliz el hombre que teme al Señor
y valora mucho sus mandamientos!
Su semilla será pujante en el país,
los retoños del hombre bueno serán benditos.

Habrá en su casa bienes y riquezas,
y su honradez, que durará para siempre.
Brilla como luz en las tinieblas
para los de recto corazón;
él comprende, es clemente y justo.

Le va bien al compasivo y que presta,
y lleva sus negocios en conciencia,
pues nada logrará perturbarlo:
el recuerdo del justo será eterno.


del Evangelio según San Marcos 8,34-38.9,1.

Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles". Y les decía: "Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder".


Comentario

1º. Jesús, hoy me hablas de una condición necesaria para seguirte: «Si alguno quiere venir en pos de mí niéguese a sí mismo».

¿Qué es negarme a mí mismo?; ¿negarme qué? La respuesta es clara: negar todo aquello que signifique buscar mi comodidad, mi gusto, mi afirmación por encima de todo.

Esto no significa pasarlo mal. Significa que, en todo, voy buscando tu voluntad: descanso porque lo necesito para rendir más; me lo paso bien haciéndolo pasar bien a los demás; busco el prestigio profesional para ponerte a Ti como ejemplo; etc.

Negarse, perder la vida, parecen términos negativos. Parece que es fastidiarse continuamente, fiado en que, al final, obtendré el Cielo. Pero no es así.

Negarme a mí es afirmar que Tú eres Dios, que Tú sabes mejor que yo lo que me hace feliz. Negarme es el camino de la verdadera alegría.

Pero hay que probarlo de verdad: es decir; he de intentar que mi regla de conducta sea: Señor, ¿Tú lo quieres? Entonces yo también lo quiero.

Negarme a mí mismo es aprender a contar con los demás: con las necesidades de los demás, con lo que le gusta a los demás; es desaparecer de todo lo que sea recibir honores y enhorabuenas; es servir silenciosamente a los que me rodean.

La vida ordinaria ofrece muchas ocasiones de renunciar a uno mismo y tomar con alegría la cruz: el dolor de cabeza o de muelas; las extravagancias del marido o de la mujer; el quebrarse un brazo; aquel desprecio o gesto; el perderse los guantes, la sortija o el pañuelo; aquella tal cual incomodidad de recogerse temprano y madrugar para la oración o para ir a comulgar; aquella vergüenza que causa hacer en público ciertos actos de devoción; en suma, todas estas pequeñas molestias, sufridas y abrazadas con amor, son agradabilísimas a la divina Bondad, que por solo un vaso de agua ha prometido a sus fieles el mar inagotable de una bienaventuranza cumplida.

Y como estas ocasiones se encuentran a cada instante, si se aprovechan son excelente medio de atesorar muchas riquezas espirituales.

2º. «No quieras ser como aquella veleta dorada del gran edificio: por mucho que brille y por alta que esté, no importa para la solidez de la obra.

Ojalá seas como un viejo sillar oculto en los cimientos, bajo tierra, donde nadie te vea: por ti no se derrumbará la casa» (Camino.-590). Jesús, a veces busco aparentar, que los demás me vean: que vean lo listo que soy, que me salen bien las cosas; que cuenten conmigo, que hablen de mí. Y si algo falla, entonces me derrumbo.

No quieras ser como aquella veleta dorada… siempre girando por el viento sople. Jesús no quiero «ganar el mundo» sino servir. Y servir para cosas grandes: servirte a Ti, que eres mi Dios y servir a los demás. Sé que para eso he de negarme a mí mismo, a mi soberbia, a mis debilidades, y coger muchas veces la Cruz. Y ser ese viejo sillar oculto en los cimientos, bajo tierra, donde nadie me ve.

Gracias a esa labor silenciosa pero eficaz, llenaré el ambiente que me rodea de serenidad y de alegría. «El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará». Jesús, si entierro mi vida bajo tierra, si busco sólo tu gloria y no la mía, entonces viviré.

Viviré una vida dichosísima aquí en la tierra, con una alegría que nadie me podrá arrebatar; y después, no te avergonzarás de mí cuando te pida entrar «en la gloria de tu Padre, acompañado de tus santos ángeles».

Porque el Cielo está reservado para aquellos que han aprendido a amar, a darse y a ser felices en la tierra.

escrito por Pablo Cardona (fuente: www.encuentra.com)

jueves, 20 de febrero de 2014

"Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"

Jueves de la sexta semana del tiempo ordinario


Epístola de Santiago 2,1-9.

Hermanos, ustedes que creen en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no hagan acepción de personas. Supongamos que cuando están reunidos, entra un hombre con un anillo de oro y vestido elegantemente, y al mismo tiempo, entra otro pobremente vestido. Si ustedes se fijan en el que está muy bien vestido y le dicen: "Siéntate aquí, en el lugar de honor", y al pobre le dicen: "Quédate allí, de pie", o bien: "Siéntate a mis pies", ¿no están haciendo acaso distinciones entre ustedes y actuando como jueces malintencionados? Escuchen, hermanos muy queridos: ¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino que ha prometido a los que lo aman? Y sin embargo, ¡ustedes desprecian al pobre! ¿No son acaso los ricos los que los oprimen a ustedes y los hacen comparecer ante los tribunales? ¿No son ellos los que blasfeman contra el Nombre tan hermoso que ha sido pronunciado sobre ustedes? Por lo tanto, si ustedes cumplen la Ley por excelencia que está en la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, proceden bien. Pero si hacen acepción de personas, cometen un pecado y son condenados por la Ley como transgresores.


Salmo 34(33),2-3.4-5.6-7.

Bendeciré al Señor en todo tiempo,
no cesará mi boca de alabarlo.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren.

Engrandezcan conmigo al Señor
y ensalcemos a una su nombre.
Busqué al Señor y me dio una respuesta
y me libró de todos mis temores.

Mírenlo a él y serán iluminados
y no tendrán más cara de frustrados.
Este pobre gritó y el Señor lo escuchó,
y lo salvó de todas sus angustias.


del Evangelio según San Marcos 8,27-33.

Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas". "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro respondió: "Tú eres el Mesías". Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".


Comentario

Oración introductoria

Señor, yo, como Pedro, creo que Tú eres el Hijo de Dios, que has venido para redimirme y para mostrarme el camino que debo seguir para llegar a Ti. Aumenta mi fe para que no desfallezca en el camino a pesar de las dificultades. Te ofrezco esta oración por aquellas personas que no tienen fe o teniéndola viven alejados de Ti por el pecado.

Petición: Señor, que te reconozca siempre como mi Dios y quiera vivir cerca de Ti.

Meditación del Papa Francisco

El Evangelio habla de la confesión de Pedro: "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo" una confesión que no viene de él, sino del Padre celestial. [...]

El papel, el servicio eclesial de Pedro tiene su fundamento en la confesión de fe en Jesús, el Hijo de Dios vivo, en virtud de una gracia donada de lo alto. En la segunda parte del Evangelio de hoy vemos el peligro de pensar de manera mundana. Cuando Jesús habla de su muerte y resurrección, del camino de Dios, que no se corresponde con el camino humano del poder, afloran en Pedro la carne y la sangre: "Se puso a increparlo: ¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Y Jesús tiene palabras duras con él:-Aléjate de mí, Satanás. Eres para mí piedra de tropiezo-". Cuando dejamos que prevalezcan nuestras ideas, nuestros sentimientos, la lógica del poder humano, y no nos dejamos instruir y guiar por la fe, por Dios, nos convertimos en piedras de tropiezo. La fe en Cristo es la luz de nuestra vida de cristianos y de ministros de la Iglesia. (S.S. Francisco, 29 de junio del 2013).

Reflexión

La respuesta a la pregunta de Cristo de quién es Él, no me puede dejar indiferente y es una pregunta que sólo yo puedo responder satisfactoriamente. La respuesta debe condicionar toda mi vida para que sea coherente. Esta respuesta sólo la puedo dar en la oración dialogando con Jesucristo. Una vez respondida, entonces puedo anunciar con convicción lo que Cristo significa para mí, que soy cristiano.

Propósito: Reflexionar a lo largo del día si Cristo es realmente mi Dios, o tengo otros dioses que me hacen feliz.

Diálogo con Cristo

Señor, que no sea sordo a tu voz. Gracias por el don de la fe. Pudiste haberme creado fuera de la fe en Ti, y sin embargo, por puro amor y no por mérito mío, me diste la gracia de ser cristiano. Haz que mi fe en Ti quiera difundirla entre los hombre con quienes me encuentre como un verdadero regalo que vale la pena compartir.

"No somos plenamente hijos de Dios, sino que hemos de llegar a serlo más y más mediante nuestra comunión cada vez más profunda con Cristo. Ser hijos equivale a seguir a Jesús" (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, Madrid 2007, p. 172)

(fuente: catholic.net)

miércoles, 19 de febrero de 2014

Jesús cura a un ciego

Miércoles de la sexta semana del tiempo ordinario


Epístola de Santiago 1,19-27.

Tengan bien presente, hermanos muy queridos, que debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar y para enojarnos. La ira del hombre nunca realiza la justicia de Dios. Dejen de lado, entonces, toda impureza y todo resto de maldad, y reciban con docilidad la Palabra sembrada en ustedes, que es capaz de salvarlos. Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos. El que oye la Palabra y no la practica, se parece a un hombre que se mira en el espejo, pero en seguida se va y se olvida de cómo es. En cambio, el que considera atentamente la Ley perfecta, que nos hace libres, y se aficiona a ella, no como un oyente distraído, sino como un verdadero cumplidor de la Ley, será feliz al practicarla. Si alguien cree que es un hombre religioso, pero no domina su lengua, se engaña a sí mismo y su religiosidad es vacía. La religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados, y en no contaminarse con el mundo.


Salmo 15(14),2-3.4.5.

El que es irreprochable y actúa con justicia,
el que dice la verdad de corazón y no forja calumnias;
el que no daña a su hermano ni al prójimo molesta con agravios;
el que menosprecia al criminal, pero honra a los que temen al Señor;

y si bien al jurar se perjudicó, no se retracta de lo que ha dicho;
el que no presta dinero a interés ni acepta sobornos para perjudicar al inocente.
Quien obra así jamás vacilará.


del Evangelio según San Marcos 8,22-26.

Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara. El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: "¿Ves algo?". El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: "Veo hombres, como si fueran árboles que caminan". Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo".


Comentario

Ya que el santo presbítero ha cantado las cosas divinas a propósito del salmo, nosotros nos ocuparemos del Evangelio, y lo que teníamos que decir con respecto al salmo, lo diremos en la parte del Evangelio.

Y vienen a Betsaida: y le llevan un ciego y le piden que lo toque 1. Llegan a Betsaida los apóstoles, a quienes el Señor había dicho: «¿Aún no comprendéis?» Pues la historia anterior contiene ya esto. Llegan a Betsaida, la aldea de Andrés y de Pedro, de Santiago y de Juan. Betsaida significa la casa de los cazadores, pues de esta casa fueron enviados a todo el mundo cazadores y pescadores 3.

Atended bien a lo que dice. La historia es manifiesta, la letra es patente: hemos de buscar el espíritu. Que viniera a Betsaida, que allí en algún lugar hubiera un ciego, que luego se marchara, ¿qué hay de grande en todo esto? Grande es ciertamente lo que hizo el Señor, mas si no se hace todos los días, lo que se hizo en otro tiempo, deja de ser grande para nosotros.

«Y vienen a Betsaida» Vienen los apóstoles a su propia casa, donde habían nacido. «Y le llevan un ciego».

Prestad mucha atención a esto, fijaos en lo que se nos dice. En la casa de los apóstoles hay un ciego, es decir, donde nacieron los apóstoles, allí está la ceguera. ¿Comprendéis lo que os digo? Este ciego es el pueblo judío, que estaba en casa de los apóstoles. «Y le llevan un ciego». Este es el ciego que en Jericó se sentaba junto al camino: no en el camino, sino junto al camino, esto es, no en la ley verdadera, sino en la ley de la letras. «Y le piden que lo toque». Aquel que estaba en Jericó, cuando oyó que pasaba Jesús, empezó a gritar, diciendo: «Hijo de David, ten piedad de mi», y los que pasaban le increpaban. Jesús, sin embargo, no lo increpa, pues no ha venido sino para las ovejas perdidas de la casa de Israel 5. Mandó que fuera llevado ante él. Aquél, oyendo que Jesús le llamaba, «se puso en pie—dice el Evangelio—, dejó sus vestidos y corrió hacia él»6. No pudo ir con sus viejos vestidos, desnudo corrió hacia el Señor. Era ciego, sucios tenía sus vestidos, rotos y destrozados. Corrió, por tanto, como ciego, y fue curado. Porque de este modo estaba en Jericó junto al camino aquel ciego, que fue curado. Este de ahora, sin embargo, es curado en Betsaida.

«Y le piden que lo toque». Los discípulos piden al Señor y Salvador que lo toque. Pues él, a causa de su ceguera, no conocía el camino y no podía caminar, para tocar a Cristo. Se lo piden, diciendo: tócalo y quedará sano. Y tomó la mano del ciego y lo sacó fuera de la aldea 7. Tomando su mano: porque aquella mano estaba llena de sangre, la tomó el señor y la purificó. Tomó su mano, mano de ciego, él que es camino y guía, y lo sacó fuera de la aldea.

¿Creéis que forzamos la Sagrada Escritura? Tal vez alguien diga para sus adentros: éste siempre busca alegorías y fuerza la Sagrada Escritura. Quien esto piense que me diga cuál es la razón de que Jesús entre en Betsaida y de que le sea presentado un ciego. No lo cura en la aldea, sino fuera de la aldea, lo que significa que no puede ser curado y ver en la ley, sino en el Evangelio. También hoy entra Jesús en Betsaida, esto es, en la sinagoga de los judíos: Jesús, es decir la palabra divina, entra en la sinagoga de los judíos, o sea, en las asambleas de los judíos. Pues bien, aquel ciego, mientras permanece en la sinagoga y en la letra (de la ley), no puede ser sanado, a no ser que sea sacado fuera. Lo sacó fuera de la aldea y poniéndole saliva en los ojos y habiéndole impuesto las manos... 8 La saliva de Cristo es medicina. Poniéndole saliva en los ojos y habiéndole impuesto las manos, le preguntó si veía algo. En la ciencia siempre hay progresos. No puede uno en una hora alcanzar la perfecta sabiduría, por capaz que sea. Nadie puede llegar a la perfecta ciencia, sino después de mucho tiempo y de un largo periodo de instrucción. Primero se quitan las manchas, se quita también la ceguera, y de este modo llega la luz. La saliva del Señor es la perfecta doctrina, la que, para enseñar perfectamente, procede de la boca del Señor. La saliva del Señor, por así decir, es ciencia que procede de la sustancia del Señor. Así como la palabra, que procede de la boca, es medicina, del mismo modo la saliva parece que sale como de algo de Dios, es decir, de su misma sustancia. Aquí, por tanto, lo que dice el Evangelio es esto: que el Señor, con una doctrina más secreta, lava el error de los ojos del ciego.

«Y poniéndole saliva en sus ojos, y habiéndole impuesto las manos». La saliva cura los ojos, al tiempo que las manos son puestas sobre la cabeza: la saliva aleja la ceguera, las manos confieren la bendición.

Y le preguntó si veía algo. Sabía el Señor qué veía y qué no veía el ciego, sin embargo, preguntó si veía algo.

Cuando le pregunta esto, sabe qué es lo que aún no veía perfectamente. Y levantando los ojos, dice... 9. Hermosamente escribió el evangelista: levantando los ojos: el que, mientras era ciego, miraba hacia abajo, miró hacia arriba y fue sanado.

Levantando los ojos, dice: veo los hombres como árboles que caminan 10. Ni está ciego, ni tiene los ojos en perfecto estado. «Veo los hombres como árboles, que caminan». Lo que equivale a decir: hasta ahora veo sólo la sombra, no veo aún la realidad. Al decir «Veo los hombres como árboles, que caminan», quiere decir esto: veo algo más en la ley, mas aun no veo la luz clara del Evangelio. También hoy los judíos ven los hombres como árboles, que caminan: ven a Moisés y no lo ven, leen a Isaías y no lo entienden. Ven los hombres. Un hombre es, en efecto, Isaías. Jeremías y todos los profetas son también hombres en comparación con los jumentos. «El hombre no ha comprendido su dignidad: se ha asemejado a los animales irracionales y se ha hecho semejante a ellos» 11. Por ello, a los profetas racionales no los ven como hombres, sino como árboles, es decir, como irracionales y sin inteligencia.

Luego le impuso de nuevo las manos sobre sus ojos 12. Tú que crees que fuerzo la Escritura, tú que dices: violentas el texto, ¿tiene esto tan sólo un sentido literal?, ¿no hay acaso nada intrínseco? Tiene las manos puestas sobre los ojos del ciego y le pregunta si ve algo. Y paso de nuevo las manos sobre los ojos del ciego y comenzó a ver 13. Ved lo que dice. «Puso las manos sobre sus ojos y comenzó a ver». Con las fuerzas naturales, aun cuando tuviera vista, no hubiera podido ver con las manos puestas sobre sus ojos. Pero la mano del Señor es más clara que todos los ojos. «Y le puso las manos sobre sus ojos y comenzó a ver».

Y fue curado, de modo que veía con claridad todas las cosas 14. Es decir, veía todas las cosas que vemos nosotros: veía los misterios de la Trinidad, veía todos los misterios que hay en el Evangelio. «De modo que veía con claridad». Nunca hubiera dicho esto el evangelista, si no hubiera habido quienes veían, pero no con claridad. De este modo, como dice el evangelista, con claridad, es también como vemos nosotros ahora, pues creemos en Cristo, que es la verdadera luz. Ahora bien, entre unos videntes y otros hay una gran diferencia. Según la fe de cada creyente es Jesús grande o pequeño. Si soy pecador y hago penitencia, toco sus pies; si soy santo, lavo su cabeza.

Y lo mandó a su casa, diciendo: «Vete a tu casa, no entres en la aldea y no se lo digas a nadie» 15. Fijaos atentamente. Este ciego estaba en Betsaida y fue sacado fuera. Allí fue curado no en Betsaida, sino fuera de Betsaida. Y, porque fue curado, se le dice: vuelve a tu casa, pero no vayas a la aldea. De Betsaida es sacado: allí es encontrado. Y ¿cómo es que no está en Betsaida su casa? Fijaos en lo que dice el Evangelio. Si lo interpretamos en sentido literal, no puede en absoluto sostenerse. Pues si este ciego es encontrado en Betsaida y sacado fuera de Betsaida, donde es curado, y se le dice: «Vuelve a tu casa», ciertamente se le dice: «Vuelve a Betsaida». Mas si vuelve a Betsaida, ¿cómo se le dice: no entres en la aldea? Veréis, por tanto, que la interpretación del texto debe ser espiritual.

El ciego es sacado de la casa de los judíos, de la aldea de los judíos, de la ley de los judíos, de la letra de los judíos, de las tradiciones de los judíos. El que no había podido ser sanado en la ley, es sanado en la gracia del Evangelio, y se le dice: vuelve a tu casa, no a esta casa, que piensas, de donde saliste, sino a la casa de donde fue también Abraham. Ya que Abraham es el padre de los creyentes. «Abraham vio mi día y se alegró» 16. Vuelve a tu casa, esto es, a la Iglesia. «Mientras vengo—dice San Pablo—para que sepas cómo debes gobernar la Iglesia, que es la casa de Dios» 17.

Verás, por tanto, que la casa de Dios es la Iglesia. Por ello se le dice al ciego: ve a tu casa, es decir, a la casa de la fe, es decir, a la Iglesia, y no vuelvas a la aldea de los judíos.

1 Mc 8, 22.
2 Mc 8, 21.
3 Cf. Jerón., In Ez. 28, 20.
4 Mc 10, 47.
5 Mt 15, 34.
6 Mc 10, 50.
7 Mc 8. 23.
8 Ibid. Jesús efectúa la curación, realizando un verdadero milagro, pero siguiendo el uso de los hebreos: los antiguos, particularmente, consideraban la saliva como un remedio para las enfermedades de los ojos.
9 Mc 8 24.
10 Ibid.
11 Sal 48, 13.
12 Mc 8, 25.
13 Ibid.
14 Ibid.
15 Mc 8, 26.
16 Jn 8. 56.
17 1 Tim 3, 15.

(fuente: www.mercaba.org)

martes, 18 de febrero de 2014

"¿Todavía no comprenden?"

Martes de la sexta semana del tiempo ordinario

Epístola de Santiago 1,12-18.

Feliz el hombre que soporta la prueba, porque después de haberla superado, recibirá la corona de Vida que el Señor prometió a los que lo aman. Nadie, al ser tentado, diga que Dios lo tienta: Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie, sino que cada uno es tentado por sus malos deseos, que lo atraen y lo seducen. De ellos nace el pecado, y este, una vez cometido, engendra la muerte. No se engañen, queridos hermanos. Todo lo que es bueno y perfecto es un don de lo alto y desciende del Padre de los astros luminosos, en quien no hay cambio ni sombra de declinación. El ha querido engendrarnos por su Palabra de verdad, para que seamos como las primicias de su creación.


Salmo 94(93),12-13a.14-15.18-19.

¡Feliz el hombre que corriges, Señor,
y al que tú enseñas tu Ley!
Le das calma en los días de desgracia,
mientras cavan la tumba del malvado.

Pues el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona a los suyos.
Retornará el poder al que es Justo
y con él, a los de recto corazón.

Apenas dije: «¡Vacilan mis pies!»
tu bondad, Señor, me reafirmó.
Cuando las preocupaciones me asediaban,
tus consuelos me alegraban el alma.


del Evangelio según San Marcos 8,14-21.

Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les hacía esta recomendación: "Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes". Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan. Jesús se dio cuenta y les dijo: "¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?". Ellos le respondieron: "Doce". "Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?". Ellos le respondieron: "Siete". Entonces Jesús les dijo: "¿Todavía no comprenden?".


Comentario

La fe dicen los teólogos que es un hábito del alma cierto y oscuro. Y la razón de ser hábito oscuro es porque hace creer verdades reveladas por el mismo Dios, las cuales son sobre toda luz natural y exceden todo humano entendimiento sin alguna proporción. De aquí es que, para el alma, esta excesiva luz que se le da de fe le es oscura tiniebla, porque lo más priva (y vence) lo menos, así como la luz del sol priva otras cualesquiera luces, de manera que no parezcan luces cuando ella luce, y vence nuestra potencia visiva, de manera que antes la ciega y priva de la vista que se le da, por cuanto su luz es muy desproporcionada y excesiva a la potencia visiva. Así, la luz de la fe, por su grande exceso, oprime y vence la del entendimiento...

Por otro ejemplo... Si a uno que nació ciego, el cual nunca vio color alguno, le estuviesen diciendo cómo es el color blanco o el amarillo, aunque más le dijesen, no entendería más así que así, porque nunca vio los tales colores ni sus semejanzas, para poder juzgar de ellos; solamente se le quedaría el nombre de ellos, porque aquello púdolo percibir con el oído; mas la forma y figura no, porque nunca la vio.... De esta manera es la fe para con el alma, que nos dice cosas que nunca vimos ni entendimos en sí ni en sus semejanzas, pues no la tienen. Y así, de ella no tenemos luz de ciencia natural, pues a ningún sentido es proporcionado lo que nos dice; pero sabémoslo por el oído, creyendo lo que nos enseña, sujetando y cegando nuestra luz natural. Porque, como dice San Pablo (Rm. 10, 17 ), «fides ex auditu», como si dijera: la fe no es ciencia que entra por ningún sentido, sino sólo es consentimiento del alma de lo que entra por el oído... Luego claro está que la fe es noche oscura para el alma, y de esta manera la da luz; y cuanto más la oscurece más luz la da de sí, porque cegando la (da) luz, según este dicho de Isaías (7,9).

escrito por San Juan de la Cruz (1542-1591), 
carmelita descalzo, doctor de la Iglesia 
(fuente: www.mscperu.org)

lunes, 17 de febrero de 2014

Jesús discute con los fariseos

Lunes de la sexta semana del tiempo ordinario


Epístola de Santiago 1,1-11.

Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus de la Dispersión.

Hermanos, alégrense profundamente cuando se vean sometidos a cualquier clase de pruebas, sabiendo que la fe, al ser probada, produce la paciencia. Y la paciencia debe ir acompañada de obras perfectas, a fin de que ustedes lleguen a la perfección y a la madurez, sin que les falte nada. Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que la pida a Dios, y la recibirá, porque él la da a todos generosamente, sin exigir nada en cambio.

Pero que pida con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar levantadas y agitadas por el viento. El que es así no espere recibir nada del Señor, ya que es un hombre interiormente dividido e inconstante en su manera de proceder.

Que el hermano de condición humilde se gloríe cuando es exaltado, y el rico se alegre cuando es humillado, porque pasará como una flor del campo: apenas sale el sol y calienta con fuerza, la hierba se seca, su flor se marchita y desaparece su hermosura. Lo mismo sucederá con el rico en sus empresas.


Salmo 119(118),67.68.71.72.75.76.

Antes de ser humillado me había alejado, pero ahora yo observo tu palabra. Tú que eres bueno y bienhechor, enséñame tus preceptos.

Fue bueno para mí que me humillaras, para que así aprendiera tus preceptos. La ley de tu boca vale más para mí que millones de oro y plata.

Sé, Señor, que tus juicios son justos y que con razón me has afligido. Que tu gracia me asista y me consuele, conforme a tu palabra dada a tu siervo.


del Evangelio según San Marcos 8,11-13.

Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Jesús, suspirando profundamente, dijo: "¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo". Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.


Comentario

«Salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo para tentarle. Suspirando desde lo más íntimo, dijo: ¿Por qué esta generación pide una señal? En verdad os digo que a esta generación no se le dará señal alguna. Y dejándolos, subió de nuevo a la barca y se fue a la otra orilla.» (Marcos 8, 11-13)

1º. Jesús, te piden una señal que demuestre que eres Dios.

Necesitan ver milagros. ¿No han visto ya suficientes?

«A esta generación no se le dará señal alguna.» No te refieres a todos los hombres de esa generación, sino a aquellos fariseos que interpretan todo torcidamente.

Prefieren pensar que haces milagros por el poder del demonio que por el poder divino, y así es imposible que lleguen a creer. «Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado. Invitan a creer en Jesús. Concede lo que le piden a los que acuden a él con fe. Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Aquel que hace las obras de su Padre: éstas testimonian que él es Hijo de Dios. Pero también pueden ser «ocasión de escándalo». No pretenden satisfacer la curiosidad ni los deseos mágicos. A pesar de evidentes milagros, Jesús es rechazado por algunos; incluso se le acusa de obrar movido por los demonios» (C. I. C.-548).

A veces yo también te exijo milagros: pequeñas o grandes peticiones que pienso que me merezco.

Desde que apruebe un examen hasta que se cure un familiar enfermo; desde que no pierda el tren hasta que encuentre trabajo.

Tú quieres que te pida todas las cosas que necesito, pero no que te las exija como señal de tu divinidad.

Como en el Padrenuestro, quieres que todas mis peticiones vayan seguidas por un: «hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo» (Mateo 6,10).

Jesús, que sepa pedir con esa fe en Ti, sabiendo que me vas a conceder, para mí y para aquellos que amo, lo mejor.

Aunque rompa con los planes que me había trazado, aunque me haga sufrir, aunque limite aparentemente m

is posibilidades, Jesús, yo te pido lo que creo que me hace falta, y acepto gustosamente todo lo que me concedes o no me concedes. 2º. «No necesito milagros: me sobra con los que hay en la Escritura. En cambio, me hace falta tu cumplimiento del deber, tu correspondencia a la gracia» (Camino.-362).

Jesús, le dices al apóstol Tomás: «Porque me has visto has creído; bienaventurados los que sin haber visto han creído» (Juan 20,29).

Tú hiciste milagros para mostrar a los primeros que eras el Mesías.

No era tan sencillo creer que un hombre podía ser, al mismo tiempo, Dios.

Por eso, a los primeros, les diste pruebas extraordinarias de tu divinidad.

Pero, también por eso, les exigiste pruebas extraordinarias de amor, hasta llegar al martirio.

Tras el testimonio de los primeros apóstoles, la fe ya no necesita de más milagros, sino de la fidelidad de los cristianos en cada generación.

Por eso, no necesito milagros: me sobra con los que hay en la Escritura.

Jesús, tras tu muerte en la Cruz, tengo todos los medios necesarios para reconocerte.

Por eso no me hace falta ver más milagros.

En cambio, -me recuerdas- me hace falta tu cumplimiento del deber, tu correspondencia a la gracia.

Jesús, te hace falta mi fidelidad: que sea fiel en el cumplimiento de mis deberes ordinarios, que tenga el corazón limpio y atento a esas gracias innumerables que me concedes.

Jesús, en la oración me doy cuenta de que tengo que ser más generoso contigo: en mi plan de vida, en mi dedicación al servicio de los demás, en buscar planes que diviertan o mejoren a los que están a mi alrededor, sin ir a la mía.

Ayúdame a corresponder con fidelidad a esas gracias; ayúdame a responder con generosidad a esas inspiraciones que me comunicas en la oración, o a esos consejos de la dirección espiritual.

De esta manera -y no esperando milagros que no tienes por qué hacer- mi fe se irá fortaleciendo, hasta hacerse inamovible.

Tomada de “Una cita con Dios”
 de Pablo Cardona. 
Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona. 
(fuente: almudi.org)

domingo, 16 de febrero de 2014

No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas, sino a dar cumplimiento

Sexto Domingo del tiempo ordinario


Libro de Eclesiástico 15,15-20.

Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que le agrada. El puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano. Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera. Porque grande es la sabiduría del Señor, él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas. Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen y él conoce todas las obras del hombre. A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar.


Salmo 119(118),1-2.4-5.17-18.33-34.

Dichosos los que sin yerro andan el camino
y caminan según la Ley del Señor.
Dichosos los que observan sus testimonios
y lo buscan de todo corazón,

Tú eres quien promulgó tus ordenanzas
para que las observen totalmente.
Ojalá sea firme mi conducta en cumplir tus preceptos.
Sé bueno con tu servidor y viviré,
pues yo quisiera guardar tu palabra.

Abre mis ojos para que yo vea las maravillas de tu Ley.
Señor, enséñame el camino de tus preceptos,
que los quiero seguir hasta el final.
Dame inteligencia para guardar tu Ley,
y que la observe de todo corazón.


Carta I de San Pablo a los Corintios 2,6-10.

Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción.

Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo; aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria.

Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman. Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios.


del Evangelio según San Mateo 5,17-37.

No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.

Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.

También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.

Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey.

No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan 'sí', que sea sí, y cuando digan 'no', que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.


Lectio Divina

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Tú que nos das ejemplo y has dicho que no has venido a abolir la Ley sino a darle plenitud, te pedimos que nos envíes tu Santo Espíritu para que nos ilumine y guíe en el conocimiento de tu Palabra, y así podamos ser más sensibles a los problemas de nuestra sociedad, y podamos hacer un mundo más agradable a tus ojos. Todo esto te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

¿Qué dice el texto?

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.

Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. También han oído que se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.

También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio. Pero yo les digo que el que se divorcia, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio, y el que se casa con una divorciada comete adulterio. Han oído que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es donde Él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga de más, viene del maligno". Palabra del Señor.

Pistas de reflexión

Contexto bíblico

El contexto son las seis antítesis contenidas en el sermón de la montaña. Todo el conjunto está encabezado por la afirmación de que la justicia cristiana debe superar a la de los escribas y fariseos para entrar en el Reino de los Cielos. Se las llama antítesis porque todas comienzan con la expresión: se les dijo pero yo les digo. En ellas aparece Jesús como el último revelador de la voluntad del Padre y se presenta la nueva forma de vida como una superación de lo antiguo. Vino a cumplir no a abolir. Estas antítesis, recogidas de modo muy breve por san Mateo en este sermón, constituyen seis discusiones entre Jesús y los rabinos de su tiempo en las que se planteaban problemas vitales para la vida de los discípulos.

Mateo, que escribe, sobre todo, para los judíos convertidos al cristianismo, va contrastando la nueva enseñanza de Jesús con la que enseñaba la Ley del Antiguo Testamento. Jesús nos enseña nuevos modos de vivir como discípulo suyos. Y les señala la diferencia entre la Ley antigua y la nueva propuesta de Jesús.

Texto bíblico

A. No piensen que he venido a abolir la Ley

San Mateo sale al paso de posibles polémicas entre los cristianos procedentes del judaísmo y entre los cristianos que se habían convertido del paganismo. Los judaizantes querían imponer a los paganos convertidos algunas prácticas del Antiguo Testamento. Entre ellas, la circuncisión. Jesús invita a generar una actitud, que sea mayor, es decir mejor que la de los escribas y fariseos. Si observamos el capítulo 23 percibimos algunos vicios y anomalías que deben superarse. Decir una cosa y hacer otra (v.3), actuar para ser vistos (v 4). Cualquier comportamiento, así sea el más escrupuloso cumplimiento de un mandamiento, carece de sentido sino va más allá de las actitudes señaladas en Mt 23. Es decir, la vida del discípulo no se reduce a vivir correctamente; hay preguntarse si se hacen con buenas intenciones y si el comportamiento posee consecuencias significativas para la exigencia para los demás miembros de la comunidad.

B. Ve a reconciliarte con tu hermano

Para enfatizar la actitud contra el hermano, no solo ataca la violencia que se refleja en el homicidio, sino en los sentimientos y acciones inmediatas que la originan. Nadie puede quitar la vida a otro, pues la vida la da Dios. Pero hay formas y modos más sutiles de “quitar la vida”, son: el odio, el resentimiento, el olvido, la injuria, el insulto, el desprecio. Todas estas actitudes y ofensas pueden causar heridas mortales en las personas. No se trata de evitar palabras ofensivas, hay que buscar la reconciliación. No importa si tu hermano se enoja con razón o sin razón, no se trata de hacer cálculos a ver a quien le toca la iniciativa. Se trata de optar por la reconciliación, incluso con una acción previa a la relación con Dios.

C. Todo el que mira con malos deseos

Jesús va a la interioridad del hombre, a la raíz del comportamiento. No basta con evitar el adulterio, es indispensable ir a la raíz: ver con respeto a toda mujer. Ante el mandamiento de no jurar Jesús pide que no se jure por nada, ni siquiera por uno mismo. La razón es sencilla “limítense a decir si cuando sea si, y no cuando sea no”. Buscar siempre la coherencia, por lo tanto ser sinceros, no caer en las medias tintas de la mentira, inclusive nuestra gente algunas veces utiliza las “mentiras piadosas”.

Preguntas para la lectura:

¿Qué le dijo Jesús a sus discípulos? ¿Al que quebrante los preceptos que le pasará? ¿Qué es lo que dice Jesús en relación a los hermanos? ¿Qué se dijo antes acerca del divorcio? ¿Qué dice acerca de los juramentos?

2. MEDITACIÓN: (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)

¿Cómo entiendo esta forma de vida, nueva que el Señor nos pide? ¿Me contento con cumplir lo mandado? ¿Me dejo conducir por la Palabra y gestos de Jesús?

3. ORACIÓN: ¿Qué le digo al Señor? ¿Qué le decimos?

Te damos gracias Señor por las personas que cumplen con fidelidad tus mandamientos y dan testimonio de ellos en sus comunidades, a pesar de las dificultades que encuentran a la hora de transmitir tu mensaje. Por eso te damos gracias Señor. Gracias Señor, gracias Señor.

Te pedimos perdón por las veces que hemos sido legalistas, que pensamos que cumplir la ley es imponer nuestras ideas y nuestra forma de ser. Por las veces que en lugar de acercar a las personas nos convertimos en obstáculos y no dejamos que el mensaje de salvación llegue a los demás. Por eso te pedimos perdón. Perdón Señor, perdón Señor.

4. CONTEMPLACIÓN:

A Jesús que te guía por el camino extraordinario, que te invita a superar el legalismo y la rutina, y que te anima a dejarte guiar por Él y por su Palabra. 5. ACCIÓN: ¿A qué me comprometo?

La intención general del apostolado de la oración del Papa para el mes febrero es: “Para que la sabiduría y la experiencia de las personas mayores sean reconocidas en la Iglesia y en la sociedad.”

Que no sea motivo de escándalo en mi hogar, en mi relación con las personas más cercanas, sino más bien sea medio de unidad y transmisor del mensaje del Señor.

Por la evangelización: “Para que los sacerdotes, religiosos y laicos colaboren generosamente en la misión de evangelización”.

Que en nuestras comunidades tratemos de tener caridad con cada uno de nuestros hermanos, principalmente con el que no sabe, y tratar de enseñarle con caridad y paciencia.

(fuente: www.diocesisdetexcoco.org)
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