Buscar este blog

martes, 30 de junio de 2015

¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!

Martes de la decimotercera semana del tiempo ordinario
(30/06/2015)

Libro de Génesis 19, 15-29. 

Al despuntar el alba, los ángeles instaron a Lot, diciéndole: "¡Vamos! Saca a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, para que no seas aniquilado cuando la ciudad reciba su castigo". Como él no salía de su asombro, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y lo sacaron de la ciudad para ponerlo fuera de peligro, porque el Señor tuvo compasión de él. Después que lo sacaron, uno de ellos dijo: "Huye, si quieres salvar la vida. No mires hacia atrás, ni te detengas en ningún lugar de la región baja. Escapa a las montañas, para no ser aniquilado". Lot respondió: "No, por favor, Señor mío. Tú has sido bondadoso con tu servidor y me has demostrado tu gran misericordia, salvándome la vida. Pero yo no podré huir a las montañas, sin que antes caigan sobre mí la destrucción y la muerte. Aquí cerca hay una ciudad - es una población insignificante - donde podré refugiarme. Deja que me quede en ella, ya que es tan pequeña, y así estaré a salvo". Entonces él le respondió: "Voy a complacerte una vez más: no destruiré la ciudad de la que hablas. Pero apúrate; refúgiate en ella, porque no podré hacer nada hasta que llegues allí". Por eso la ciudad recibió el nombre de Soar, que significa "pequeño poblado". Cuando el sol comenzó a brillar sobre la tierra, Lot entró en Soar. Entonces el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego que descendían del cielo. Así destruyó esas ciudades y toda la extensión de la región baja, junto con los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo. Y como la mujer de Lot miró hacia atrás, quedó convertida en una columna de sal. A la madrugada del día siguiente, Abraham regresó al lugar donde había estado en la presencia del Señor. Cuando dirigió su mirada hacia Sodoma, Gomorra y toda la extensión de la región baja, vio un humo que subía de la tierra, como el humo de un horno. Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la región baja, se acordó de Abraham, librando a Lot de la catástrofe con que arrasó las ciudades donde él había vivido.


Salmo 26(25), 2-3.9-10.11-12.

Examíname, Señor, y pruébame,
sondea hasta lo más íntimo de mi ser;
porque tu amor está siempre ante mis ojos,
y yo camino en tu verdad.

No me incluyas entre los pecadores
ni entre los hombres sanguinarios:
ellos tienen las manos llenas de infamia,
y su derecha está repleta de sobornos.

Yo, en cambio, procedo íntegramente:
líbrame y concédeme tu gracia.
Mis pies están firmes sobre el camino llano,
y en la asamblea bendeciré al Señor.


del Evangelio según San Mateo 8, 23-27.

Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: "¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!". El les respondió: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?". Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".




LECTIO DIVINA


Oración inicial: Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor.

Reflexión

• Mateo escribe para las comunidades de judíos convertidos de los años 70 que se sentían como un barco perdido en el mar revuelto de la vida, sin mucha esperanza de poder alcanzar el puerto deseado. Jesús parece que duerme en el barco, porque ellos no veían ningún poder divino que los salvara de la persecución. Mateo recoge diversos episodios de la vida de Jesús para ayudar las comunidades a descubrir, en medio de la aparente ausencia, la acogedora y poderosa presencia de Jesús vencedor, que domina el mar (Mt 8,23-27), que vence y expulsa el poder del mal (Mt 9,28-34) y que tiene poder de perdonar los pecados (Mt 9,1-8). Con otras palabras, Mateo quiere comunicar la esperanza y sugerir que las comunidades no deben temer nada. Este es el motivo del relato de la tormenta calmada del evangelio de hoy.

• Mateo 8,23: El punto de partida: entrar en el barco. Mateo sigue el evangelio de Marcos, pero lo acorta y lo incluye en el nuevo esquema que él adoptó. En Marcos, el día fue pesado por el mucho trabajo. Una vez terminado el discurso de las parábolas (Mc 4,3-34), los discípulos llevan a Jesús al barco y, de tan cansado que está, Jesús se duerme encima de una travesera (Mc 4,38). El texto de Mateo es mucho más breve. Solamente dice que Jesús entra en el barco, y los discípulos lo acompañan. Jesús es el Maestro, los discípulos siguen al maestro.

• Mateo 8,24-25: La situación es desesperada: “! Estamos a punto de perecer!” El lago da Galilea está cerca de altas montañas. A veces, por los resquicios de las rocas, el viento sopla fuerte sobre el lago produciendo repentinas tormentas. Viento fuerte, mar agitado, barco lleno de agua. Los discípulos eran pescadores experimentados. Si ellos piensan que están a punto de hundirse, quiere decir que la situación es peligrosa. Pero Jesús no parece darse cuenta, y sigue durmiendo. Ellos gritan: “Señor, ¡sálvanos! Que estamos pereciendo". En Mateo, el sueño profundo de Jesús no es sólo señal de cansancio, es también expresión de confianza tranquila de Jesús en Dios. ¡El contraste entre la actitud de Jesús y de los discípulos es grande!

• Mateo 8,26: La reacción de Jesús: “¿Por qué tenéis miedo?” Jesús se despierta, no por las olas, sino por el grito desesperado de los discípulos. Se dirige a ellos y dice: “¿Por qué tenéis miedo? ¡Hombres de poca fe!” Luego, él se levanta, amenaza los vientos y el mar, y todo queda en calma. La impresión que se tiene es que no era necesario aplacar el mar, pues no había ningún peligro. Es como cuando uno llega a casa de un amigo, y el perro, al lado del dueño de la casa, empieza a ladrar al visitante. Pero no es necesario tener miedo, porque el dueño está presente y controla la situación. El episodio de la tormenta calmada evoca el éxodo, cuando la multitud, sin miedo, atravesó las aguas del mar (Ex 14,22). Jesús rehace el éxodo. Evoca al profeta Isaías, que decía al pueblo: “Cuando atravieses las aguas, ¡yo estaré contigo!” (Is 43,2). Por fin, el episodio de la tormenta calmada evoca la profecía anunciada en el Salmo 107:

Los que viajaron en barco por el mar,
para traficar por las aguas inmensas,
contemplaron las obras del Señor,
sus maravillas en el océano profundo.
Con su palabra desató un vendaval,
que encrespaba las olas del océano:
ellos subían hasta el cielo, bajaban al abismo,
se sentían desfallecer por el mareo,
se tambaleaban dando tumbos como ebrios,
y su pericia no les valía de nada.
Pero en la angustia invocaron al Señor,
y él los libró de sus tribulaciones:
cambió el huracán en una brisa suave
y se aplacaron las olas del mar;
entonces se alegraron de aquella calma,
y el Señor los condujo al puerto deseado.
(Sal 107,23-30)

• Mateo 8,27: El miedo de los discípulos: “¿Quién es este hombre?” Jesús preguntó: “¿Por qué tenéis miedo?” Los discípulos no saben qué responder. Admirados, se preguntan: “¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?” A pesar de haber vivido tanto tiempo con Jesús, no saben todavía quién es. ¡Jesús sigue siendo un extraño para ellos! ¿Quién es éste?

• ¿Quién es éste? ¿Quién es Jesús para nosotros, para mí? Esta debe ser la pregunta que nos lleva a continuar la lectura del Evangelio, todos los días, con el deseo de conocer más y más el significado y el alcance de la persona de Jesús para nuestra vida. De esta pregunta nace la Cristología. No nació de altas consideraciones teológicas, sino del deseo que los primeros cristianos tenían de encontrar siempre nuevos nombres y títulos para expresar lo que Jesús significaba para ellos. Son decenas y decenas los nombres, los títulos y los atributos, desde carpintero hasta hijo de Dios, que Jesús recibe: Mesías, Cristo, Señor, Hijo amado, Santo de Dios, Nazareno, Hijo del Hombre, Esposo, Hijo de Dios, Hijo del Dios altísimo, Hijo de María, carpintero, Profeta, Maestro, Hijo de David, Rabuni, Bendito el que viene en el nombre del Señor, Hijo, Pastor, Pan de vida, Resurrección, Luz del mundo, Camino, Verdad, Vida, Rey de los judíos, Rey de Israel, etc., etc. Cada nombre, cada imagen es un intento para expresar lo que Jesús significaba para ellos. Pero un nombre, por muy bonito que sea, nunca llega a revelar el misterio de una persona, mucho menos de la persona de Jesús. Jesús no cabe en ninguno de estos nombres, en ningún esquema, en ningún título. El es mayor que todo, supera todo. No puede ser enmarcado. El amor capta, la cabeza ¡no! Es a partir de la experiencia viva del amor, que los nombres, los títulos y las imágenes reciben su pleno sentido. Al final, ¿quién es Jesús para mí, para nosotros?

Para la reflexión personal

• ¿Cuál era el mar agitado en el tiempo de Jesús? ¿Cuál era el mar agitado en la época en que Mateo escribió su evangelio? ¿Cuál es hoy el mar agitado para nosotros? Alguna vez, ¿las aguas agitadas de la vida han amenazado con ahogarte? ¿Qué te salvó?
• ¿Quién es Jesús para mí? ¿Cuál es el nombre de Jesús que mejor expresa mi fe y mi amor?

Oración final

Una edad a otra encomiará tus obras,
pregonará tus hechos portentosos.
El esplendor, la gloria de tu majestad,
el relato de tus maravillas recitaré. (Sal 145,4-5)

(fuente: ocarm.org)

lunes, 29 de junio de 2015

Solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles

Solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles
(29/06/2015)

Libro de los Hechos de los Apóstoles 12, 1-11.

Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan, y al ver que esto agradaba a los judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de "los panes Acimos". Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él. La noche anterior al día en que Herodes pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre dos soldados, atado con dos cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión. De pronto, apareció el Angel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo. El Angel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: "¡Levántate rápido!". Entonces las cadenas se le cayeron de las manos. El Angel le dijo: "Tienes que ponerte el cinturón y las sandalias" y Pedro lo hizo. Después le dijo: "Cúbrete con el manto y sígueme". Pedro salió y lo seguía; no se daba cuenta de que era cierto lo que estaba sucediendo por intervención del Angel, sino que creía tener una visión. Pasaron así el primero y el segundo puesto de guardia, y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y anduvieron hasta el extremo de una calle, y en seguida el Angel se alejó de él. Pedro, volviendo en sí, dijo: "Ahora sé que realmente el Señor envió a su Angel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el pueblo judío".


Salmo 34(33), 2-3.4-5.6-7.8-9.

Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren.

Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores.

Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.

El Ángel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian!


Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 4, 6-8.17-18.

Querido hermano: Yo ya estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima: he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hayan aguardado con amor su Manifestación. Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león. El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial. ¡A él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén.


del Evangelio según San Mateo 16, 13-19.

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas". "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?". Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".




LECTIO DIVINA

Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Tí, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

Una clave de lectura:

El texto litúrgico de la fiesta de San Pedro y San Pablo está tomado del Evangelio de Mateo: 16,13-19. En el comentario que haremos incluimos también los versículos 20-23. Porque en el conjunto del texto, del versículo 13 al 23, Jesús volviéndose a Pedro por dos veces lo llama "piedra". Una vez piedra de fundamento (Mt 16,18) y otra vez piedra de escándalo. (Mt 16,23). Las dos afirmaciones se complementan mutuamente. Durante la lectura del texto sería bueno poner atención al modo de conducirse de Pedro y a las solemnes palabras, que Jesús le dirige en dos ocasiones.

b) Una división del texto para ayudar en la lectura:

13-14: Jesús quiere saber las opiniones del pueblo sobre su persona.
15-16: Jesús pregunta a los discípulos y Pedro confiesa: "¡Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios!"
17-20: Respuesta solemne de Jesús a Pedro (frase central de la fiesta de hoy).
21-22: Jesús pone en claro el significado de Mesías, pero Pedro reacciona y no lo acepta.
22-23: Respuesta solemne de Jesús a Pedro.

Un momento de silencio orante para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

Algunas preguntas para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Qué punto ha llamado más mi atención?
b) ¿Cuáles son las opiniones del pueblo sobre Jesús? ¿Qué piensan Pedro y los discípulos sobre Jesús?
c) ¿Quién es Jesús para mi? ¿Quién soy yo para Jesús?
d) Pedro es piedra de dos modos: ¿cuáles?
e) ¿Qué tipo de piedra es nuestra comunidad?
f) En el texto aparecen muchas opiniones sobre Jesús y varias maneras de presentarse la fe. Hoy también existen muchas opiniones diferentes sobre Jesús. ¿Qué opiniones son las conocidas por nuestra comunidad? ¿Qué misión resulta de todo esto para nosotros?

Una clave de lectura para profundizar en el tema.

i) El contexto:

En las partes narrativas de su Evangelio, Mateo acostumbra seguir el orden del Evangelio de Marcos. Tal vez él cita otra fuente conocida por él y por Lucas. Pocas veces presenta informaciones propias que aparezcan sólo en su Evangelio, como en el caso del evangelio de hoy. Este texto, con el diálogo entre Jesús y Pedro, recibe diversas interpretaciones, incluso hasta opuestas, en las iglesias cristianas. En la iglesia católica constituye el fundamento del primado de Pedro. Sin disminuir a propósito la importancia de este texto, conviene situarlo en el contexto del Evangelio de Mateo, en el cual, en otros textos las mismas cualidades conferidas a Pedro son atribuidas casi todas también a otras personas. No son una exclusiva de Pedro.

ii) Comentario del texto:

a) Mateo: 16,13-16: Las opiniones del pueblo y de los discípulos con respecto a Jesús.
Jesús quiere saber la opinión del pueblo sobre su persona. Las respuestas son muy variadas: Juan Bautista, Elías, Jeremías, uno de los profetas. Cuando Jesús pide la opinión a los mismos discípulos, Pedro en nombre de todos, dice: "¡Tú eres el Cristo el Hijo de Dios vivo!" Esta respuesta de Pedro no es nueva. Anteriormente, después de caminar sobre las aguas, ya los mismos discípulos habían hecho una confesión de fe semejante: "¡Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios!" (Mt 14, 33). Es el reconocimiento de que en Jesús se realizan las profecías del Antiguo Testamento. En el Evangelio de Juan la misma profesión de fe se hace por medio de Marta: "¡Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios que ha venido a este mundo!" (Jn 11,27).

b) Mateo: 16-17: La respuesta de Jesús a Pedro: ¡Dichoso tú, Pedro!
Jesús proclama "dichoso" a Pedro, porque ha recibido una revelación del Padre. Tampoco aquí es nueva la respuesta de Jesús. Anteriormente Jesús había hecho una idéntica proclamación de beatitud a los discípulos porque veían y oían cosas que ninguno antes había conocido (Mt 13,16), y había alabado al Padre porque había revelado el Hijo a los pequeños y no a los sabios (Mt 11,25). Pedro es uno de los pequeños a los que el Padre se revela. La percepción de la presencia de Dios en Jesús no "viene de la carne ni de la sangre", o sea, no es fruto de estudio, ni es mérito de ningún esfuerzo humano, sino que es un don que Dios concede a quien quiere.

c) Mateo: 16,18-20: Las calificaciones de Pedro: Ser piedra de fundamento y recibir en posesión las llaves del Reino.
1. Ser Piedra: Pedro debe ser la piedra, a saber, debe ser el fundamento firme para la Iglesia, de modo que pueda resistir contra los asaltos de las puertas del infierno. Con estas palabras de Jesús a Pedro, Mateo animaba a las comunidades de la Siria o de la Palestina, que sufrían y eran perseguidas y que veían en Pedro el jefe que las había sellado desde los orígines. A pesar de ser débiles y perseguidas, ellas tenían un fundamento sólido, garantizado por la palabra de Jesús. En aquel tiempo, las comunidades cultivaban una estrecha relación afectiva muy fuerte con los jefes que habían dado origen a la comunidad. Así las comunidades de la Siria y Palestina cultivaban su relación con la persona de Pedro. La de la Grecia con la persona de Pablo. Algunas comunidades de Asia con la persona del Discípulo amado y otras con la persona de Juan el del Apocalipsis. Una identificación con estos jefes de sus orígines les ayudaba a cultivar mejor la propia identidad y espiritualidad. Pero podía ser también motivo de conflicto, como en el caso de la comunidad de Corinto (1Cor 1,11-12). Ser piedra como fundamento de la fe evoca la palabra de Dios al pueblo en el destierro de Babilonia: "Oídme vosotros, los que seguís la justicia, los que buscáis a Yahvé. Considerad la roca de la que habéis sido tallados y la cantera de la que habéis sido sacados. Mirad a Abrahán, vuestro padre y a Sara que os dio a luz; porque sólo a él lo llamé yo, lo bendije y lo multipliqué." (Is 51,1-2). Aplicada a Pedro, esta cualidad de piedra-fundamento, indica un nuevo comienzo del pueblo de Dios.
2. Las llaves del Reino: Pedro recibe las llaves del Reino para atar y desatar, o sea, para reconciliar entre ellos y con Dios . El mismo poder de atar y desatar se les ha sido dado a las comunidades (Mt 18,8) y a los discípulos (Jn 20,23). Uno de los puntos en el que el Evangelio de Mateo insiste más, es el de la reconciliación y el perdón. (Mt 5,7.23-24.38-42.44-48; 6,14-15; 18,15-35). El hecho es que en los años 80 y 90, allá en la Siria existían muchas tensiones en las comunidades y divisiones en las familias por causa de la fe en Jesús. Algunos lo aceptaban como Mesías y otros no, y esto era fuente de muchos desavenencias y conflictos. Mateo insiste sobre la reconciliación. La reconciliación era y sigue siendo uno de los más importantes deberes de los coordinadores de las comunidades. Imitando a Pedro, deben atar y desatar, esto es, trabajar para que haya reconciliación, aceptación mutua, construcción de la verdadera fraternidad.
3. La Iglesia: La palabra Iglesia, en griego ekklesia, aparece 105 veces en el Nuevo Testamento, casi exclusivamente en las Actas de los Apóstoles y en las Cartas. Sólamente tres veces en los Evangelios, y sólo en Mateo. La palabra significa" asamblea convocada" o " asamblea elegida". Esta indica el pueblo que se reúne convocado por la Palabra de Dios, y trata de vivir el mensaje del Reino que Jesús nos ha traído. La Iglesia o la comunidad no es el Reino, sino un instrumento y una señal del Reino. El Reino es más grande. En la Iglesia, en la comunidad, debe o debería aparecer a los ojos de todos, lo que sucede cuando un grupo humano deja a Dios reinar y tomar posesión de su vida.

d) Mateo: 16,21-22: Jesús completa lo que falta en la respuesta de Pedro y éste reacciona y no acepta.
Pedro había confesado: "¡Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo!" Conforme a la ideología dominante del tiempo, él se imaginaba un Mesías glorioso. Jesús lo corrige: Es necesario que el Mesías sufra y sea muerto en Jerusalén". Diciendo "es necesario", Él indica que el sufrimiento ya estaba previsto en las profecías (Is 53, 2-8). Si los discípulos aceptan a Jesús como Mesías e Hijo de Dios, deben aceptarlo también como Mesías Siervo que va a morir. ¡No sólo el triunfo de la gloria, sino también el camino de la cruz! Pero Pedro no acepta la corrección de Jesús y trata de disuadirlo.

e) Mateo: 16-23: La respuesta de Jesús a Pedro: piedra de escándalo.
La respuesta de Jesús es sorprendente: "¡Retírate de mi, Satanás! Tú me sirves de escándalo, porque no sientes las cosas de Dios sino la de los hombres". Satanás es el que nos aparta del camino que Dios ha trazado para nosotros. Literalmente Jesús dice: "¡Colócate detrás de mi!" (Vada retro! En latín). Pedro quería tomar la guía e indicar la dirección del camino. Jesús dice: "¡Detrás de mí!" Quien señala la dirección y el ritmo no es Pedro, sino Jesús. El discípulo debe seguir al maestro. Debe vivir en conversión permanente. La palabra de Jesús era también un mensaje para todos aquéllos que guiaban la comunidad. Ellos deben "seguir" a Jesús y no pueden colocarse delante como Pedro quería hacer. Non son ellos los que pueden indicar la dirección o el estilo. Al contrario, como Pedro, en vez de piedra de apoyo, pueden convertirse en piedra de escándalo. Así eran algunos jefes de las comunidades en tiempos de Mateo. Había ambigüedad. ¡Así nos puede suceder a nosotros hoy!

iii) Ampliando informaciones del evangelio sobre Pedro: un retrato de San Pedro

Pedro de pescador de peces se transformó en pescador de hombres (Mc 1,7). Estaba casado (Mc 1,30). Hombre bueno, muy humano. Estaba llamado naturalmente a ser el jefe entre los doce primeros discípulos de Jesús. Jesús respetó esta tendencia natural e hizo de Pedro el animador de su primera comunidad (Jn 21, 17). Antes de entrar en la comunidad de Jesús, Pedro se llamaba Simón bar Jona (Mt 16,17), Simón hijo de Jonás. Jesús le dió el sobrenombre de Cefas o Piedra, que luego se convirtió en Pedro. (Lc 6,14).

Por naturaleza, Pedro podía serlo todo, menos una piedra. Era valiente en el hablar, pero a la hora del peligro se dejaba llevar del miedo y huía. Por ejemplo, aquella vez que Jesús llegó caminando sobre las aguas, Pedro pidió: "Jesús, ¿puedo yo también ir a ti sobre las aguas?" Jesús respondió "¡Ven, Pedro!" Pedro desciende de la barca, se pone a caminar sobre las aguas. Pero cuando llega una ola un poco más alta de lo acostumbrado, se asusta, comienza a hundirse y exclama: "¡Sálvame, Señor!" Jesús lo tomó de la mano y lo salvó (Mt 14, 28-31). En la última cena, Pedro dice a Jesús: "¡Yo no te negaré jamás, Señor!" (Mc 14,31), pero pocas horas después, en el palacio del sumo sacerdote, delante de una sierva, cuando Jesús ya había sido arrestado, Pedro negó con juramento el tener algo que ver con Jesús (Mc 14, 66-72). En el huerto de los olivos, cuando Jesús fue arrestado, él llega hasta desenvainar la espada (Jn 18, 10), pero luego huyó, dejando solo a Jesús (Mc 14,50). Por naturaleza ¡Pedro no era piedra!

Sin embargo, este Pedro tan débil y tan humano, tan igual a nosotros, se convirtió en Piedra, porque Jesús ha rezado por él diciendo: "¡Pedro, yo he orado por ti, para que no desfallezca tu fe. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos!" (Lc 22,31-32). Por esto, Jesús podía decir: "¡Tú eres Pedro y sobre esta piedra yo edificaré mi Iglesia!" (Mt 16,18). Jesús le ayudó a ser piedra. Después de la resurrección, en Galilea, Jesús se apareció a Pedro y le pidió dos veces: "¿Pedro me amas?" Y Pedro dos veces respondió: "Señor, Tú sabes que te amo.". " (Jn 21, 15.16). Cuando Jesús hizo la misma pregunta por tercera vez, Pedro se entristeció. Debió recordar que lo había negado tres veces. A la tercera pregunta, él respondió: "Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que yo te amo". Y fue en aquel momento cuando Jesús le confió el cuidado de las ovejas, diciendo: ¡Pedro, apacientas mis ovejas! Con la ayuda de Jesús la firmeza de la piedra crecía en Pedro y se reveló en el día de Pentecostés.

En el día de Pentecostés, después de la venida del Espíritu Santo, Pedro abrió la puerta de la sala, donde estaban todos reunidos, a puertas cerradas por miedo de los judíos (Jn 20,19), se llenó de valor y comenzó a anunciar la Buena Noticia de Jesús al pueblo (Act 2,14-40). ¡Y no se paró nunca más!. Por causa de este anuncio valeroso de la resurrección, fue arrestado (Act 4,3). En el interrogatorio le fue prohibido anunciar la buena noticia (Act 4,18), pero Pedro no obedeció la prohibición. Él decía: "¡Nosotros pensamos que debemos obedecer a Dios antes que a los hombres!" (Act 4, 19; 5,29). Fue arrestado de nuevo y (Act 5,18.26). Fue castigado (Act 5,40). Pero el dijo: "Muchas gracias. Pero nosotros continuaremos" (cfr Act 5,42).

La tradición cuenta que, al final de su vida, cuando estaba en Roma, Pedro tuvo todavía un momento de miedo. Pero luego volvió sobre sus pasos, fue arrestado y condenado a la muerte de cruz. Él pidió que le crucificasen con la cabeza hacia abajo. Pensaba que no era digno de morir del mismo modo que su maestro Jesús. ¡Pedro fue fiel así mismo hasta el final!

Salmo 103 (102) Acción de gracias

Bendice, alma mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios.
Él, que tus culpas perdona,
que cura todas tus dolencias,
rescata tu vida de la fosa,
te corona de amor y ternura,
satura de bienes tu existencia,
y tu juventud se renueva como la del águila.
Yahvé realiza obras de justicia
y otorga el derecho al oprimido,
manifestó a Moisés sus caminos,
a los hijos de Israel sus hazañas.
Yahvé es clemente y compasivo,
lento a la cólera y lleno de amor;
no se querella eternamente,
ni para siempre guarda rencor;
no nos trata según nuestros yerros,
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se alzan sobre la tierra los cielos,
igual de grande es su amor con sus adeptos;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros crímenes.
Como un padre se encariña con sus hijos,
así de tierno es Yahvé con sus adeptos;
que él conoce de qué estamos hechos,
sabe bien que sólo somos polvo.
¡El hombre! Como la hierba es su vida,
como la flor del campo, así florece;
lo azota el viento y ya no existe,
ni el lugar en que estuvo lo reconoce.
Pero el amor de Yahvé es eterno
con todos que le son adeptos;
de hijos a hijos pasa su justicia,
para quienes saben guardar su alianza,
y se acuerdan de cumplir sus mandatos.
Yahvé asentó su trono en el cielo,
su soberanía gobierna todo el universo.
Bendecid a Yahvé, ángeles suyos,
héroes potentes que cumplís sus órdenes
en cuanto oís la voz de su palabra.
Bendecid a Yahvé, todas sus huestes,
servidores suyos que hacéis su voluntad.
Bendecid a Yahvé, todas sus obras,
en todos los lugares de su imperio.
¡Bendice, alma mía, a Yahvé!

Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén

(fuente: ocarm.org)

domingo, 28 de junio de 2015

"Hija, tu fe te ha salvado"

Décimotercer Domingo del tiempo ordinario
(28/06/2015)


Libro de la Sabiduría 1, 13-15.2,23-24.

Porque Dios no ha hecho la muerte ni se complace en el perdición de los vivientes. El ha creado todas las cosas para que subsistan; las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas ningún veneno mortal y la muerte no ejerce su dominio sobre la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla.


Salmo 30(29),2.4.5-6.11.12a.13b.

Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste
y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí.
Tú, Señor, me levantaste del Abismo
y me hiciste revivir,
cuando estaba entre los que bajan al sepulcro.

Canten al Señor, sus fieles;
den gracias a su santo Nombre,
porque su enojo dura un instante,
y su bondad, toda la vida:
si por la noche se derraman lágrimas,
por la mañana renace la alegría.

«Escucha, Señor, ten piedad de mí;
ven a ayudarme, Señor.»
Tú convertiste mi lamento en júbilo,
¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente!


Carta II de San Pablo a los Corintios 8, 7.9.13-15.

Y ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad. Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza. No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad. En el caso presente, la abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes. Así habrá igualdad, de acuerdo con lo que dice la Escritura: El que había recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez.


del Evangelio según San Marcos 5, 21-43.

Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva". Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados. Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré curada". Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal. Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?". Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?". Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido. Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad. Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad". Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?". Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que creas". Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba. Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme". Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba. La tomó de la mano y le dijo: "Talitá kum", que significa: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate". En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que le dieran de comer.





LECTIO DIVINA

Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

a) Clave de lectura:

En este 13º Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia propone una meditación de dos milagros de Jesús a favor de dos mujeres. El primero a favor de una mujer, considerada impura a causa de una hemorragia que padecía desde hacía doce años. El otro a favor de una niña de 12 años. Recién muerta. Según la mentalidad de la época, cualquier persona que tocase la sangre o un cadáver era considerada como impura. ¡Sangre y muerte eran factores de exclusión! Por esto, las dos mujeres estaban marginadas, excluidas de la participación de la comunidad. También hoy hay categorías de personas que están excluidas o que se sienten excluidas de la participación de la comunidad cristiana. ¿Cuáles son hoy los factores que causan la exclusión, tanto en la Iglesia como en la sociedad?
Marcos describe los dos milagros con imágenes muy vivas. El texto es largo. Durante su lectura, considera que estás en medio de la gente acompañando a Jesús hacia la casa de Jairo. Y mientras caminas en silencio, trata de poner atención a los comportamientos tan variados de las personas que aparecen en la descripción de los dos milagros. Jairo, el padre de la niña, la gente, la mujer que sufre a causa de la hemorragia, los discípulos, la niña. Pregúntate cómo sería tu comportamiento

b) Una división del texto para ayudar a su lectura:

► Marcos 5,21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo sigue
► Marcos 5,25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
► Marcos 5,27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
► Marcos 5,29: La mujer consigue su intento y queda curada
► Marcos 5,30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
► Marcos 5,33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
► Marcos 5,35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
► Marcos 5,37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
► Marcos 5,41-43: La resurrección de la niña

Un momento de silencio orante para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

Algunas preguntas para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Cuál es el punto de este texto que más te gusta o que te ha emocionado más? ¿Por qué?
b) ¿Cómo es el comportamiento de la mujer que ha tocado a Jesús? ¿Y qué es lo que le da la fuerza para tocar a Jesús?
c) ¿Por qué los discípulos no entendían lo que sucedía entre Jesús y la gente?
d) ¿Quién era Jairo? ¿Cómo se comporta Jesús con él, con su mujer y con su hija?
e) Una mujer es curada e integrada de nuevo a la convivencia de la comunidad. Una niña es levantada de su lecho de muerte. ¿Qué enseñan hoy estas dos acciones de Jesús para nuestra vida de familia y comunidad?

Para aquéllos que desean profundizar más en el tema

a) Contexto de ayer y de hoy:

i) A lo largo de las páginas de su evangelio, Marcos va aumentando las informaciones sobre la persona de Jesús. Hace ver cómo el misterio del Reino se refleja en el poder que Jesús ejercita a favor de los discípulos y de la gente, y sobre todo, a favor de los pobres y marginados. Al mismo tiempo, a medida en que este poder se manifiesta, aumenta en los discípulos la incapacidad de entender y queda siempre más claro que tienen que cambiar las ideas que tienen sobre el Mesías. De otro modo, la incomprensión crecerá y corren el peligro de alejarse de Jesús.
ii) En los años setenta, época en la que Marcos escribe su evangelio, existía gran tensión en las comunidades cristianas entre los judíos convertidos y los paganos convertidos. Algunos judíos, sobre todo aquéllos que habían pertenecido al grupo de los fariseos, continuaban fieles a la observancia de las normas de la pureza de su cultura milenaria y, por esto, tenían dificultad de vivir con los paganos convertidos, porque pensaban que éstos vivían en la impureza. Por esto, la narración de los dos milagros de Jesús a favor de dos mujeres era de gran ayuda para superar los viejos tabúes.

b) Comentario del texto:

► Marcos 5,21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla. Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se está muriendo. Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús cuando vaya a realizar el milagro. Y éste es el punto de partida de los dos episodios que siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña de doce años.
► Marcos 5,25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia! Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel tiempo la sangre convertía a la persona impura y a quien la tocara. Marcos dice que la mujer había gastado toda su fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había empeorado. ¡Situación sin solución!
► Marcos 5,27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una nueva esperanza. Se dijo entre sí: “Si consigo tan sólo tocar su manto, seré curada”. La doctrina de la época decía: “Si toco su manto, quedaré impuro” ¡La mujer piensa exactamente lo contrario! Signo este que demuestra mucho valor. Signo también de que la mujer no estaba completamente de acuerdo con lo que las autoridades enseñaban. La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
► Marcos 5,29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo ha quedado curado. Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una piedra esta inscripción: “¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada impura, pero llena de fe, tocó a Jesús y curó!”
► Marcos 5,30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza: ¿”Quién me ha tocado?”. Los discípulos reaccionan: “Tú estás viendo que la gente te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha tocado?” He aquí de nuevo un pequeño desacuerdo entre Jesús y los discípulos. Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los discípulos. Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción distinta de Jesús. Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
► Marcos 5,33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
La mujer se ha dado cuenta que ha sido descubierta. Es para ella un momento difícil y peligroso. Pues, según la creencia de la época, una persona impura que, como aquella mujer, se mete en medio de la gente, contaminaba a todos tocándolos simplemente. Convertía a todos impuros delante de Dios (Lv 15,19-30). Por esto, el castigo era que podía ser apartada y apedreada. Pero a pesar de todo esto, la mujer tiene el valor de asumir lo que ha hecho. La mujer, llena de miedo y temblando, se le echa a los pies y confiesa la verdad. Jesús pronuncia entonces su palabra final diciendo: “¡Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y queda curada de tu enfermedad!” Bellas palabras, muy humanas. Con la palabra “Hija” Jesús acoge a la mujer en la nueva familia, en la comunidad, que se forma en torno a Él. Sucede lo que ella pensaba. Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer no hubiera podido obrar el milagro.
► Marcos 5,35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
He aquí que, en este preciso momento llega el personal de la casa de Jairo para anunciarle que su hija ha muerto. No hay necesidad, por tanto de molestar a Jesús. ¡Para ellos la muerte era la gran frontera y Jesús no conseguirá superarla! Jesús escucha, mira a Jairo y le aplica lo que apenas ha visto, esto es, que la fe es capaz de hacer lo que la persona cree. Y le dice: “¡No temas, solamente ten fe!”
► Marcos 5,37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la reacción de la gente
Jesús se separa de la gente y sólo permite a algunos discípulos estar con Él. Y dice: “La niña no está muerta, está dormida”. Los criados de la casa ríen. La gente sabe cuándo una persona está muerta o cuando duerme. ¡Es la risa de Abrahán y de Sara, o sea, de aquéllos que no consiguen creer que “nada es imposible para Dios!” (Jn 17,17; 18,12-14; Lc 1,37). También para ellos, la muerte es una barrera que no es posible superar. Las palabras de Jesús tienen un significado mucho más profundo. La situación de las comunidades del tiempo de Marcos parecía una situación de muerte. Ellos debían escuchar: “¡No estáis muertos. Estáis dormidos. Despertaos!”. Jesús no da importancia a la risotada y entra en el cuarto donde se encuentra la niña. Entra Él, los tres discípulos y el padre de la niña.
► Marcos 5,41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: “¡Talita kúmi!” Y ella se levanta. Gran conmoción. Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la niña. ¡Curación de dos mujeres! Una tiene doce años y la otra doce años con hemorragia, doce años de marginación. La exclusión de la joven comienza a la edad de doce años, porque empiezan las menstruaciones. Comienza a morir. Jesús tiene un poder mayor y la resucita: “¡Levántate!”

c) Ampliando conocimientos: Las mujeres del Evangelio

En la época del Nuevo Testamento, la mujer vivía marginada por el simple hecho de ser mujer (cf. Lv 15,19-27; 12,1-5). En la sinagoga no participaba en la vida pública, no podía ser testigo. Por esto, muchas mujeres se resistían contra esta exclusión. Desde los tiempos de Esdra, cuando la marginación de la mujer todavía era más pesada (Esd 9,1-2;10,2-3), crecía su resistencia, como aparece en las historias de Judit, Ester, Ruth, Noemí, Susana, la Sulamita y otras. Esta resistencia encuentra eco y acogida en Jesús. He aquí algunos episodios en los que aparece el inconformismo y la resistencia de las mujeres en la vida cotidiana y la acogida que Jesús les da:
La prostituta tiene el valor de desafiar las normas de la sociedad y de la religión. Entra en casa de un fariseo para postrarse a los pies del Jesús. Encontrándolo, encuentra amor y perdón y recibe defensa contra los fariseos. La mujer encorvada no siente para nada los gritos del jefe de la sinagoga, Busca la curación, aunque sea en sábado. Jesús la acoge como una hija y la defiende contra el jefe de la sinagoga (Lc 13,10-17). La mujer considerada impura por causa de la pérdida de sangre, tiene el valor de meterse en medio de la gente y de pensar exactamente lo contrario de la doctrina oficial. La doctrina decía: “¡Quien la toca, queda impuro!” Pero ella decía: “¡Si consigo tocarlo, curaré!” (Mc 5,28). Es acogida sin reproche y se cura. Jesús declara que la curación es fruto de la fe (Mc 5,25-34). La Samaritana, despreciada por su condición de herética, tiene el valor de hablar con Jesús y de cambiar el sentido de la conversación comenzado por Él. (cf Jn 4,19.25). En el evangelio de Juan, es la primera persona que recibe el secreto de que Jesús es el Mesías (Jn 4,26). La mujer extranjera de la región de Tiro y Sidón no acepta su marginación y sabe hablar de tal modo, que obtiene de Jesús el ser por Él escuchada (Mc 7,24-30). La madres con los hijos pequeños se enfrentan a los discípulos y son acogidos y bendecidos por Jesús (Mt 19,13-15; Mc 10, 13-16). Las mujeres que desafía al poder y permanecen junto a la cruz de Jesús (Mc 15,40; Mt 27,55-56.61), fueron también las primeras en experimentar la presencia de Jesús resucitado (Mc 16, 5-8; Mt 28,9-10). Entre ellas se encontraba María Magdalena, poseída de espíritus malignos, pero curada por Jesús (Lc 8,2). Ella recibió la orden de transmitir la Buena Noticia de la resurrección a los apóstoles (Jn 20,16-18). Marcos dice que “ellas habían seguido y servido a Jesús cuando estaba todavía en Galilea. Había muchas más que habían subido con Él a Jerusalén” (Mc 15,41). Marcos se sirve de tres palabras importantes para definir la vida de estas mujeres: seguir, servir y subir a Jerusalén. Son tres palabras que definen al discípulo ideal. ¡Representan el modelo para los otros discípulos que huyeron!

Orar con el Salmo 103 (102)

¡Dar gracias a Dios por todo lo que hace por nosotros!

Bendice, alma mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios.

Él, que tus culpas perdona,
que cura todas tus dolencias,
rescata tu vida de la fosa,
te corona de amor y ternura,
satura de bienes tu existencia,
y tu juventud se renueva como la del águila.

Yahvé realiza obras de justicia
y otorga el derecho al oprimido,
manifestó a Moisés sus caminos,
a los hijos de Israel sus hazañas.

Yahvé es clemente y compasivo,
lento a la cólera y lleno de amor;
no se querella eternamente,
ni para siempre guarda rencor;
no nos trata según nuestros yerros,
ni nos paga según nuestras culpas.

Como se alzan sobre la tierra los cielos,
igual de grande es su amor con sus adeptos;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros crímenes.

Como un padre se encariña con sus hijos,
así de tierno es Yahvé con sus adeptos;
que él conoce de qué estamos hechos,
sabe bien que sólo somos polvo.
¡El hombre! Como la hierba es su vida,
como la flor del campo, así florece;
lo azota el viento y ya no existe,
ni el lugar en que estuvo lo reconoce.

Pero el amor de Yahvé es eterno
con todos que le son adeptos;
de hijos a hijos pasa su justicia,
para quienes saben guardar su alianza,
y se acuerdan de cumplir sus mandatos.
Yahvé asentó su trono en el cielo,
su soberanía gobierna todo el universo.

Bendecid a Yahvé, ángeles suyos,
héroes potentes que cumplís sus órdenes
en cuanto oís la voz de su palabra.
Bendecid a Yahvé, todas sus huestes,
servidores suyos que hacéis su voluntad.
Bendecid a Yahvé, todas sus obras,
en todos los lugares de su imperio.
¡Bendice, alma mía, a Yahvé!

Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

(fuente: ocarm.org)

sábado, 27 de junio de 2015

Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará...

Sábado de la duodécima semana del tiempo ordinario
(27/06/2015)

Libro de Génesis 18, 1-15. 

El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo, diciendo: "Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de largo delante de tu servidor. Yo haré que les traigan un poco de agua. Lávense los pies y descansen a la sombra del árbol. Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan, para que ustedes reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han pasado junto a su servidor!". Ellos respondieron: "Está bien. Puedes hacer lo que dijiste". Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo: "¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas". Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo. Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol. Ellos le preguntaron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?". "Ahí en la carpa", les respondió. Entonces uno de ellos le dijo: "Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo". Mientras tanto, Sara había estado escuchando a la entrada de la carpa, que estaba justo detrás de él. Abraham y Sara eran ancianos de edad avanzada, y los períodos de Sara ya habían cesado. Por eso, ella rió en su interior, pensando: "Con lo vieja que soy, ¿volveré a experimentar el placer? Además, ¡mi marido es tan viejo!". Pero el Señor dijo a Abraham: "¿Por qué se ha reído Sara, pensando que no podrá dar a luz, siendo tan vieja? ¿Acaso hay algo imposible para el Señor? Cuando yo vuelva a verte para esta época, en el año entrante, Sara habrá tenido un hijo". Ella tuvo miedo, y trató de engañarlo, diciendo: "No, no me he reído". Pero él le respondió: "Sí, te has reído".


Evangelio según San Lucas 1, 46-47.48-49.50.53.54-55.

María dijo entonces:
"Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.

Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".


del Evangelio según San Mateo 8, 5-17.

Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole": "Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente". Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo". Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace". Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos". en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes". Y Jesús dijo al centurión: "Ve, y que suceda como has creído". Y el sirviente se curó en ese mismo momento. Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre. Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirlo. Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: El tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades.




LECTIO DIVINA

Oración inicial: Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor.

Reflexión

• El evangelio de hoy sigue describiendo las actividades de Jesús para mostrar como practicaba la Ley de Dios, proclamada en el Monte de las Bienaventuranzas. Después de la curación del leproso del evangelio de ayer (Mt 8,1-4), sigue ahora la descripción de varias otras curaciones:

• Mateo 8,5-7: La demanda del centurión y la respuesta de Jesús. Al analizar los textos del evangelio, es oportuno prestar atención siempre a los pequeños detalles. El centurión es un pagano, un extranjero. No pide nada, sino que apenas informa a Jesús que su empleado está enfermo y que sufre horriblemente. Detrás de esta actitud de la gente ante Jesús está la convicción de que no era necesario pedir las cosas a Jesús. Bastaba comunicarle el problema. Y Jesús haría el resto. ¡Actitud de ilimitada confianza! De hecho, la reacción de Jesús es inmediata: “¡Yo iré a curarle!”

• Mateo 8,8: La reacción del centurión. El centurión no esperaba un gesto tan inmediato y tan generoso. No esperaba que Jesús fuera hasta su casa. Y desde su experiencia como capitán saca un ejemplo para expresar la fe y la confianza que tenía en Jesús. Dice: "Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: `Vete', y va; y a otro: `Ven', y viene; y a mi siervo: `Haz esto', y lo hace”. Esta reacción de un extranjero ante Jesús revela cómo era la opinión del pueblo respecto a Jesús. Jesús era alguien en el cual podían confiar y que no rechazaría a aquel que recorriese a él o que le revelase sus problemas. Es ésta la imagen de Jesús que el evangelio de Mateo nos comunica hasta hoy a nosotros, sus lectores y lectoras del siglo XXI.

• Mateo 8,10-13: El comentario de Jesús. El oficial quedó admirado con la reacción de Jesús. Jesús quedó admirado con la reacción del oficial: "Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.!” Y Jesús previó aquello que estaba aconteciendo en la época en que Mateo escribía su evangelio: “Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes”. El mensaje de Jesús, la nueva Ley de Dios proclamada en lo alto del Monte de las Bienaventuranzas es una respuesta a los deseos más profundos del corazón humano. Los paganos sinceros y honestos como el centurión y tantos otros que vinieron de Oriente o de Occidente, perciben en Jesús una respuesta a sus inquietudes y le acogen. El mensaje de Jesús no es, en primer lugar, una doctrina o una moral, ni tampoco un rito o un conjunto de normas, sino una experiencia profunda de Dios que responde a lo que el corazón humano desea. Si hoy muchos se alejan de la Iglesia o van hacia otras religiones la culpa no siempre es de ellos, sino que puede ser de nosotros que no sabemos vivir ni irradiar el mensaje de Jesús.

• Mateo 8,14-15: La curación de la suegra de Pedro. Jesús entró en la casa de Pedro y curó a su suegra. Estaba enferma. En la segunda mitad del siglo primero, cuando Mateo escribe, la expresión “Casa de Pedro” evoca la Iglesia, construida sobre la roca que era Pedro. Jesús entra en esta casa y cura a la suegra de Pedro: “Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle. ”. El verbo usado en griego es diakonew, servir. Una mujer se vuelve diaconisa en la Casa de Pedro. Era lo que estaba ocurriendo en aquel tiempo. En la carta a los Romanos, Pablo menciona a la diaconisa Febe de la comunidad de Cencreas (Rom 16,1). Tenemos mucho que aprender de los primeros cristianos.

• Mateo 8,16-17: La realización de la profecía de Isaías. Mateo dice que: “al atardecer”, llevaron a Jesús muchas personas que estaban poseídas por el demonio”. ¿Por qué sólo al atardecer? Porque en el evangelio de Marcos, de donde Mateo saca su información, se trata de un día de sábado (Mc 1,21), y el sábado terminaba en el momento en que aparecía la primera estrella en el cielo. En ese momento la gente podía salir de casa, cargar con el peso del enfermo y llevarlo ante Jesús. Y “¡Jesús con su palabra, expulsaba los espíritus y curaba todas las enfermedades!” Usando un texto de Isaías, Mateo ilumina el significado de este gesto de Jesús:”para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades”.De este modo, Mateo enseña que Jesús era el Mesías – Siervo, anunciado por Isaías (Is 53,4; cf. Is 42,1-9; 49,1-6; 50,4-9; 52,13-53,12). Mateo hacía lo que hacen hoy nuestras comunidades: usa la Biblia para iluminar e interpretar los acontecimientos y descubrir en ellos la presencia de la palabra creadora de Dios.

Para la reflexión personal

• Compara la imagen que tú tienes de Jesús con la del centurión y de la gente que iba detrás de Jesús.
• La Buena Nueva de Jesús no es, en primer lugar, una doctrina o una moral, ni un rito o un conjunto de normas, sino una experiencia profunda de Dios que responde a lo que el corazón humano desea. La Buena Nueva de Jesús ¿cómo repercute en ti, en tu vida y en tu corazón?

Oración final

Ensalzad conmigo a Yahvé,
exaltemos juntos su nombre.
Consulté a Yahvé y me respondió:
me libró de todos mis temores. (Sal 34,4-5)

(fuente: ocarm.org)

viernes, 26 de junio de 2015

Señor, si quieres, puedes purificarme...

Viernes de la duodécima semana del tiempo ordinario
(26/06/2015)

Libro de Génesis 17, 1.9-10.15-22.

Cuando Abrám tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: "Yo soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable. Después, Dios dijo a Abraham: "Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones." Y esta es mi alianza con ustedes, a la que permanecerán fieles tú y tus descendientes; todos los varones deberán ser circuncidados. También dijo Dios a Abraham: "A Sarai, tu esposa, no la llamarás más Sarai, sino que su nombre será Sara. Yo la bendeciré y te daré un hijo nacido de ella, al que también bendeciré. De ella suscitaré naciones, y de ella nacerán reyes de pueblos". Abraham cayó con el rostro en tierra, y se sonrió, pensando: "¿Se puede tener un hijo a los cien años? Y Sara, a los noventa, ¿podrá dar a luz?". Entonces Abraham dijo a Dios: "Basta con que Ismael viva feliz bajo tu protección". Pero Dios le respondió: "No, tu esposa Sara te dará un hijo, a quien pondrás el nombre de Isaac. Yo estableceré mi alianza con él y con su descendencia como una alianza eterna. Sin embargo, también te escucharé en lo que respecta a Ismael: lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia muy numerosa; será padre de doce príncipes y haré de él una gran nación. Pero mi alianza la estableceré con Isaac, el hijo que Sara te dará el año próximo, para esta misma época". Y cuando terminó de hablar, Dios se alejó de Abraham.


Salmo 128(127), 1-2.3.4-5.

¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien.

Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.

¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén.


del Evangelio según San Mateo 8, 1-4.

Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes purificarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado". Y al instante quedó purificado de su lepra. Jesús le dijo: "No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio".




LECTIO DIVINA

Oración inicial: Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor.

Reflexión

• En los capítulos de 5 a 7 oímos las palabras de la nueva Ley proclamada por Jesús en lo alto de la Montaña. Ahora en los capítulos 8 y 9, Mateo muestra como Jesús practicaba aquello que acababa de enseñar. En los evangelios de hoy (Mt 8,1-4) y de mañana (Mt 8,5-17), vamos a ver de cerca los siguientes episodios que revelan como Jesús sanaba: la curación de un leproso (Mt 8,1-4), la curación del siervo del centurión romano (Mt 8,5-13), la curación de la suegra de Pedro (Mt 8,14-15) y la curación de numerosos enfermos (Mt 8,14-17).

• Mateo 8,1-2: El leproso pide: “¡Señor, si quieres puedes limpiarme!” Un leproso llega cerca de Jesús. Era un excluido. Quien le tocaba quedaba impuro. Por esto, los leprosos debían ser alejados (Lv 13,45-46). Pero aquel leproso tiene mucho valor. Transgredió las normas de la religión para poder entrar en contacto con Jesús. al llegar cerca, dice: ¡Si quieres, puedes limpiarme! O sea: no precisas tocarme. Basta con que el Señor lo quiera, para que yo quede limpio.” Esta frase revela dos enfermedades: 1) la enfermedad de la lepra que lo volvía impuro; 2) la enfermedad de la soledad a la que era condenado por la sociedad y por la religión. Revela asimismo la gran fe de ese hombre en el poder de Jesús.

• Mateo 8,3: Jesús lo toca y dice: ¡Quiero! Sé purificado. Profundamente compadecido, Jesús cura las dos enfermedades. Primero para curar la soledad, antes de decir cualquier palabra, toca al leproso. Es como si dijera: “Para mí, tú no eres un excluido. No tengo miedo en quedarme impuro si te toco. ¡Te acojo como hermano!” Luego cura la lepra diciendo: ¡Quiero! ¡Queda limpio! El leproso, para poder entrar en contacto con Jesús, había transgredido las normas de la ley. Asimismo, Jesús para poder ayudar a aquel excluido y, así, revelar un nuevo rostro de Dios, transgrede las normas de su religión y toca al leproso.

• Mateo 8,4: Jesús ordena al hombre que vaya a conversar con los sacerdotes. En aquel tiempo, para que un leproso fuera admitido en la comunidad, necesitaba tener un certificado de curación confirmado por un sacerdote. Es como hoy. El enfermo sale del hospital solamente si tiene un certificado de alta firmado por el médico. Jesús obliga al fulano a que busque el documento, para poder convivir con normalidad. Obligó a las autoridades a que reconocieran que el hombre había sido curado. Jesús no solamente cura, sino que quiere que la persona curada pueda convivir. Reintegra a la persona en la convivencia fraterna. El evangelio de Marcos añade que el hombre no se presentó a los sacerdotes. Por el contrario “el hombre en cuanto salió, empezó a hablar y a contar detalladamente todo el asunto. Resultó que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afuera, en lugares apartados (Mc 1,45). ¿Por qué Jesús no podía entrar ya públicamente en una ciudad? Había tocado al leproso y ante las autoridades religiosas y ante la ley de la época se había vuelto impuro. Por eso, ahora, Jesús mismo era un impuro y tenía que ser alejado de todos. No podía entrar en las ciudades. Pero Marcos muestra que a la gente poco le importaban estas normas oficiales, pues ¡de todas parte venían donde Jesús! ¡Subversión total! El recado que Marcos nos da es éste: para anunciar la Buena Nueva de Dios a la gente, no hay que tener miedo a transgredir las normas religiosas que son contrarias al proyecto de Dios y que impiden la fraternidad y la vivencia del amor. Aunque esto traiga dificultades para la gente, como le ocurrió a Jesús.

• En Jesús, todo es revelación de aquello que ¡lo anima por dentro! El no sólo anuncia la Buena Nueva del Reino. El mismo es una muestra, un testimonio vivo del Reino, una revelación de Dios. En el aparece aquello que acontece cuando un ser humano deja reinar a Dios, le deja ser el centro de su vida.

Para la reflexión personal

• En nombre de la Ley de Dios, los leprosos eran excluidos, no podían convivir. En nuestra Iglesia existen costumbres y normas no escritas que, hasta hoy, marginan a las personas y las excluyen de la convivencia y de la comunión. ¿Conoces a personas así? ´¿Qué opinas con relación a esto?
• Jesús tuvo el valor de tocar al leproso. ¿Tú tendrías ese valor?

Oración final

Bendeciré en todo tiempo a Yahvé,
sin cesar en mi boca su alabanza;
en Yahvé se gloría mi ser,
¡que lo oigan los humildes y se alegren! (Sal 34,2-3)

(fuente: ocarm.org)

jueves, 25 de junio de 2015

"No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo"

Jueves de la duodécima semana del tiempo ordinario
(25/06/2015)

Libro de Génesis 16, 1-12.15-16.

Sarai, la esposa de Abrám, no le había dado ningún hijo. Pero ella tenía una esclava egipcia llamada Agar. Sarai dijo a Abrám: "Ya que el Señor me impide ser madre, únete a mi esclava. Tal vez por medio de ella podré tener hijos". Y Abrám accedió al deseo de Sarai. Ya hacía diez años que Abrám vivía en Canaán, cuando Sarai, su esposa, le dio como mujer a Agar, la esclava egipcia. El se unió con Agar, y ella concibió un hijo. Al ver que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. Entonces Sarai dijo a Abrám: "Que mi afrenta recaiga sobre ti. Yo misma te entregué a mi esclava, y ahora, al ver que está embarazada, ella me mira con desprecio. El Señor sea nuestro juez, el tuyo y el mío". Abrám respondió a Sarai: "Puedes disponer de tu esclava. Trátala como mejor te parezca". Entonces Sarai la humilló de tal manera, que ella huyó de su presencia. El Angel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial - la fuente que está en el camino a Sur - y le preguntó: "Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?". "Estoy huyendo de Sarai, mi dueña", le respondió ella. Pero el Angel del Señor le dijo: "Vuelve con tu dueña y permanece sometida a ella". Luego añadió: "Yo multiplicaré de tal manera el número de tus descendientes, que nadie podrá contarlos". Y el Angel del Señor le siguió diciendo: "Tu has concebido y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Más que un hombre, será un asno salvaje: alzará su mano contra todos y todos la alzarán contra él; y vivirá enfrentado a todos sus hermanos". Después Agar dio a Abrám un hijo, y Abrám lo llamó Ismael. Cuando Agar lo hizo padre de Ismael, Abrám tenía ochenta y seis años.


Salmo 106(105), 1-2.3-4a.4b-5.

¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
¿Quién puede hablar de las proezas del Señor
y proclamar todas sus alabanzas?

¡Felices los que proceden con rectitud,
los que practican la justicia en todo tiempo!

Acuérdate de mi, Señor,
por el amor que tienes a tu pueblo;
para que vea la felicidad de tus elegidos,
para que me alegre con la alegría de tu nación
y me gloríe con el pueblo de tu herencia.


del Evangelio según San Mateo 7, 21-29.

Jesús dijo a sus discípulos: "No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?'. Entonces yo les manifestaré: 'Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal'. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande". Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.




LECTIO DIVINA

Oración inicial: Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor.

Reflexión

• El evangelio de hoy presenta la parte final del Sermón de la Montaña (a) no basta hablar y cantar, es preciso vivir y practicar (Mt 7,21-23). (b) la comunidad construida en cima del fundamento de la nueva Ley del Sermón del Monte quedará firme en el momento de la tormenta (Mt 7,24-27). (c) el resultado de las palabras de Jesús en las personas es una conciencia más crítica con relación a los líderes religiosos, los escribas (Mt 7,28-29).

• Este final del Sermón del Monte explica algunas oposiciones o contradicciones que siguen actuales hasta hoy en día: (a) Las personas que hablan continuamente de Dios, pero se olvidan de hacer la voluntad de Dios; usan el nombre de Jesús, pero no traducen en la vida su relación con el Señor (Mt 7,21). (b) Hay personas que viven en la ilusión de estar trabajando por el Señor, pero en el día del encuentro definitivo con El, descubren trágicamente que nunca le conocieron (Mt 7,22-23). Las dos palabras finales del Sermón del Monte, de la casa construida sobre la roca (Mt 7,24-25) y de la casa construida sobre la arena (Mt 7,26-27), ilustran estas contradicciones. Por medio de ellas Mateo denuncia y, al mismo tiempo, trata de corregir la separación entre fe y vida, entre hablar y hacer, entre enseñar y practicar.

• Mateo 7,21: No basta hablar, es precido practicar. El importante no es hablar de forma bonita sobre Dios o saber explicar bien la Biblia a los demás, sino que es hacer la voluntad del Padre y, así, ser una revelación de su rostro y de su presencia en el mundo. La misma recomendación fue dada por Jesús a la mujer que elogió a María su madre. Jesús le respondió: “Felices los que oyen la Palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lc 11,28).

• Mateo 7,22-23: Los dones deben estar al servicio del Reino, de la comunidad. Había personas con dones extraordinarios como, por ejemplo, el don de la profecía, del exorcismo, de la sanación, pero usaban estos dones para ellas mismas, fuera del contexto de la comunidad. En el juicio, oirán una sentencia dura de Jesús: "¡Alejaos de mí vosotros que practicáis la iniquidad!". La iniquidad es lo opuesto a la justicia. Es hacer con Jesús lo que algunos doctores hacían con la ley: enseñaban pero no practicaban (Mt 23,3). Pablo dirá lo mismo con otras palabras y argumentos : “Si yo tuviera el don de profecía, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada soy. Si reparto todo lo que poseo a los pobres y si entrego hasta mi propio cuerpo, pero no por amor, sino para recibir alabanzas, de nada me sirve” (1Cor 13,2-3).

• Mateo 7,24-27: La parábola de la casa sobre roca. Oír y poner en práctica, ésta es la conclusión final del Sermón del Monte. Mucha gente trataba de buscar su seguridad en los dones extraordinarios o en las observancias. Pero la verdadera seguridad no viene del prestigio, ni de las observancias, no viene de nada de esto. ¡Viene de Dios! Viene del amor de Dios que nos amó primero (1Jn 4,19). Su amor por nosotros, manifestado en Jesús, supera todo (Rom 8,38-39). Dios se vuelve fuente de seguridad, cuando tratamos de hacer su voluntad. Ahí, El será la roca que nos sustenta en la hora de las dificultades y de las tormentas.

• Mateo 7,28-29: Enseñar con autoridad. El evangelista cierra el Sermón del Monte diciendo que la multitud quedó admirada de la enseñanza de Jesús, "él enseñaba con autoridad y no como los escribas". El resultado de la enseñanza de Jesús es la conciencia más crítica de la gente con relación a las autoridades religiosas de la época. Sus palabras sencillas y claras brotaban de su experiencia de Dios, de su vida entregada al Proyecto del Padre. La gente estaba admirada y aprobaba las enseñanzas de Jesús.

• Comunidad: casa en la roca. En el libro de los Salmos, con frecuencia encontramos la expresión: “Dios es mi roca mi fortaleza… , mi escudo y mi libertador” (Sal 18,3). El es la defensa y la fuerza de los que piensan en la justicia y la buscan (Sal 18,21.24). Las personas que confían en este Dios se vuelven roca para los otros. Así el profeta Isaías dirige una invitación a los que estaban en el cautiverio: “Escúchenme ustedes que anhelan la justicia y que buscan a Yavé. Miren la piedra de que fueron tallados, y el corte en la roca de donde fueron sacados. Miren a Abrahán, su padre, y a Sara, que los dio a luz” (Is 51,1-2). El profeta pide a la gente que no olvide el pasado. El pueblo tiene que recordar como Abrahán y Sara por la fe en Dios se vuelven roca, comienzo del pueblo de Dios. Mirando hacia esta roca, la gente cobraba valor para luchar y salir del cautiverio. Asimismo, Mateo exhorta a las comunidades para que tengan como meta esa misma roca (Mt 7,24-25) y así puedan ellas mismas ser roca para fortalecer a sus hermanos y hermanas en la fe. Este es el sentido del nombre que Jesús dio a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18). Esta es la vocación de las primeras comunidades, llamadas a unirse a Jesús, la piedra viva, para volverse, ellas también, piedras vivas por la escucha y la práctica de la Palabra (Pd 2,4-10; 2,5; Ef 2,19-22).

Para la reflexión personal

• Nuestra comunidad ¿cómo trata de equilibrar oración y acción, alabanza y práctica, hablar y hacer, enseñar y practicar? ¿Qué es lo que debe mejorar en nuestra comunidad, para que sea roca, casa segura y acogedora para todos?
• ¿Cuál es la roca que sustenta nuestra comunidad? ¿Cuál es punto en que Jesús insiste más?

Oración final

Ayúdanos, Dios salvador nuestro,
por amor de la gloria de tu nombre;
líbranos, borra nuestros pecados,
por respeto a tu nombre. (Sal 78)

(fuente: ocarm.org)

miércoles, 24 de junio de 2015

Nacimiento del Precursor del Señor

Solemindad de la Natividad de san Juan Bautista
(24/06/2015)

Libro de Isaías 49, 1-6.

¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. El hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. El me dijo: "Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré". Pero yo dije: "En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza". Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. El dice: "Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra".


Salmo 139(138), 1-3.13-14ab.14c-15.

Señor, tú me sondeas y me conoces,
tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares.

Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado
de manera tan admirable.

¡Qué maravillosas son tus obras!
y nada de mi ser se te ocultaba,
cuando yo era formado en lo secreto,
cuando era tejido en lo profundo de la tierra.


Libro de los Hechos de los Apóstoles 13, 22-26.

Pablo decía: "Cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad. De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús. Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel. Y al final de su carrera, Juan decía: 'Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias'. Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios."


del Evangelio según San Lucas 1, 57-66.80.

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan". Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre". Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.




LECTIO DIVINA

Recojámonos en oración – Statio Oración del Card. Mercier al Espíritu Santo

¡Oh Dios, que has instruido a tus fieles, iluminando sus corazones con la luz del Espíritu Santo, concédenos obtener por el mismo Espíritu el gustar del bien y gozar siempre de sus consuelos. Gloria, adoración, amor, bendición a Ti eterno divino Espíritu, que nos ha traído a la tierra al Salvador de nuestras almas. Y gloria y honor a su adorabilísimo Corazón que nos ama con infinito amor!
¡Oh Espíritu Santo, alma del alma mía, yo te adoro: ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, enséñame lo que debo hacer, dame tus órdenes!
Te prometo someterme a lo que permitas que me suceda: hazme sólo conocer tu voluntad.

Rumiar la Palabra - Meditatio

1 Clave de lectura

Este pasaje del evangelio forma parte de los así llamados relatos de la infancia de Jesús. De modo particular este texto sigue a la escena de la visita de María “a la casa de Zacarías” (Lc 1, 40) después de la anunciación del ángel mensajero de la nueva creación.
La anunciación de hecho inaugura gozosamente el cumplimiento de las promesas de Dios a su pueblo (Lc 1, 26-38). El gozo de los tiempos nuevos, que ha llenado a María, inunda ahora el corazón de Isabel. Ella goza por el anuncio traído por María (Lc 1, 41). María por su parte “proclama las grandezas del Señor” (Lc 1, 46) porque el Poderoso ha hecho cosas grandes en ella, como también ha obrado grandes prodigios por su pueblo necesitado de salvación.
La expresión “ se cumplió el tiempo” nos recuerda que esta realidad no solamente sorprende a Isabel preñada , sino que revela también algo del proyecto de Dios. San Pablo, en efecto, dice que cuando se cumplió el tiempo, Dios mandó a su Unigénito “nacido de mujer, nacido bajo la ley para rescatar a aquéllos que estaban bajo la ley, para que recibiésemos, la adopción de hijos” de Dios (Gál 4,4)
En el evangelio Jesús habla del cumplimiento de los tiempos, especialmente en evangelio el de Juan. Dos de estos momentos son las bodas de Caná (Jn 2,1-12) y la agonía en la cruz, donde Jesús proclama que “todo está cumplido” (Jn 19,30). En el cumplimiento de los tiempos Jesús inaugura una era de salvación. El nacimiento de Juan Bautista estrena este tiempo de salvación. Él, de hecho a la llegada del Mesías, se alegra y salta de gozo en el vientre de Isabel su madre (Lc 1,44). Más tarde él se definirá a sí mismo como el amigo del esposo (Jesús), que se alegra y goza con la llegada de las bodas con su esposa, la Iglesia (Jn 3,29).
El hijo no se llamará como su padre Zacarías, sino Juan. Zacarías nos recuerda que Dios no olvida a su pueblo. Su nombre en efecto significa “Dios recuerda”. Su hijo, ahora no podrá ser llamado “Dios recuerda”, porque las promesas de Dios se están cumpliendo. La misión profética de Juan debe indicar la misericordia de Dios. Él, por tanto, se llamará Juan, o sea, “Dios es misericordia”. Esta misericordia se manifiesta en la visita al pueblo, exactamente “como lo había prometido por boca de sus santos profetas de un tiempo” (Lc 1,67-70). El nombre indica por esto la identidad y la misión del que ha de nacer. Zacarías escribirá el nombre de su hijo sobre una tablilla para que todos pudiesen verlo con asombro (Lc 1,63). Esta tablilla evocará otra inscripción, escrita por Pilatos para ser colgada en la cruz de Jesús. Esta inscripción revelaba la identidad y la misión del crucificado: “Jesús Nazareno rey de los Judíos” (Jn 19,19). También este escrito provocó el asombro de los que estaban en Jerusalén por la fiesta.
En todo, Juan es el precursor de Cristo. Ya desde su nacimiento e infancia él apunta a Cristo. “¿Quién será este niño?” Él es “la voz que grita en el desierto” (Jn 1, 23), animando a todos a preparar los caminos del Señor. No es él el Mesías (Jn 1, 20), pero lo indica con su predicación y sobre todo con su estilo de vida ascética en el desierto. Él entretanto “ crecía y se fortificaba en el espíritu. Vivió en regiones desérticas hasta el día de su manifestación a Israel” (Lc 1, 80).

1.1 Preguntas para orientar la meditación y la actualización

- ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención en este pasaje y en la reflexión?
- Juan se identifica como el amigo del esposo. ¿Cuál es, a tu parecer, el significado que tiene esta imagen?
- La Iglesia ha visto siempre en Juan Bautista su tipo. Él es aquel que prepara el camino del Señor. ¿Tiene esto alguna importancia para nuestra vida cotidiana?


2. Oratio

Bendigamos al Señor con Zacarías (Lc 1, 68-69)

«Bendito el Señor Dios de Israel
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
y nos ha suscitado una fuerza salvadora
en la casa de David, su siervo,
como había prometido desde antiguo,
por boca de sus santos profetas,
que nos salvaría de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian
teniendo misericordia con nuestros padres
y recordando su santa alianza
el juramento que juró
a Abrahán nuestro padre,
de concedernos que, libres de manos enemigas,
podamos servirle sin temor
en santidad y justicia
en su presencia todos nuestros días.
Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo,
pues irás delante del Señor
para preparar sus caminos
y dar a su pueblo el conocimiento de la salvación
mediante el perdón de sus pecados,
por las entrañas de misericordia de nuestro Dios,
que harán que nos visite una Luz de lo alto,
a fin de iluminar a los que habitan
en tinieblas y sombras de muerte
y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»


3. Contemplatio

Adoremos juntos la misericordia y la bondad de Dios repitiendo en silencio:
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

(fuente: ocarm.org)

martes, 23 de junio de 2015

"Entren por la puerta estrecha..."

Martes de la duodécima semana del tiempo ordinario
(23/06/2015)

Libro de Génesis 13, 2.5-18.

Abrám tenía muchas riquezas en ganado, plata y oro. Lot, que acompañaba a Abrám, también tenía ovejas, vacas y carpas. Y como los dos tenían demasiadas riquezas, no había espacio suficiente para que pudieran habitar juntos. Por eso, se produjo un altercado entre los pastores de Abrám y los de Lot. En ese tiempo, los cananeos y los perizitas ocupaban el país. Abrám dijo a Lot: "No quiero que haya altercados entre nosotros dos, ni tampoco entre tus pastores y los míos, porque somos hermanos. ¿No tienes todo el país por delante? Sepárate de mí: si tú vas hacia la izquierda, yo iré hacia la derecha, y si tú vas hacia la derecha, yo iré hacia la izquierda". Lot dirigió una mirada a su alrededor, y vio que toda la región baja del Jordán, hasta llegar a Soar, estaba tan bien regada como el Jardín del Señor o como la tierra de Egipto. Esto era antes que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra. Entonces Lot eligió para sí toda la región baja del Jordán y se dirigió hacia el este. Así se separaron el uno del otro: Abrám permaneció en Canaán, mientras que Lot se estableció entre las ciudades de la región baja, poniendo su campamento cerca de Sodoma. Pero los habitantes de Sodoma eran perversos y pecaban gravemente contra el Señor. El Señor dijo a Abrám, después que Lot se separó de él: "Levanta los ojos, y desde el lugar donde éstas, mira hacia el norte y el sur, hacia el este y el oeste, porque toda la tierra que alcances a ver, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Yo haré que tu descendencia sea numerosa como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar los granos de polvo, también podrá contar tu descendencia. Ahora recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque yo te lo daré". Entonces Abrám trasladó su campamento y fue a establecerse junto al encinar de Mamré, que está en Hebrón. Allí erigió un altar al Señor.


Salmo 15(14), 2-3.4.5.

El que procede rectamente
y practica la justicia;
el que dice la verdad de corazón
el que no daña a su hermano ni al prójimo molesta con agravios;
el que menosprecia al criminal, pero honra a los que temen al Señor;
El que no presta su dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará.


del Evangelio según San Mateo 7, 6.12-14.

No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.




LECTIO DIVINA

Oración inicial: Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor.

Reflexión

• Discernimiento y prudencia al ofrecer las cosas de valor. En sus relaciones con los demás, Jesús pone en guardia ante algunas actitudes peligrosas. Lo primero es no juzgar (7,1-5): se trata de una verdadera prohibición, “no juzguéis”, acción que evita todo desprecio o condena de los otros. El juicio último es competencia exclusiva de Dios; nuestros parámetros y criterios son relativos; están condicionados por nuestra subjetividad. Toda condenación de los demás se vuelve también condenación de sí mismo, por cuanto nos pone bajo el juicio de Dios y se autoexcluye del perdón. Si tu ojo está limpio, es decir, si está libre de todo juicio hacia el hermano, puedes relacionarte con él de manera veraz ante Dios.
Vayamos a las palabras de Jesús que el texto nos ofrece: “No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen” (7,6). A primera vista, este “dicho” de Jesús parece extraño a la sensibilidad del lector hodierno. Puede presentarse como un verdadero enigma. En verdad se trata de una manera de decir, de un lenguaje semítico que requiere ser interpretado. En tiempo de Jesús, como en la cultura antigua, los perros no eran muy apreciados porque se consideraban semisalvajes y callejeros (U. Luz). Vayamos ahora al aspecto positivo y didáctico-sapiencial de las palabras de Jesús: no profanar las cosas santas es, a fin de cuentas, una invitación a usar la prudencia y el discernimiento. En el AT las cosas santas son la carne para el sacrificio (Lv 22,14; Es 29,33ss; Nm 18,8-19). También la prohibición de echar las perlas a los puercos resulta incomprensible. Para los hebreos, los cerdos son animales impuros, como la quintaesencia de la repugnancia. Por el contrario, las perlas son lo más precioso que puede haber. La advertencia de Jesús se refiere a aquel que sacia a los perros callejeros con la carne consagrada y destinada al sacrificio. Tal comportamiento resulta malvado y con frecuencia imprudente, pues normalmente a los perros no se les daba de comer y, movidos por su hambre insaciable, podían retroceder y asaltar a sus “bienhechores”. A nivel metafórico, las perlas indicarían las enseñanzas de los sabios y las interpretaciones de la “torâh”. En el evangelio de Mateo, la perla es imagen del reino de Dios (Mt 13,45ss). La interpretación que hace el evangelista al poner esta advertencia de Jesús, es principalmente teológica. Seguramente la interpretación que nos parecerá más acorde con el texto es la lectura eclesial de las palabras de Jesús: una advertencia a los misioneros cristianos de no predicar el evangelio a cualquiera (Gnilka Luz)

• El camino a seguir. Al final del discurso (7,13-27) Mateo pone, entre otras cuestiones, una exhortación conclusiva de Jesús, que invita a hacer una elección decisiva para entrar en el reino de los cielos: la puerta estrecha (7,13-14). La palabra de Jesús no es sólo algo que hay que comprender e interpretar, sino que sobre todo ha de formar parte de la vida. Ahora bien, para entrar en el reino de los cielos es necesario seguir un camino y entrar en la plenitud de la vida atravesando una “puerta”. El tema del “camino” es muy apreciado en el AT (Dt 11,26-28; 30,15-20; Jr 21,8; Sal 1,6; Sal 118,29-30; Sal 138,4; Sb 5,6-7, etc.). El camino representado en las dos puertas conduce a metas diversas. Una significación coherente de las advertencias de Jesús sería que a la puerta ancha se une el camino ancho que conduce a la perdición, es decir, recorrer un camino ancho siempre es agradable, pero esto no se dice en nuestro texto. Más bien parece que Mateo coincide con el concepto judío de “camino”: siguiendo Dt 30,19 y Jr 21,8 se encuentran dos caminos que se contraponen, el de la muerte y el de la vida. Saber elegir entre dos modos diversos de vida es decisivo para entrar en el reino de los cielos. El que elije la vía estrecha, la de la vida, debe saber que está llena de aflicciones; al decir estrecha indica que en el sufrimiento se encuentra la prueba de la fe.

Para la reflexión personal

• ¿Cómo ha impactado en tu corazón la palabra de Jesús? ¿La escuchas para vivir bajo la mirada del Padre y para cambiar personalmente y en tus relaciones con los hermanos?
• La palabra de Jesús, o mejor, Jesús mismo es la puerta que introduce en la vida filial y fraterna. ¿Te dejas guiar y atraer por la vía estrecha y exigente del evangelio? ¿Sigues más bien la vía ancha y fácil, que consiste en hacer lo que a uno le place o lo que conduce a satisfacer los propios deseos, y que pasa por alto las necesidades de los demás?

Oración final

Tu amor, oh Dios, evocamos
en medio de tu templo;
como tu fama, oh Dios, tu alabanza
alcanza los confines de la tierra. (Sal 48,10-11)

(fuente: ocarm.org)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...