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sábado, 31 de mayo de 2014

¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!

Fiesta de la Visitación de la Virgen María

Libro de Sofonías 3, 14-18a.

¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal. Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos! ¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! El exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría, como en los días de fiesta. Yo aparté de ti la desgracia, para que no cargues más con el oprobio.


Libro de Isaías 12, 2-3.4bcd.5-6.

¡Vean cómo es él, el Dios que me salva!
En él confío y no tengo más miedo,
pues Yavé es mi fuerza y mi canción,
él ha sido mi salvación.

Ustedes sacarán agua con alegría
de las fuentes de la salvación.
Ustedes dirán ese día:
¡Denle las gracias a Yavé, vitoreen su Nombre!

Publiquen entre los pueblos sus hazañas,
celébrenlo, pues su Nombre es sublime.
¡Canten a Yavé, pues hizo maravillas
que ahora son famosas en toda la tierra!

¡Grita de contento y de alegría, oh Sión,
porque grande es, en medio de ti, el Santo de Israel!»


del Evangelio según San Lucas 1, 39-56.

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre". María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.


LECTIO DIVINA

Oración inicial

Concédenos tu ayuda, Señor, para que el mundo progrese, según tus designios; gocen las naciones de una paz estable y tu Iglesia se alegre de poder servirte con una entrega confiada y pacífica. Por nuestro Señor.

Reflexión

• Hoy, fiesta de la visitación de Nuestra Señora, el evangelio habla de la visita de María a su prima Isabel. Cuando Lucas habla de María, él piensa en las comunidades de su tiempo que vivían dispersas por las ciudades del Imperio Romano y les ofrece en María un modelo de cómo deben relacionarse con la Palabra de Dios. Una vez, al oír hablar a Jesús, una mujer exclamó: "Feliz la que te dio a luz y felices los pechos que te amamantaron”. Elogió a la madre de Jesús. Inmediatamente, Jesús respondió: "¡Felices, pues, los que escuchan la palabra de Dios y la observan!" (Lc 11,27-28). María es el modelo de comunidad fiel que sabe escuchar y practicar la Palabra de Dios. Al describir la visita de María a Isabel, enseña qué deben hacer las comunidades para transformar la visita de Dios en servicio a los hermanos y a las hermanas.

• El episodio de la visita de María a Isabel muestra otro aspecto bien típico de Lucas. Todas las palabras y actitudes, sobre todo el cántico de María, forman una gran celebración de alabanza. Parece la descripción de una solemne liturgia. Así, Lucas evoca el ambiente litúrgico y celebrativo, en el cual Jesús fue formado y en el cual las comunidades tenían que vivir su fe.

• Lucas 1,39-40: María sale para visitar a Isabel. Lucas acentúa la prontitud de María en atender las exigencias de la Palabra de Dios. El ángel le habló de que María estaba embarazada e, inmediatamente, María se levanta para verificar lo que el ángel le había anunciado, y sale de casa para ir a ayudar a una persona necesitada. De Nazaret hasta las montañas de Judá son ¡más de 100 kilómetros! No había bus ni tren.

• Lucas 1,41-44: Saludo de Isabel. Isabel representa el Antiguo Testamento que termina. María, el Nuevo que empieza. El Antiguo Testamento acoge el Nuevo con gratitud y confianza, reconociendo en él el don gratuito de Dios que viene a realizar y completar toda la expectativa de la gente. En el encuentro de las dos mujeres se manifiesta el don del Espíritu que hace saltar al niño en el seno de Isabel. La Buena Nueva de Dios revela su presencia en una de las cosas más comunes de la vida humana: dos mujeres de casa visitándose para ayudarse. Visita, alegría, embarazo, niños, ayuda mutua, casa, familia: es aquí donde Lucas quiere que las comunidades (y nosotros todos) perciban y descubran la presencia del Reino. Las palabras de Isabel, hasta hoy, forman parte del salmo más conocido y más rezado en todo el mundo, que es el Ave María.

• Lucas 1,45: El elogio que Isabel hace a María. "Feliz la que ha creído que se cumplieran las cosas que le fueron dicha de parte del Señor". Es el recado de Lucas a las Comunidades: creer en la Palabra de Dios, pues tiene la fuerza de realizar aquello que ella nos dice. Es Palabra creadora. Engendra vida en el seno de una virgen, en el seno del pueblo pobre y abandonado que la acoge con fe.

• Lucas 1,46-56: El cántico de María. Muy probablemente, este cántico, ya era conocido y cantado en las Comunidades. Enseña cómo se debe cantar y rezar. Lucas 1,46-50: María empieza proclamando la mutación que ha acontecido en su propia vida bajo la mirada amorosa de Dios, lleno de misericordia. Por esto canta feliz: "Exulto de alegría en Dios, mi Salvador". Lucas 1,51-53: En seguida después, canta la fidelidad de Dios para con su pueblo y proclama el cambio que el brazo de Yavé estaba realizando a favor de los pobres y de los hambrientos. La expresión “brazo de Dios” recuerda la liberación del Éxodo. Esta es la fuerza salvadora de Dios que hace acontecer la mutación: dispersa a los orgullosos (1,51), destrona a los poderosos y eleva a los humildes (1,52), manda a los ricos con las manos vacías y llena de bienes a los hambrientos (1,53). Lucas 1,54-55: Al final recuerda que todo esto es expresión de la misericordia de Dios para con su pueblo y expresión de su fidelidad a las promesas hechas a Abrahán. La Buena Nueva viene no como recompensa por la observancia de la Ley, sino como expresión de la bondad y de la fidelidad de Dios a las promesas. Es lo que Pablo enseñaba en las cartas a los Gálatas y a los Romanos.
El segundo libro de Samuel cuenta la historia del Arca de la Alianza. David quiso colocarla en su casa, pero tuvo miedo y dijo: "¿Cómo voy a llevar a mi casa el Arca de Yavé?" (2 Sam 6,9) David mandó que el Arca fuera para la casa de Obed-Edom. "Y el Arca permaneció tres meses en casa de Obed-Edom, y Yavé bendijo a Obed-Edom y a toda su familia" (2 Sam 6,11). María, embarazada de Jesús, escomo el Arca de la Alianza que, en el Antiguo Testamento, visitaba las casas de las personas distribuyendo beneficios a las casas y a las personas. Va hacia la casa de Isabel y se queda allí tres meses. En cuanto entra en casa de Isabel, ella y toda la familia es bendecida por Dios. La comunidad debe ser como la Nueva Arca de la Alianza. Al visitar las casas de las personas tiene que traer beneficios y gracias de Dios para la gente.

Para la reflexión personal

• ¿Qué nos impide descubrir y vivir la alegría de la presencia de Dios en nuestra vida?
• ¿Dónde y cómo la alegría de la presencia de Dios está aconteciendo hoy en mi vida y en la vida de la comunidad?

Oración final

Bendice, alma mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)

(fuente: ocarm.org)

viernes, 30 de mayo de 2014

"Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo"

Viernes de la sexta semana de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 18, 9-18.

Una noche, el Señor dijo a Pablo en una visión: "No temas. Sigue predicando y no te calles. Yo estoy contigo. Nadie pondrá la mano sobre ti para dañarte, porque en esta ciudad hay un pueblo numeroso que me está reservado". Pablo se radicó allí un año y medio, enseñando la Palabra de Dios. Durante el gobierno del procónsul Galión en Acaya, los judíos se confabularon contra Pablo y lo condujeron ante el tribunal, diciendo: "Este hombre induce a la gente a que adore a Dios de una manera contraria a la Ley". Pablo estaba por hablar, cuando Galión dijo a los judíos: "Si se tratara de algún crimen o de algún delito grave, sería razonable que los atendiera. Pero tratándose de discusiones sobre palabras y nombres, y sobre la Ley judía, el asunto les concierne a ustedes; yo no quiero ser juez en estas cosas". Y los hizo salir del tribunal. Entonces todos se apoderaron de Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y lo golpearon ante el tribunal. Pero a Galión todo esto lo tuvo sin cuidado. Pablo permaneció todavía un cierto tiempo en Corinto. Después se despidió de sus hermanos y se embarcó hacia Siria en compañía de Priscila y de Aquila. En Cencreas, a raíz de un voto que había hecho, se hizo cortar el cabello.


Salmo 47(46), 2-3.4-5.6-7.

Aplaudan, pueblos todos,
aclamen a Dios con voces de alegría;
pues el Señor, el altísimo, es terrible,
es un gran rey en toda la tierra.

Bajo nuestro yugo pone a las naciones
y los pueblos a nuestros pies;
él eligió para nosotros nuestra herencia,
orgullo de Jacob, su muy amado.

Dios sube entre fanfarrias,
para el Señor resuenan los cuernos.
canten, canten a Dios;
entonen salmos a nuestro rey.


del Evangelio según San Juan 16, 20-23a.

Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo. También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre.


REFLEXIÓN

“Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría”

“Al ir iban llorando, llevando la semilla” ¿Van a llorar siempre? Ciertamente no: “Al volver vuelven cantando, trayendo sus gavillas” (Sal 125,8). Y tendrán razón de alegrarse porque traerán gavillas de gloria. Pero, me diréis, eso no llegará hasta el último día, cuando la resurrección, y la espera es muy larga. No perdáis el ánimo, no cedáis a estos infantilismos. Esperando, recibiréis “las primicias del Espíritu” (2Co 1,22), suficientes para sembrar desde hoy en el gozo. Sembrad en justicia, dice el Señor, y cosecharéis la esperanza de la vida. Ya no os envía al último día, en el que todo os será dado realmente y ya no sólo en esperanza. Os habla del presente. Ciertamente, nuestro gozo será grande, nuestra alegría infinita, cuando empezará la verdadera vida. Pero la esperanza de un gozo tan grande no se puede dar sin gozo ya desde ahora.

escrito por San Bernardo (1091-1153),
monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Cantar de los Cantares, nº 37
(fuente: evangeliodeldia.org)

jueves, 29 de mayo de 2014

"Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver"

Jueves de la sexta semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 18, 1-8.

Pablo dejó Atenas y fue a Corinto. Allí encontró a un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila, a raíz de un edicto de Claudio que obligaba a todos los judíos a salir de Roma. Pablo fue a verlos, y como ejercía el mismo oficio, se alojó en su casa y trabajaba con ellos haciendo tiendas de campaña. Todos los sábados, Pablo discutía en la sinagoga y trataba de persuadir tanto a los judíos como a los paganos. Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por entero a la predicación de la Palabra, dando testimonio a los judíos de que Jesús es el Mesías. Pero como ellos lo contradecían y lo injuriaban, sacudió su manto en señal de protesta, diciendo: "Que la sangre de ustedes caiga sobre sus cabezas. Yo soy inocente de eso; en adelante me dedicaré a los paganos". Entonces, alejándose de allí, fue a lo de un tal Ticio Justo, uno de los que adoraban a Dios y cuya casa lindaba con la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. También muchos habitantes de Corinto, que habían escuchado a Pablo, abrazaron la fe y se hicieron bautizar.


Salmo 98(97), 1.2.3ab.3cd-4.

Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.


del Evangelio según San Juan 16, 16-20.

"Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver". Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: "¿Qué significa esto que nos dice: 'Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'?. ¿Y que significa: 'Yo me voy al Padre'?". Decían: "¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir". Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: "Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: 'Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'. Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.


LECTIO DIVINA

Oración inicial Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos que así como celebramos en la fe la gloriosa resurrección de Jesucristo, así también, cuando él vuelva con todos sus santos, podamos alegrarnos con su victoria. Por Jesucristo nuestro Señor.

Reflexión

• Juan 16,16: Ausencia y presencia. Jesús dice un «poco» (mikròn), es decir, un tiempo muy breve, como un “instante”. Por encima de los múltiples matices, se quiere enfatizar la brevedad del tiempo. Si el tiempo que Jesús ha pasado junto a los suyos como verbo encarnado ha sido muy breve, igualmente será breve el tiempo que separará su partida y su retorno. No habrá cambio en la situación interior de sus discípulos porque no cambia su relación con Jesús: hay una cercanía permanente. Por eso, la visión de Jesús no sufrirá interrupción, sino que tendrá como característica la comunión de vida con él (Jn 14,19). Es interesante el uso repetido del verbo “ver” en el v.16: “Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver”. La expresión “un poco y no me veréis” recuerda el modo en que los discípulos ven en el Jesús histórico al Hijo de Dios; la otra expresión “un poco y me volveréis a ver” remite a la experiencia del Cristo resucitado. Parece que Jesús quiere decir a sus discípulos que por brevísimo tiempo permanecerán aún en la condición de verlo, de reconocerlo en su carne visible, pero, después, lo contemplarán con una visión diferente porque se les mostrará transformado, transfigurado.

• Juan 16,17-19: La incomprensión de los discípulos. Mientras tanto, algunos discípulos no consiguen comprender qué significa esta ausencia de Jesús, es decir, su ida al Padre. Experimentan algún desconcierto ante las palabras de Jesús, y lo expresan con cuatro interrogantes, unidos en una misma expresión: “¿Qué es eso que nos dice?”. El lector ha oído otras veces los interrogantes de Pedro, de Felipe, de Tomás, de Judas -no el Iscariote- y ahora los de los discípulos que piden explicaciones. Los discípulos no acaban de entender de qué habla. No comprenden cómo Jesús, si se va al Padre, puede ser visto de nuevo por ellos (vv.16-19). Mas el interrogante parece concentrarse en aquel “poco”, que para el lector parece ser un tiempo larguísimo que no se acaba nunca, sobre todo cuando se está en la angustia y en la tristeza. De hecho, no pasa el tiempo de la tristeza. Se espera una respuesta por parte de Jesús, pero el evangelista retoma antes la pregunta: ¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?” (v.19).

• Juan 16,20: La respuesta de Jesús. De hecho, Jesús no responde a la pregunta que le hacen: “¿qué quiere decir ese dentro de poco?”, pero los invita a la confianza. Es verdad que los discípulos serán probados, sufrirán mucho, se hallarán solos ante una situación hostil, abandonados a un mundo que disfruta con la muerte de Jesús, pero Jesús asegura que su tristeza se convertirá en gozo. A la tristeza se contrapone un tiempo en el que todo se invertirá. El inciso adversativo “pero vuestra tristeza se convertirá en gozo” subraya este cambio de perspectiva. Para el lector es evidente que la expresión “un poco”, “dentro de un tiempo breve” corresponde a aquel instante o momento en que la situación será cambiada, pero hasta entonces todo sabe a tristeza y a prueba.
En definitiva, los discípulos reciben de Jesús una promesa de felicidad y de gozo; en virtud de aquel instante que invierte la situación difícil a la que “los suyos”, la comunidad eclesial, están sometidos, ellos entrarán en la realidad de un mundo iluminado por la resurrección.

Para la reflexión personal

• ¿Estoy convencido de que pasará el tiempo de la prueba y Él volverá a estar conmigo?
• «Vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo”. ¿Qué efecto tienen en los aconteceres de tu vida estas palabras de Jesús? ¿Cómo vives tus situaciones de tristeza y de angustia?

Oración final

Los confines de la tierra han visto
la salvación de nuestro Dios.
¡Aclama a Yahvé, tierra entera,
gritad alegres, gozosos, cantad! (Sal 98,3-4)

(fuente: ocarm.org)

miércoles, 28 de mayo de 2014

"Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad"

Miércoles de la sexta semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 17, 15.22-34.18,1.

Los que acompañaban a Pablo lo condujeron hasta Atenas, y luego volvieron con la orden de que Silas y Timoteo se reunieran con él lo más pronto posible. Pablo, de pie, en medio del Aréopago, dijo: Atenienses, veo que ustedes son, desde todo punto de vista, los más religiosos de todos los hombres. En efecto, mientras me paseaba mirando los monumentos sagrados que ustedes tienen, encontré entre otras cosas un altar con esta inscripción: 'Al dios desconocido'. Ahora, yo vengo a anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer. El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en él no habita en templos hechos por manos de hombre, porque es el Señor del cielo y de la tierra. Tampoco puede ser servido por manos humanas como si tuviera necesidad de algo, ya que él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. El hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras, para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros. En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien lo dijeron algunos poetas de ustedes: 'Nosotros somos también de su raza'. Y si nosotros somos de la raza de Dios, no debemos creer que la divinidad es semejante al oro, la plata o la piedra, trabajados por el arte y el genio del hombre. Pero ha llegado el momento en que Dios, pasando por alto el tiempo de la ignorancia, manda a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan. Porque él ha establecido un día para juzgar al universo con justicia, por medio de un Hombre que él ha destinado y acreditado delante de todos, haciéndolo resucitar de entre los muertos". Al oír las palabras "resurrección de los muertos", unos se burlaban y otros decían: "Otro día te oiremos hablar sobre esto". Así fue cómo Pablo se alejó de ellos. Sin embargo, algunos lo siguieron y abrazaron la fe. Entre ellos, estaban Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos otros. Después de esto, Pablo dejó Atenas y fue a Corinto.


Salmo 148(147), 1-2.11-12.

Alaben al Señor desde los cielos,
alábenlo en las alturas,
alábenlo todos sus ángeles,
alábenlo todos sus ejércitos.

Reyes de la tierra, todas las naciones,
príncipes y los que gobiernan la tierra,
jóvenes y muchachas, ancianos con los niños.


del Evangelio según San Juan 16,12-15.

Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'.


LECTIO DIVINA

Oración inicial

¡Oh Dios!, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido; atrae hacia ti el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que han sido librados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor.

Reflexión

• Los capítulos del 15 al 17 del Evangelio de Juan nos presentan varias enseñanzas de Jesús, que el evangelista ha unido y colocado aquí en el contexto amistoso y fraterno del último encuentro de Jesús con sus discípulos:
Jn 15,1-17: Reflexiones entorno a la parábola de la vid
Jn 15,18 a 16,4a: Consejos sobre la manera de comportarse cuando se nos persigue
Jn 16,4b-15: Promesa sobre la venida del Espíritu Santo
Jn 16,16-33: Reflexiones sobre la despedida y el retorno de Jesús
Jn 17,1-26: El Testamento de Jesús en forma de oración

• Los Evangelios de hoy y de mañana presentan una parte de la reflexión de Jesús sobre la parábola de la vid. Para entender bien todo el alcance de esta parábola, es importante estudiar bien las palabras que Jesús usó. Y es igualmente importante observar de cerca una vid o una planta para ver cómo crece y cómo se enlazan tronco y ramos, y cómo el fruto nace del tronco y de los ramos.

• Juan 15,1-2: Jesús presenta la comparación de la vid. En el Antiguo Testamento, la imagen de la vid indicaba el pueblo de Israel (Is 5,1-2). El pueblo era como una vid que Dios plantó con mucho cariño en las costas de los montes de Palestina (Sal 80,9-12). Pero la vid no correspondió a lo que Dios esperaba. En vez de unos racimos de uva buena dio un fruto amargo que no servía para nada (Is 5,3-4). Jesús es la nueva vid, la vid verdadera. En una única frase el nos da toda la comparación. El dice: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto". La poda es dura, pero es necesaria. Purifica la vid, para que crezca y produzca más frutos.

• Juan 15,3-6: Jesús explica y aplica la parábola. Los discípulos ya son puros. Ya fueron podados por la palabra que escucharon de Jesús. Hasta hoy, Dios hace la poda en nosotros por medio de su Palabra que nos llega por medio de la Biblia y de muchos otros medios. Jesús alarga la parábola y dice: "¡Yo soy la vid y vosotros los sarmientos!" No se trata de dos cosas distintas: de un lado la vid, de otro, los ramos. ¡No! No hay una vid sin ramos. Nosotros somos parte de Jesús. Jesús es el todo. Para que un ramo pueda producir frutos, debe estar unido a la vid. Sólo así consigue recibir la savia. "¡Sin mí, no podéis hacer nada!” Ramo que no produce fruto es cortado. Se seca y se le recoge para quemarlo. No sirve para nada ya, ni siquiera ¡para hacer leña!

• Juan 15,7-8: Permanecer en el amor. Nuestro modelo es aquello que Jesús mismo vive en su relación con el Padre. El dice:"Como el Padre me amó, yo también os he amado. ¡Permaneced en mi Amor!" Insiste en decir que debemos permanecer en él y que sus palabras deben permanecer en nosotros. Y llega a decir: "¡Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis!" Pues lo que el padre más quiere es que nos volvamos discípulos y discípulas de Jesús y así demos mucho fruto.

Para la reflexión personal

• ¿Cuáles son las podas o momentos difíciles que he pasado en mi vida y que me ayudarán a crecer? ¿Cuáles son las podas o momentos difíciles que pasamos en nuestra comunidad y nos ayudaron a crecer?
• Lo que mantiene viva una planta, capaz de dar frutos, es la savia que la atraviesa. ¿Cuál es la savia que está presente en nuestra comunidad y la mantiene viva, capaz de dar frutos?

Oración final

¡Cantad a Yahvé un nuevo canto,
canta a Yahvé, tierra entera,
cantad a Yahvé, bendecid su nombre! (Sal 96,1-2)

(fuente: ocarm.org)

martes, 27 de mayo de 2014

"cuando el Paráclito venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio"

Martes de la sexta semana de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 22-34.

La multitud se amotinó en contra de ellos, y los magistrados les hicieron arrancar la ropa y ordenaron que los azotaran. Después de haberlos golpeado despiadadamente, los encerraron en la prisión, ordenando al carcelero que los vigilara con mucho cuidado. Habiendo recibido esta orden, el carcelero los encerró en una celda interior y les sujetó los pies en el cepo. Cerca de la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban las alabanzas de Dios, mientras los otros prisioneros los escuchaban. De pronto, la tierra comenzó a temblar tan violentamente que se conmovieron los cimientos de la cárcel, y en un instante, todas las puertas se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron. El carcelero se despertó sobresaltado y, al ver abiertas las puertas de la prisión, desenvainó su espada con la intención de matarse, creyendo que los prisioneros se habían escapado. Pero Pablo le gritó: "No te hagas ningún mal, estamos todos aquí". El carcelero pidió unas antorchas, entró precipitadamente en la celda y, temblando, se echó a los pies de Pablo y de Silas. Luego los hizo salir y les preguntó: "Señores, ¿qué debo hacer para alcanzar la salvación?". Ellos le respondieron: "Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y toda tu familia". En seguida le anunciaron la Palabra del Señor, a él y a todos los de su casa. A esa misma hora de la noche, el carcelero los atendió y curó sus llagas. Inmediatamente después, fue bautizado junto con toda su familia. Luego los hizo subir a su casa y preparó la mesa para festejar con los suyos la alegría de haber creído en Dios.


Salmo 138(137), 1-2a.2bc-3.7c-8.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.

Daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.

Tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos.


del Evangelio según San Juan 16, 5-11.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: '¿A dónde vas?'. Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido. Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré. Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. El pecado está en no haber creído en mí. La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán. Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado."


LECTIO DIVINA

Oración inicial

Te pedimos, Señor de misericordia, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor.

Reflexión

• Juan 16,5-7: Tristeza de los discípulos. Jesús, a partir de la comunicación artificiosa de su separación, provoca que la tristeza que los discípulos guardaban en el corazón aflore en ellos: “Ahora voy a aquel que me ha enviado y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas?”. Es evidente que separarse del estilo de vida aprendido junto a Jesús comporta para los discípulos un sufrimiento. Jesús insiste: “Es más, porque os he dicho esto, vuestro corazón se ha llenado de tristeza” (v.6). San Agustín explica así este sentimiento de abandono que invadía a los discípulos: “Les daba miedo el pensamiento de perder la presencia visible de Jesús… Su afecto humano se entristecía al pensar que sus ojos no experimentarían más el consuelo de verlo” (Comentario al evangelio de Juan, XCIV, 4). Jesús intenta disipar esta tristeza, causada por la disminución de su presencia, al revelar la finalidad de su marcha. Es decir, que si él no parte, el Paráclito no vendrá a ellos; pero si él muere para retornar al Padre, lo podrá enviar a los discípulos. La partida y la separación son condición previa para la venida del Paráclito: “pues si no me voy, no vendrá a vosotros el Consolador…” (v.7).

• Juan 16,8-11: Misión del Paráclito. Jesús continúa describiendo la misión del Paráclito. El término “Paráclito” significa “abogado”, es decir, apoyo, asistente. Aquí el Paráclito viene indicado como el acusador en un proceso que se realiza ante Dios, en el cual el imputado es el mundo, culpable de condenar a Jesús: “demostrará la culpa del mundo referente al pecado, a la justicia y al juicio” (v.8). El texto de la CEI (1967) traduce: “él convencerá al mundo”; el verbo griego elègkein significa que investigará, interrogará, pondrá a prueba: sacará a la luz la realidad, ofrecerá la prueba de la culpabilidad.
El objeto de la demostración es el pecado: él ofrecerá al mundo la prueba del pecado que ha cometido en lo que se refiere a Jesús y se lo manifestará. ¿De qué pecado se trata? El de la incredulidad (Jn 5,44ss; 6,36; 8,21.24.26; 10,31ss). Además, el haber pensado el mundo que Jesús es un pecador (Jn 9,24; 18,30) resulta ser una culpa inexcusable (Jn 15,21ss). En segundo lugar, “demostrará” la culpabilidad del mundo ”respecto a la justicia”. En el plano jurídico, la noción de justicia que más concuerda con el texto es la que conlleva una declaración de culpabilidad o de inocencia en un juicio. En nuestro contexto, es la única vez que en el evangelio de Juan aparece el término “justicia”, en otros lugares aparece el de “justo”. En Jn 16,8 la justicia está unida a cuanto Jesús ha afirmado de sí mismo, es decir, a la finalidad por la que va al Padre. Con esta exposición explica su glorificación: Jesús va al Padre, está a punto de eclipsarse, y por tanto, los discípulos no podrán verlo más; está a punto de entregarse y de sumergirse totalmente en la voluntad del Padre. La glorificación de Jesús confirma su filiación divina y la aprobación por parte del Padre de la misión llevada a cabo por Jesús. Por tanto, el Espíritu demostrará directamente la justicia de Cristo (Jn 14,26; 15,26) al proteger a los discípulos y a la comunidad eclesial. El mundo, que pensaba haber juzgado a Jesús condenándolo, ahora es condenado por “el príncipe de este mundo”, porque es el responsable de su crucifixión (13,2.27). Jesús, muriendo en la cruz, ha sido levantado (12,31) y ha vencido a Satanás. Ahora el Espíritu testificará a todos el sentido de la muerte de Jesús, que coincide con la caída de Satanás (Jn 12,32; 14,30; 16,33)

Para la reflexión personal

• ¿Tenemos el mismo miedo y preocupación de perder a Jesús que tenían los discípulos?
• ¿Te dejas conducir por el Espíritu Paráclito que te lleva a identificar con verdad el error del mundo, te ayuda a adherirte a Jesús y te conduce a conocer la verdad sobre tí mismo?

Oración final

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
por haber escuchado las palabras de mi boca.
En presencia de los ángeles tañeré en tu honor,
me postraré en dirección a tu santo Templo. (Sal 138,1-2)

(fuente: ocarm.org)

lunes, 26 de mayo de 2014

"Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí"

Lunes de la sexta semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 11-15.

En aquellos días, nos embarcamos en Tróade y fuimos derecho a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis. De allí fuimos a Filipos, ciudad importante de esta región de Macedonia y colonia romana. Pasamos algunos días en esta ciudad, y el sábado nos dirigimos a las afueras de la misma, a un lugar que estaba a orillas del río, donde se acostumbraba a hacer oración. Nos sentamos y dirigimos la palabra a las mujeres que se habían reunido allí. Había entre ellas una, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara las palabras de Pablo. Después de bautizarse, junto con su familia, nos pidió: "Si ustedes consideran que he creído verdaderamente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa"; y nos obligó a hacerlo.


Salmo 149(148), 1-2.3-4.5-6a.9b.

Canten al Señor un canto nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que Israel se alegre por su Creador
y los hijos de Sión se regocijen por su Rey.

Celebren su Nombre con danzas,
cántenle con el tambor y la cítara,
porque el Señor tiene predilección por su pueblo
y corona con el triunfo a los humildes.

Que los fieles se alegren por su gloria
y canten jubilosos en sus fiestas.
Glorifiquen a Dios con sus gargantas;
ésta es la victoria de todos sus fieles.


del Evangelio según San Juan 15, 26-27.16,1-4.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí. Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio. Les he dicho esto para que no se escandalicen. Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios. Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho. No les dije estas cosas desde el principio, porque yo estaba con ustedes.»


LECTIO DIVINA

Oración inicial

Te pedimos, Señor de misericordia que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor.

Reflexión

• En los capítulos de 15 a 17 del Evangelio de Juan, el horizonte se amplía más allá del momento histórico de la Cena. Jesús reza al Padre “no ruego solamente por ellos sino por todos aquellos que por su palabra creerán en mí” (Jn 17,20). En estos capítulos, es constante la alusión a la acción del Espíritu en la vida de las comunidades después de Pascua.

• Juan 15,26-27: La acción del Espíritu Santo en la vida de las comunidades. La primera cosa que el Espíritu hace es dar testimonio de Jesús: “El dará testimonio de mí”. El Espíritu no es un ser espiritual sin definición. ¡No! El es el Espíritu de la verdad que viene del Padre, y que será enviado por el mismo y nos introducirá en la verdad plena (Jn 16,13). La verdad plena es Jesús mismo: “¡Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida!” (Jn 14,6). Al final del siglo primero, había algunos cristianos tan fascinados por la acción del Espíritu que habían dejado de mirarle a Jesús. Afirmaban que ahora, después de la resurrección, no precisaban fijarse en Jesús de Nazaret, aquel “que vino en la carne”. Se alejaron de Jesús y se quedaron solamente con el Espíritu, diciendo: “¡Anatema sea Jesús!” (1Cor 12,3). El Evangelio de Juan toma posición y no permite separar la acción del Espíritu de la memoria de Jesús de Nazaret. Al Espíritu Santo no le podemos aislar como una grandeza independiente, separada del misterio de la encarnación. El Espíritu Santo está inseparablemente unido al Padre y a Jesús. Es el Espíritu de Jesús que el Padre nos envía, aquel mismo Espíritu que Jesús nos conquistó por su muerte y resurrección. Y nosotros, al recibir este Espíritu en el bautismo, debemos ser la prolongación de Jesús: “¡Y vosotros también daréis testimonio!” No podemos olvidar nunca que fue precisamente la víspera de su muerte cuando Jesús nos prometió el Espíritu. Fue en el momento en que él se entregaba por los hermanos. Hoy en día, el movimiento carismático insiste en la acción del Espíritu de Jesús de Nazaret que, por amor a los pobres y a los marginados, fue perseguido, preso y condenado a muerte y que, por esto mismo, nos prometió su Espíritu para que nosotros, después de su muerte continuásemos su acción y fuésemos para la humanidad la misma revelación del amor del Padre por los pobres y oprimidos.

• Juan 16,1-2: No tener miedo. El evangelio advierte que ser fiel a este Jesús va a traer dificultades. Los discípulos serán expulsados de la sinagoga. Serán condenados a muerte. Les acontecerá lo mismo que a Jesús. Por esto mismo, al final del siglo primero, había personas que, para evitar la persecución, diluían el mensaje de Jesús trasformándolo en un mensaje gnóstico, vago, sin definición, que no contrastaba con la ideología del imperio. A éstos se aplica lo que Pablo decía: “No quieren ser perseguidos por la cruz de Cristo” (Gál 6,12). Y Juan mismo en su carta dirá respecto a ellos: “Hay muchos impostores por el mundo, que no quieren reconocer que Jesucristo vino en la carne (se hizo hombre). Quien así procede es impostor y Anticristo” (2 Jn 1,7). La misma preocupación aflora en la exigencia de Tomás: "No creeré sino cuando vea la marca de los clavos en sus manos, meta mis dedos en el lugar de los clavos y palpe la herida del costado." (Jn 20,25) El Cristo resucitado que nos prometió el don del Espíritu es Jesús de Nazaret que continúa hasta hoy con las marcas de la tortura y de la cruz en su cuerpo resucitado.

• Juan 16,3-4: No saben lo que hacen. Todo esto acontece “porque no han conocido ni al Padre ni a mí”. Estas personas no tienen una imagen correcta de Dios. Tienen una imagen vaga de Dios en su cabeza y en su corazón. Su Dios no es el Padre de Jesucristo que congrega a todos en la unidad y en la fraternidad. En el fondo, es el mismo motivo que llevó a decir: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34). Jesús fue condenado por las autoridades religiosas porque, según su manera de pensar, él tenía una falsa imagen de Dios. En las palabras de Jesús no afloran ni odio ni venganza, sino compasión: son hermanos ignorantes que no saben nada de nuestro Padre.

Para la reflexión personal

• El misterio de la Trinidad está presente en las afirmaciones de Jesús, no como una verdad teórica, sino como expresión del compromiso del cristiano con la misión de Jesús. ¿Cómo vivo en mi vida este misterio central de nuestra fe? • ¿Cómo vivo la acción del Espíritu en mi vida?

Oración final

¡Cantad a Yahvé un cántico nuevo:
su alabanza en la asamblea de sus fieles!
¡Regocíjese Israel en su Hacedor,
alégrense en su rey los de Sión! (Sal 149,1-2)

(fuente: ocarm.org)

domingo, 25 de mayo de 2014

"yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes"

Sexto Domingo de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 5-8.14-17.

Felipe descendió a una ciudad de Samaría y allí predicaba a Cristo. Al oírlo y al ver los milagros que hacía, todos recibían unánimemente las palabras de Felipe. Porque los espíritus impuros, dando grandes gritos, salían de muchos que estaban poseídos, y buen número de paralíticos y lisiados quedaron curados. Y fue grande la alegría de aquella ciudad. Cuando los Apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que los samaritanos habían recibido la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo. Porque todavía no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo.


Salmo 66(65), 1-3a.4-5.6-7a.16.20.

¡Aclame al Señor toda la tierra!
¡Canten la gloria de su Nombre!
Tribútenle una alabanza gloriosa,
digan al Señor: «¡Qué admirables son tus obras!»

Toda la tierra se postra ante ti,
y canta en tu honor, en honor de tu Nombre.
Vengan a ver las obras del Señor,
las cosas admirables que hizo por los hombres.

El convirtió el Mar en tierra firme,
a pie atravesaron el Río.
Por eso, alegrémonos en él,
que gobierna eternamente con su fuerza.

Los que temen al Señor, vengan a escuchar,
yo les contaré lo que hizo por mí:
Bendito sea Dios,
que no rechazó mi oración
ni apartó de mí su misericordia.


Epístola I de San Pedro 3,15-18.

Por el contrario, glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor. Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. Pero háganlo con suavidad y respeto, y con tranquilidad de conciencia. Así se avergonzarán de sus calumnias todos aquellos que los difaman, porque ustedes se comportan como servidores de Cristo. Es preferible sufrir haciendo el bien, si esta es la voluntad de Dios, que haciendo el mal. Cristo murió una vez por nuestros pecados -siendo justo, padeció por los injustos- para llevarnos a Dios. Entregado a la muerte en su carne, fue vivificado en el Espíritu.


del Evangelio según San Juan 14, 15-21.

Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes. No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo vivo y también ustedes vivirán. Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí y yo en ustedes. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él".


LECTIO DIVINA

Oración inicial

Oh Padre!, ya Cristo tu Hijo está orando por nosotros, pero tú concédenos que nuestro corazón se abra a Tí en la plegaria profunda, intensa, verdadera, luminosa, dentro de las pautas de esta tu Palabra, que, para nosotros, es vida. Mándanos el Consolador, el Espíritu de la verdad, para que no sólo more junto a nosotros, sino que entre dentro de nosotros y se quede por siempre en nosotros. Él es el fuego de amor que te une a Jesús, es el beso que incesantemente os intercambiáis; haz que también nosotros, a través de tu Palabra, podamos entrar en este amor y vivir de él. Tocad nuestro espíritu, nuestra mente, y todo nuestro ser, para que podamos acoger los mandamientos, escondidos en estos pocos versículos, conservarlos, o sea, vivirlos en plenitud y en verdad, delante de ti y de nuestros hermanos. Amén

Lectura

a) Para colocar el pasaje en su contexto: Estos versículos nos conducen al lugar santo donde Jesús ha celebrado la última cena con sus discípulos: lugar de su revelación, de su gloria, de su enseñanza y de su amor. Aquí estamos invitados también nosotros a sentarnos a la mesa con Jesús, a inclinarnos sobre su pecho para recibir su mandamiento y prepararnos, así a entrar también nosotros, con Él, en la pasión y en la resurrección. Después del pasaje 13, 1-30,31, que relata los gestos, las palabras, los sentimientos de Jesús y de los suyos durante la cena pascual, con 13,31 entramos en las palabras del último gran discurso de Jesús, que terminará con la oración sacerdotal del capítulo 17. Aquí estamos, por tanto, todavía en los comienzos; en 14, 1-14 Jesús se había presentado, ofreciéndose como camino al Padre, mientras en estos pocos versículos introduce la promesa del envío del Espíritu Santo, como Consolador, como presencia cierta, pero también la promesa de la venida del Padre y de Él mismo en lo íntimo de los discípulos que, por la fe, creerán en Él y guardarán sus mandamientos.

b) Para ayudar en la lectura del pasaje: vv. 15-17: Jesús ante todo, dice claramente, delante de sus discípulos, que el amor a Él, si es verdadero amor, lleva infaliblemente a la observancia de los mudamientos. Quiere decirnos, en suma, que si no hay observancia, significa que nosotros no tenemos el amor; élla es una consecuencia esencial, irrenunciable, que nos revela si nos amamos de veras o nos creemos ilusoriamente que amamos. Jesús dice también que el don del Espíritu Santo por parte del Padre es fruto de este amor y de esta observancia, que suscitan la oración de Jesús, gracias a la cual nosotros podemos recibir al Espíritu. Y explica lo que él sea: el Consolador, el Espíritu de la verdad, aquél a quien el mundo no ve, no conoce, pero los discípulos sí, y aquél que mora junto a ellos y que está dentro de ellos.
vv.18-20: Jesús promete su venida, su regreso, que está por realizarse en su resurrección; anuncia su desaparición en la pasión, en la muerte, en la sepultura, pero también su reaparición a los discípulos, que lo verán, porque Él es la resurrección y la vida. Y revela su relación con el Padre, dentro de la cuál invita a ellos y también a nosotros; dice, en efecto, que conoceremos, es decir que experimentaremos en lo profundo. Consolación más grande que ésta, no puede ser prometida, de ningún modo, por ninguno al mundo, sino por Jesús.
v. 21: Aquí el discurso de Jesús se extiende para todos; pasa del “vosotros” de los discípulos al “quien” de quienquiera que comience a amarlo, a entrar en relación con Él y a seguirlo. Lo que le ha sucedido a los discípulos, a los primeros elegidos, sucederá a todo el que crea en Él. Y aquí Jesús abre para nosotros, para cada uno, su relación de amor con el Padre, porque permaneciendo en Cristo, nosotros somos también conocidos y amados por el Padre. En fin, Jesús promete de nuevo su amor para quien lo ama y la revelación de sí mismo, a saber, una manifestación interrumpida de su amor por nosotros.

Un momento de silencio orante para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

Algunas preguntas

a) Este pasaje se abre y se cierra con las mismas palabras: la proclamación e invitación al amor hacia el Señor. Comprendo que Él ha querido prepararme, con esta lectio divina, un encuentro fuerte con el amor; quizás me asusto un poco, sé que no estoy acostumbrado, quizás me avergüenzo, quizás me creo superior a estos temas tan empalagosos. Pero Él insiste y continúa en repetir sólo esto: sólo el Amor. ¿Qué decido hacer, entonces? ¿Permanezco y entro en esta relación tan empeñativa, tan comprometedora? O mejor, ¿me voy, me escapo, porque tengo miedo, porque no siento el valor de comprometerme? ¿Escojo el Amor, o sea, la relación, el poner a la vista, el intercambio, el don recíproco, la ofrenda de mí mismo? ¿O escojo el cierre, la soledad, el aislamiento absurdo de un hombre, que no quiere estar con su Dios y con sus semejantes? Jesús dice: “Si quieres”. Él no me obliga. Pero sé que me está esperando, por tanto tiempo...¿por qué tardar todavía?

b) Leo y releo el pasaje, para que estas palabras, tan cargadas de significado, se me impriman mejor en la mente y en el corazón. Noto que Jesús pronuncia con insistencia un pronombre “vosotros”, referido a sus discípulos, a los de entonces, pero también a los de hoy. Somos nosotros, cada uno visto y mirado por Él con amor único, personal, irrepetible, que no puede ser malvendido o permutado. Sé que también yo estoy presente en aquel “vosotros”, que parece genérico, pero no lo es. Pruebo a releer una vez más las palabras de Jesús, pero poniendo el “tú” en lugar de “vosotros” y me dejo alcanzar más directamente; me pongo cara a cara, ojos con ojos con Jesús y dejo que Él me diga todo, llamándome con un “tú” rebosante de amor, con mi nombre, que sólo Él verdaderamente conoce..Si tú me amas; el Padre te dará otro Consolador; tú lo conoces; él mora junto a ti y estará en ti; no te dejaré huérfano, volveré a ti; tú me verás; tú vivirás; tú sabrás que yo estoy en el Padre y tú en mí y yo en ti.

c) Surge ahora, una expresión importante de Jesús repetida dos veces: ¡guardar los mandamientos! Es una realidad importante, fundamental, porque de ella depende la autenticidad de mi relación de amor con el Señor; si yo no observo sus mandamientos, significa que no lo amo. Pero pruebo a preguntarme con más atención qué significado tenga este verbo, que quizás parece un poco frío, un poco distante: Lo encuentro, por ejemplo en Mt 27,36, donde se dice que los soldados hacían la guardia a Jesús crucificado; se trata por tanto de una custodia atenta, escrupulosa, una vigilancia sin descanso. En Juan 2,10, sin embargo, aparece con el significado de tener a parte, reservar, como dice Jesús del vino bueno, guardado para el final. En 2Timoteo 4,7 se me presenta en aquel versículo estupendo sobre la fe: “He combatido la buena batalla; he terminado la carrera, he conservado la fe”, diciendo claramente todo el esfuerzo, toda la atención gastada para salvaguardar y custodiar aquélla realidad tan preciosa. Jesús, en Jn 17,15, pide al Padre que guarde a los suyos del maligno; significa preservar, proteger, para que nada ni nadie pueda hacerles algo malo o dañarlos. No es simplemente un guardar frío y al exterior de los mandamientos de Dios o de Jesús, sino que es mucho más, es una relación de amor, es tener en cuenta, proteger, tener en vida. En el fondo es realizar lo que ellos me dicen o me piden, en mi vida de cada día, en todo momento, en toda situación.



Una clave de lectura Los personajes que se me presentan en el pasaje: el Padre, Jesús, el Espíritu, los discípulos, el mundo.

El Padre. Esta presencia aparece enseguida como el punto de referencia de Jesús, el Hijo; es a Él a quien se dirige la propia oración. Dice, de hecho: “Yo rogaré al Padre”. Es este contacto tan particular e íntimo el que hace de Jesús el Hijo de su Padre, que lo confirma continuamente en esta realidad; la relación de amor con el Padre se alimenta y se tiene en vida precisamente por la oración, hecha durante las noches, en los momentos del día, en las necesidades, en las peticiones de ayudas, en el dolor, en la prueba más desgarradora. Si recorremos los Evangelios, muchas veces, encontraremos a Jesús así, unido en la relación con el Padre a través de la oración. Puedo leer algunos pasos: Mt 6,9; 11,25; 14,23; 26,39; 27,46; Lc 21,21s; 6,12; 10,21; 22,42; 23,34.46; Jn 11,41s; 17,1. Siento que este camino es también el mío; Jesús lo ha recorrido hasta el final, dejándome sus huellas luminosas y seguras, para que yo no tenga miedo de seguirlo en esta experiencia. También yo soy hijo del Padre, también yo puedo rezarle.
Inmediatamente después viene presentado por Jesús como Aquél que da. El dar, en efecto, es la característica principal de Dios, que es un don sin interrupción, sin medida, sin cálculo, para todos y en todo tiempo; el Padre es Amor y el Amor se da a sí mismo, da todo. No le basta habernos dado a Jesús, su Hijo predilecto, sino que aun quiere beneficiarnos, ofrecernos vida y nos envía el Espíritu Santo. Pues, como está escrito: “El que no perdonó a su propio Hijo, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos ha de dar con Él todas las cosas?” (Rom 8,32).
Pero, todavía más: ¡el Padre nos ama! (Jn 14,23; 16,27) Y este su amor nos hace pasar de la muerte a la vida, de la tristeza del pecado al gozo de la comunión con Él, de la soledad del odio, al compartir, porque el amor de Dios comporta necesariamente el amor por los hermanos.

El Hijo Jesús. En estos pocos versículos la figura y la presencia de Jesús emergen con una fuerza, con una luminosidad enormes. Él aparece primero como el orante, aquél que ora al Padre en nuestro favor; alza las manos en oración por nosotros, así como las alza en ofrenda sobre la cruz. Jesús es aquél que no se va para siempre, que no nos deja huérfanos, sino que vuelve: “Yo volveré”. Si parece ausente, no debo desesperar, sino debo continuar creyendo que Él, verdaderamente, volverá. “¡Sí, vendré pronto!” (Ap 22,20) Volverá y, como ha dicho, nos tomará con Él, para que estemos en donde Él está. (Jn 14,3)

Jesús es el viviente por siempre, el vencedor de la muerte. Él está en el Padre y está en nosotros, con una fuerza omnipotente, que ninguna realidad puede desbaratar. Él está dentro del Padre, pero también dentro de nosotros, habita en nosotros, permanece con nosotros; no hay otra posibilidad de vida plena y verdadera, para nosotros, sino en esta compenetración de ser que el Señor Jesús nos ofrece. Él dice sí, incesantemente y no se arrepiente, no se retrae. ¡Al contrario! Él nos ama, como el Padre nos ama y se manifiesta a nosotros. Se da, se ofrece, dejándose conocer por nosotros, dejándose experimentar, tocar, gustar. Pero es una manifestación que se espera con amor, como dice Pablo (2Tim 4,8).

El Espíritu Santo. En este pasaje el Espíritu del Señor parece la figura necesaria, que abraza toda cosa: él une al Padre con el Hijo, lleva el Padre y el Hijo en el corazón de los discípulos; crea una unión de amor impagable, unión de ser. Se le llama con el nombre de Paráclito, o sea, Consolador, aquél que permanece con nosotros siempre, que no nos deja solos, abandonados, olvidados; él viene y nos recoge de los cuatro vientos, de la dispersión y sopla dentro de nosotros la fuerza para el regreso al Padre, al Amor. Sólo él puede hacer todo esto: es el dedo de la mano de Dios, que aún hoy, escribe sobre el polvo de nuestro corazón las palabras de una alianza nueva, que no podrá ya ser olvidada.
Es el Espíritu de la verdad, a saber, de Jesús; en él no hay engaño, no hay mentira, sino la luminosidad cierta de la Palabra del Señor. Él ha construido su morada en nosotros; ha sido enviado y ha realizado el pasaje de estar junto a nosotros a dentro de nosotros. Se ha hecho una sola cosa con nosotros, aceptando esta unión nupcial, esta fusión; él es el bueno, el amigo de los hombres, es el Amor mismo. Por eso se dona así, llenándonos de gozo. ¡Cuidado con entristecerlo, con arrojarlo fuera, sustituyendo su presencia con otras presencias, otras alianzas de amor; moriremos, porque ninguno podrá ya consolarnos en su lugar!

Los discípulos. Las palabras dirigidas a los discípulos de Jesús son las que me interpelan más de cerca, con mayor fuerza; son para mí, entran en mi vida de cada día, alcanzan mi corazón, mis pensamientos, mis deseos más ocultos. Se me pide un verdadero amor, que sepa transformarse en gestos concretos, en atención a la Palabra y al deseo de aquél al que yo digo que amo, el Señor. Un amor verificable a través de mi observancia de los mandamientos. El discípulo, aparece como aquél que sabe esperar a su Señor, que vuelve; ¿a medianoche, al canto del gallo o ya cuando es de mañana? No importa; Él volverá y por eso es necesario esperarlo, estando preparados. ¿Qué clase de amor es, un amor que no vigila, que no guarda, que no protege? El discípulo es también uno que conoce: se trata de un conocimiento venido de lo alto, que se realiza en el corazón, o sea, en la parte más íntima de nuestro ser y de nuestra personalidad, allá donde nosotros tomamos las decisiones para obrar, allá donde comprendemos la realidad, formulamos los pensamientos, vemos, amamos. Es el conocimiento en sentido bíblico, que nace de una experiencia fuerte, prolongada, íntima, nace de una unión profunda y del don recíproco. Esto sucede entre el Espíritu y el verdadero discípulo de Jesús. Un conocimiento incontenible, siempre en expansión, que nos lleva a Cristo, al Padre y nos coloca dentro de su comunión de amor, infinita eterna: “Sabed que yo estoy en el Padre y vosotros en mí y yo en vosotros”. El discípulo es también aquél, que está en, o sea dentro, en unión increíble con su Señor; no permanece en la superficie, a distancia, a intervalos, sino que él esta siempre en relación de amor. Él mismo se va, vuelve y regresa, se deja atraer, tratar. Y así realiza las palabras del Evangelio: “Quien me ama, será amado por mi Padre”.
El discípulo de Jesús, finalmente, es un amado, un predilecto, desde siempre y por siempre.

El Mundo. El pasaje nos ofrece pocas palabras en referencia a esta realidad, que sabemos que es muy importante en los escritos de Juan: el mundo no puede recibir el Espíritu, porque no lo ve y no lo conoce. El mundo es ciego y está inmerso en las tinieblas, en el error, no ve y no conoce, no realiza la experiencia del amor de Dios. El mundo permanece lejano, se vuelve atrás, se cierra, se va. El mundo responde con odio al amor que el Señor tiene por él: el Padre ha amado tanto al mundo que ha dado su Hijo unigénito. Quizás nosotros debemos también amar al mundo, criatura de Dios; amarlo uniéndonos en el ofrecimiento, en el sacrificio del Jesús por él. ¿Está aquí, en este punto preciso, en el ofrecimiento de Cristo, también nuestra llegada, nuestra verdad más plena, más luminosa, como hijos del Padre, como discípulos, como amantes?¿Está aquí la conclusión de esta lectio divina, de este encuentro con Cristo, con el Padre y con el Espíritu? A lo mejor, verdaderamente es así; debemos llegar a la plenitud del amor, que es la observancia de los mandamientos de Jesús: amad, como yo he amado.

Un momento de oración: Salmo 22

Rit. ¡Tú estás conmigo , Señor; no me falta nada!

Yahvé es mi pastor, nada me falta.
En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí reparo mis fuerzas.
Me guía por cañadas seguras
haciendo honor a su nombre.

Aunque fuese por valle tenebroso,
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas ante mí una mesa,
a la vista de mis enemigos;
perfumas mi cabeza,
mi copa rebosa.

Bondad y amor me acompañarán
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa de Yahvé
un sinfín de días.

Oración final

Señor, estoy lleno de ti, de tu amor: reboso de gozo, de paz profunda. Tú me has amado mucho en este encuentro a través de la Palabra. Tú te me has dado en plenitud; nada has dejado al olvido, de mí, de mi persona, de mi historia, de toda mi vida. Yo soy, porque tú eres; estás conmigo, en mí. Tú hoy me has hecho renacer de lo alto, me has vuelto nuevo, yo conozco, yo veo, yo siento en mí tu misma vida. Esta es la verdadera Pascua, verdadero paso de la muerte a la vida.¡Señor, gracias por este amor indecible, que me sumerge, me supera, incluso me levanta me realza!
Dejo aquí mi cántara vacía, inútil, incapaz y corro a la ciudad, Señor; voy a llamar a mis amigos, aquéllos que tú amas, para decirles: ¡Venid también vosotros a conocer el Amor!
Señor, una última cosa: que yo no te traicione. Si el Amor no se da, no se comparte, se aleja, desvanece, se transforma en enfermedad, en soledad. Ayúdame te ruego, haz que yo sea amor.

(fuente: ocarm.org)

sábado, 24 de mayo de 2014

"Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes"

Sábado de la quinta semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 1-10.

Pablo llegó luego a Derbe y más tarde a Listra, donde había un discípulo llamado Timoteo, hijo de una judía convertida a la fe y de padre pagano. Timoteo gozaba de buena fama entre los hermanos de Listra y de Iconio. Pablo quería llevarlo consigo, y por eso lo hizo circuncidar en consideración a los judíos que había allí, ya que todo el mundo sabía que su padre era pagano. Por las ciudades donde pasaban, transmitían las decisiones tomadas en Jerusalén por los Apóstoles y los presbíteros, recomendando que las observaran. Así, las Iglesias se consolidaban en la fe, y su número crecía día tras día. Como el Espíritu Santo les había impedido anunciar la Palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y la región de Galacia. Cuando llegaron a los límites de Misia, trataron de entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Pasaron entonces por Misia y descendieron a Tróade. Durante la noche, Pablo tuvo una visión. Vio a un macedonio de pie, que le rogaba: "Ven hasta Macedonia y ayúdanos". Apenas tuvo esa visión, tratamos de partir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba para que la evangelizáramos.


Salmo 100(99), 1-2.3.5.

¡Aclame al Señor la tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen a él, con cánticos de gozo!

Sepan que el Señor es Dios,
él nos hizo y nosotros somos suyos,
su pueblo y el rebaño de su pradera.

«Sí, el Señor es bueno, su amor dura por siempre, y su fidelidad por todas las edades».

del Evangelio según San Juan 15, 18-21.

Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia. Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes. Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.


LECTIO DIVINA

Oración inicial

Señor, Dios todopoderoso, que por las aguas del bautismo nos has engendrado a la vida eterna; ya que has querido hacernos capaces de la vida inmortal, no nos niegues ahora tu ayuda para conseguir los bienes eternos. Por nuestro Señor.

Reflexión

• Juan 15,18-19: El odio del mundo."Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros”. El cristiano que sigue a Jesús está llamado a vivir al revés de la sociedad. En un mundo organizado desde intereses egoístas de personas y grupos, quien procura vivir e irradiar el amor será crucificado. Este fue el destino de Jesús. Por esto, cuando un cristiano o una cristiana es muy elogiado/a por los poderes de este mundo y es exaltado/a como modelo para todos por los medios de comunicación, conviene desconfiar siempre un poco. “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo”. Fue la elección de Jesús lo que nos separó. Y basándonos en esta elección o vocación gratuita de Jesús tenemos la fuerza para aguantar la persecución y la calumnia y podremos tener la alegría en medio de las dificultades.

• Juan 15,20: El siervo no es más que su señor. “El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi palabra, también la vuestra guardarán”. Jesús había insistido en este punto en el lavatorio de los pies (Jn 13,16) y en el discurso de la Misión (Mt 10,24-25). Y esta identificación con Jesús, a lo largo de los siglos, dio mucha fuerza a las personas para seguir su camino y fue fuente de experiencia mística para muchos santos y santas mártires.

• Juan 15,21: Persecución por causa de Jesús. “Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.” La insistencia repetida de los evangelios en recordar las palabras de Jesús que pueden ayudar a las comunidades a entender el porqué de las crisis y de las persecuciones, es una señal evidente de que nuestros hermanos y hermanas de las primeras comunidades no tuvieron una vida fácil. Desde la persecución de Nerón en el 64 después de Cristo hasta el final del siglo primero, vivieron en el temor de ser perseguidos, acusados, encarcelados y de morir en cualquier momento. La fuerza que los sostenía era la certeza de que Jesús estaba en medio de ellos.

Para la reflexión personal

• Jesús se dirige a mí y me dice: Si fueras del mundo, el mundo amaría lo suyo. ¿Cómo aplico esto a mi vida?
• Dentro de mí hay dos tendencias: el mundo y el evangelio. ¿Cuál de las dos domina?

Oración final

Pues bueno es Yahvé y eterno su amor, su lealtad perdura de edad en edad. (Sal 100,5)

(fuente: ocarm.org)

viernes, 23 de mayo de 2014

"Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado"

Viernes de la quinta semana de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 15, 22-31.

En aquellos días, los Apóstoles, los presbíteros y la Iglesia entera, decidieron elegir a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres eminentes entre los hermanos, y les encomendaron llevar la siguiente carta: "Los Apóstoles y los presbíteros saludamos fraternalmente a los hermanos de origen pagano, que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia. Habiéndonos enterado de que algunos de los nuestros, sin mandato de nuestra parte, han sembrado entre ustedes la inquietud y provocado el desconcierto, hemos decidido de común acuerdo elegir a unos delegados y enviárselos junto con nuestros queridos Bernabé y Pablo, los cuales han consagrado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso les enviamos a Judas y a Silas, quienes les transmitirán de viva voz este mismo mensaje. El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles ninguna carga más que las indispensables, a saber: que se abstengan de la carne inmolada a los ídolos, de la sangre, de la carne de animales muertos sin desangrar y de las uniones ilegales. Harán bien en cumplir todo esto. Adiós". Los delegados, después de ser despedidos, descendieron a Antioquía donde convocaron a la asamblea y le entregaron la carta. Esta fue leída y todos se alegraron por el aliento que les daba.


Salmo 57(56), 8-9.10-12.

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar al son de instrumentos:
¡despierta, alma mía!
¡Despierten, arpa y cítara,
para que yo despierte a la aurora!

Te alabaré en medio de los pueblos, Señor,
te cantaré entre las naciones,
porque tu misericordia se eleva hasta el cielo
y tu fidelidad hasta las nubes.
¡Levántate, Dios, por encima del cielo,
y que tu gloria cubra toda la tierra!


del Evangelio según San Juan 15, 12-17.

Jesús dijo a sus discípulos: «Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»


LECTIO DIVINA

Oración inicial

Señor Dios todopoderoso, que, sin mérito alguno de nuestra parte, nos has hecho pasar de la muerte a la vida y de la tristeza al gozo; no pongas fin a tus dones, ni ceses de realizar tus maravillas en nosotros, y concede a quienes ya hemos sido justificados por la fe la fuerza necesaria para perseverar siempre en ella. Por nuestro Señor.

Reflexión

• El evangelio Juan 15,12-17 ya ha sido meditado hace pocos días (..... o será retomado dentro de algún día). Vamos a retomar algunos puntos de aquel día.

• Juan 15,12-13: Amar a los hermanos como él nos amó. El mandamiento de Jesús es uno solo: "¡amarnos unos a otros como él nos amó!" (Jn 15,12). Jesús supera el Antiguo Testamento. El criterio antiguo era: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Lb. 18,19). El nuevo criterio es: "Amaros unos a otros como yo os he amado". Aquí él dice aquella frase que seguimos cantando hasta hoy: "¡No hay prueba de mayor amor que dar la vida para los hermanos!"

• Juan 15,14-15: Amigos y no siervos. "Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando", a saber, la práctica del amor hasta el don total de sí! En seguida, Jesús coloca un ideal altísimo para la vida de los discípulos. Dice: “No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer”. Jesús no tenía más secretos para sus discípulos. Todo lo que oye del Padre nos lo cuenta. Este es el ideal bonito de la vida en comunidad: llegar a una total transparencia, hasta el punto de no tener secretos entre nosotros y poder confiar totalmente el uno en el otro, poder compartir la experiencia que tenemos de Dios y de la vida y, así, enriquecernos mutuamente. Los primeros cristianos podrán realizar este ideal durante unos años. "Eran un solo corazón y una sola alma" (He 4,32; 1,14; 2,42.46).

• Juan 15,16-17: Fue Jesús el que nos escogió. No fuimos nosotros quienes elegimos a Jesús. Fue él quien nos encontró, nos llamó y nos dio la misión de ir y dar fruto, un fruto que permanezca. Nosotros le necesitamos a él, pero también él nos necesita a nosotros para poder seguir haciendo hoy lo que hizo para la gente de Galilea. La última recomendación: "¡Esto os mando: que os améis unos a otros!"

Para la reflexión personal

• Amar al prójimo como Jesús nos amó. Este es el ideal de cada cristiano. ¿Cómo lo estoy viviendo?
• Todo lo que oí de mi Padre os lo he contado. Este es el ideal de la comunidad: llegar a una transparencia total. ¿Cómo lo vivo en mi comunidad?

Oración final

A punto está mi corazón, oh Dios,
mi corazón está a punto;
voy a cantar, a tañer,
¡gloria mía, despierta!,
¡despertad, arpa y cítara!,
¡a la aurora despertaré! (Sal 57,8-9)

(fuente: ocarm.org)

jueves, 22 de mayo de 2014

"Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor"

Jueves de la quinta semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 15, 7-21.

Al cabo de una prolongada discusión, Pedro se levantó y dijo: "Hermanos, ustedes saben que Dios, desde los primeros días, me eligió entre todos ustedes para anunciar a los paganos la Palabra del Evangelio, a fin de que ellos abracen la fe. Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio en favor de ellos, enviándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros. El no hizo ninguna distinción entre ellos y nosotros, y los purificó por medio de la fe. ¿Por qué ahora ustedes tientan a Dios, pretendiendo imponer a los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos soportar? Por el contrario, creemos que tanto ellos como nosotros somos salvados por la gracia del Señor Jesús". Después, toda la asamblea hizo silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos. Cuando dejaron de hablar, Santiago tomó la palabra, diciendo: "Hermanos, les ruego que me escuchen: Simón les ha expuesto cómo Dios dispuso desde el principio elegir entre las naciones paganas, un Pueblo consagrado a su Nombre. Con esto concuerdan las palabras de los profetas que dicen: Después de esto, yo volveré y levantaré la choza derruida de David; restauraré sus ruinas y la reconstruiré, para que el resto de los hombres busque al Señor, lo mismo que todas las naciones que llevan mi Nombre. Así dice el Señor, que da a conocer estas cosas desde la eternidad. Por eso considero que no se debe inquietar a los paganos que se convierten a Dios, sino que solamente se les debe escribir, pidiéndoles que se abstengan de lo que está contaminado por los ídolos, de las uniones ilegales, de la carne de animales muertos sin desangrar y de la sangre. Desde hace muchísimo tiempo, en efecto, Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores que leen la Ley en la sinagoga todos los sábados".


Salmo 96(95),1-2a.2b-3.10.

¡Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre.

Día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.

Digan entre las naciones: «El Señor reina!
El mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud.»


del Evangelio según San Juan 15,9-11.

Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»


REFLEXIÓN

“Para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto”

El Evangelio, donde deslumbra gloriosa la Cruz de Cristo, invita insistentemente a la alegría. Bastan algunos ejemplos: «Alégrate» es el saludo del ángel a María. La visita de María a Isabel hace que Juan salte de alegría en el seno de su madre. En su canto María proclama: «Mi espíritu se estremece de alegría en Dios, mi salvador». Cuando Jesús comienza su ministerio, Juan exclama: «Ésta es mi alegría, que ha llegado a su plenitud». Jesús mismo «se llenó de alegría en el Espíritu Santo». Su mensaje es fuente de gozo: «Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría sea plena». Nuestra alegría cristiana bebe de la fuente de su corazón rebosante. Él promete a los discípulos: «Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría». E insiste: «Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría». Después ellos, al verlo resucitado, «se alegraron»... ¿Por qué no entrar también nosotros en ese río de alegría?...

Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo. Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias: «Me encuentro lejos de la paz, he olvidado la dicha […] Pero algo traigo a la memoria, algo que me hace esperar. Que el amor del Señor no se ha acabado, no se ha agotado su ternura. Mañana tras mañana se renuevan. ¡Grande es su fidelidad! […] Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor».

(Referencias bíblicas: 
Lc 1,28 (griego); 1,41; 1,47; Jn 3,29; Lc 10,21; Jn 15,11; 16,20; 16,22; 20,20; Lm 3,17-26)
Papa Francisco
Exhortación apostólica “La alegría del evangelio / Evangelii Gaudium” § 5-6 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)
(fuente: www.evangeliodeldia.org)

miércoles, 21 de mayo de 2014

"Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí"

Miércoles de la quinta semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 15, 1-6.

Algunas personas venidas de Judea enseñaban a los hermanos que si no se hacían circuncidar según el rito establecido por Moisés, no podían salvarse. A raíz de esto, se produjo una agitación: Pablo y Bernabé discutieron vivamente con ellos, y por fin, se decidió que ambos, junto con algunos otros, subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los Apóstoles y los presbíteros. Los que habían sido enviados por la Iglesia partieron y atravesaron Fenicia y Samaría, contando detalladamente la conversión de los paganos. Esto causó una gran alegría a todos los hermanos. Cuando llegaron a Jerusalén, fueron bien recibidos por la Iglesia, por los Apóstoles y los presbíteros, y relataron todo lo que Dios había hecho con ellos. Pero se levantaron algunos miembros de la secta de los fariseos que habían abrazado la fe, y dijeron que era necesario circuncidar a los paganos convertidos y obligarlos a observar la Ley de Moisés. Los Apóstoles y los presbíteros se reunieron para deliberar sobre este asunto.


Salmo 122(121), 1-2.3-4ab.4cd-5.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor!»
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén, que fuiste construida
como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor.

Según es norma en Israel
para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David.


del Evangelio según San Juan 15, 1-8.

Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»


REFLEXIÓN

El que permanece en mí, y yo en él, ése da mucho fruto"

Cuando el hombre noble siente en él una inclinación a poseer a Dios o la gracia o sea lo que sea, debe pensar poco en el consuelo personal que esto le valdrá… Aquellos que entregan completamente a Dios sus dones corporales y espirituales, son los únicos que se hacen capaces y dignos de recibir, en todo tiempo, más gracias todavía… Hijos míos, existen estos hombres como el tronco de la vid. Exteriormente es negro, seco y de poco valor. Al que no lo conociera, le parecería que sólo sirve para ser echado al fuego y quemado. Pero por dentro, en el corazón de esta cepa, están escondidas las venas llenas de vida y una gran fuerza que produce la fruta más preciosa y más dulce de la viña y el árbol que jamás se hubiera referido.

Así existen estas personas, las más amables, las que tienen sus ojos fijos en Dios. Por fuera, en apariencia, son como la gente que se deteriora, se parecen al bosque negro y seco, porque son humildes y pequeños fuera. No son gente de grandes frases, de grandes obras y de grandes prácticas; no viven de apariencias y, según su propia opinión, no brillan en nada. ¡Pero el que ha conocido la vena plena de vida que está en su interior donde renuncian a lo que son por su naturaleza propia, donde Dios es su divisa y su apoyo, qué felicidad les proporcionará este conocimiento!

escrito por Juan Taulero (v. 1300-1361), dominico en Estrasburgo
Sermón 7
(fuente: www.evangeliodeldia.org)

martes, 20 de mayo de 2014

"La paz os dejo, mi paz os doy"

Martes de la quinta semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 14, 19-28.

Vinieron de Antioquía y de Iconio algunos judíos que lograron convencer a la multitud. Entonces apedrearon a Pablo y, creyéndolo muerto, lo arrastraron fuera de la ciudad. Pero él se levantó y, rodeado de sus discípulos, regresó a la ciudad. Al día siguiente, partió con Bernabé rumbo a Derbe. Después de haber evangelizado esta ciudad y haber hecho numerosos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia. Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía. Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababan de cumplir. A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos. Después permanecieron largo tiempo con los discípulos.


Salmo 145(144), 10-11.12-13ab.21.

Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder.

Así manifestarán a los hombres tu fuerza
y el glorioso esplendor de tu reino:
tu reino es un reino eterno,
y tu dominio permanece para siempre.

Mi boca proclamará la alabanza del Señor:
que todos los vivientes bendigan su santo Nombre,
desde ahora y para siempre.


del Evangelio según San Juan 14, 27-31a.

Jesús dijo a sus discípulos: «Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni teman ! Me han oído decir: 'Me voy y volveré a ustedes'. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.»


REFLEXIÓN

«La paz os dejo, mi paz os doy»

Pertenece a todo creyente ser, en el mundo de hoy, un destello luminoso, un foco de amor y fermento para toda la masa (Mt 5,14; 13,33). Cada uno lo será según la medida de su unión con Dios. La paz no reinará entre los hombres si no reina primero en cada uno de ellos, si cada uno no guarda en sí mismo el orden querido por Dios... En efecto, se trata de una empresa demasiado sublime y demasiado elevada para que su realización dependa del poder del hombre dejado a sus solas fuerzas, aunque, por otra parte, tenga la más laudable buena voluntad. Para que la sociedad humana pueda llegar a ser la imagen más perfecta del reino de Dios, es absolutamente necesario el auxilio de lo alto...

Cristo, por su Pasión y por su muerte venció el pecado –fuente y principio de todas las divisiones, de todas las miserias y de todos los desequilibrios... «Porque él es nuestra paz... Él, que vino a anunciaros la paz a vosotros que estabais lejos, y la paz a los que estaban cerca» (Ef 2,14s). En la sagrada liturgia de estos días resuena este mismo anuncio: «Cristo resucitado presentándose en medio de sus discípulos, los saludó diciendo: La paz sea con vosotros. Aleluya. Y los discípulos se gozaron al ver al Señor» (cf Jn 20, 19s). Cristo nos ha traído la paz, nos ha dejado la paz: «La paz os dejo, mi paz os doy. No la doy como la da el mundo».

Pidamos, pues, con instantes súplicas al Redentor, esta paz que él mismo nos trajo. Que él borre de los hombres todo lo que pueda poner en peligro esta paz y transforme a todos en testigos de la verdad, de la justicia y del amor fraterno. Que ilumine con su luz la mente de los que gobiernan las naciones... Que Cristo encienda las voluntades de todos para echar por tierra las barreras que dividen a los unos de los otros, para estrechar los vínculos de la mutua caridad, para fomentar la mutua comprensión, en fin para perdonar los agravios. Así, bajo su acción y amparo, todos los pueblos se aúnen como hermanos y florezca entre ellos y reine siempre la anhelada paz.

escrito por San Juan XXIII (1881-1963), papa
Encíclica «Pacem in Terris»
(fuente: www.evangeliodeldia.org)

lunes, 19 de mayo de 2014

"El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama"

Lunes de la quinta semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 14, 5-18.

Al producirse en Iconio un tumulto los paganos y los judíos, dirigidos por sus jefes, intentaron maltratar y apedrear a Pablo y Bernabé. Estos, al enterarse, huyeron a Listra y a Derbe, ciudades de Licaonia, y a sus alrededores; y allí anunciaron la Buena Noticia. Había en Listra un hombre que tenía las piernas paralizadas. Como era tullido de nacimiento, nunca había podido caminar, y sentado, escuchaba hablar a Pablo. Este, mirándolo fijamente, vio que tenía la fe necesaria para ser curado, y le dijo en voz alta: "Levántate, y permanece erguido sobre tus pies". El se levantó de un salto y comenzó a caminar. Al ver lo que Pablo acababa de hacer, la multitud comenzó a gritar en dialecto licaonio: "Los dioses han descendido hasta nosotros en forma humana", y daban a Bernabé el nombre de Júpiter, y a Pablo el de Mercurio porque era el que llevaba la palabra. El sacerdote del templo de Júpiter que estaba a la entrada de la ciudad, trajo al atrio unos toros adornados de guirnaldas y, junto con la multitud, se disponía a sacrificarlos. Cuando Pablo y Bernabé se enteraron de esto, rasgaron sus vestiduras y se precipitaron en medio de la muchedumbre, gritando: "Amigos, ¿qué están haciendo? Nosotros somos seres humanos como ustedes, y hemos venido a anunciarles que deben abandonar esos ídolos para convertirse al Dios viviente que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. En los tiempos pasados, él permitió que las naciones siguieran sus propios caminos. Sin embargo, nunca dejó de dar testimonio de sí mismo, prodigando sus beneficios, enviando desde el cielo lluvias y estaciones fecundas, dando el alimento y llenando de alegría los corazones". Pero a pesar de todo lo que dijeron, les costó mucho impedir que la multitud les ofreciera un sacrificio.


Salmo 115(113B),1-2.3-4.15-16.

No nos glorifiques a nosotros, Señor:
glorifica solamente a tu Nombre,
por tu amor y tu fidelidad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«¿Dónde está su dios?»

Nuestro Dios está en el cielo y en la tierra
él hace todo lo que quiere.
Los ídolos, en cambio, son plata y oro,
obra de las manos de los hombres.

Sean bendecidos por el Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
y la tierra la entregó a los hombres.


del Evangelio según San Juan 14,21-26.

Jesús dijo a sus discípulos: «El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él". Judas -no el Iscariote- le dijo: "Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?". Jesús le respondió: "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.»


REFLEXIÓN

21. Es decir: el que obedece eficazmente al Padre muestra que tiene amor, pues si no lo amase no tendría fuerza para obedecerlo, como vemos, en el v. 23. No tiene amor porque obra, sino que obra porque tiene amor. Cf. Luc. 7, 47 y nota.

23. El amor es el motor indispensable de la vida sobrenatural: todo aquel que ama, vive según el Evangelio; el que no ama no puede cumplir los preceptos de Cristo, ni siquiera conoce a Dios, puesto que Dios es amor (I Juan 4, 8). "Del amor a Dios brota de por sí la obediencia a su divina voluntad (Mat. 7, 21; 12, 50; Marc. 3, 35; Luc. 8, 21), la confianza en su providencia (Mat. 6, 25 - 34; 10, 29 - 33; Luc. 12, 4 - 12 y 22 - 34; 18, 1 - 8), la oración devota (Mat. 6, 7 - 8; 7, 7 - 12; Marc. 11, 24; Luc. 11, 1 - 13; Juan 16, 23 - 24), y el respeto a la casa de Dios (Mat. 21, 12 - 17; Juan 2, 16)" (Lesetre).

24. Dios nos revela a este respecto su intimidad diciendo: "Como una mujer que desprecia al que la ama, así me ha despreciado Israel" (Jer. 3, 20). Esto nos hace comprender que querer suplir con obras materiales la falta de amor, sería como si una mujer que rechaza el amor de un príncipe pretendiera consolarlo ofreciéndole dinero. O como si un hijo que se apartó del hogar creyese que satisface a su padre con mandarle regalos. Véase la clara doctrina de S. Pablo. en I Cor. 13, 1 ss.

26. Jesús hace aquí quizá la más estupenda de sus revelaciones y de sus promesas. El mismo Espíritu divino, que El nos conquistó con sus méritos infinitos, se hará el inspirador de nuestra alma y el motor de nuestros actos, habitando en nosotros (v. 16 s.). Tal es el sentido de las palabras "os lo enseñará todo", es decir, no todas las cosas que pueden saberse, sino todo lo vuestro, como maestro permanente de vuestra vida en todo instante. San Pablo confirma esto en Rom. 8, 14 llamando hijos de Dios a "los que son movidos por el Espíritu de Dios". Si bien miramos, todo el fruto de la Pasión de Cristo consiste en habernos conseguido esa maravilla de que el Espíritu de Dios, que es todo luz y amor y gozo, entre en nosotros, confortándonos, consolándonos, inspirándonos en todo momento y llevándonos al amor de Jesús (6, 44 y nota) para que Jesús nos lleve al Padre (vv. 6 ss.) y así el Padre sea glorificado en el Hijo (v. 13). Tal es el plan del Padre en favor nuestro (6, 40 y nota), de tal modo que la glorificación de ambos sea también la nuestra, como se ve expresamente en 17, 2. Para entrar en nosotros ese nuevo rector que es el Espíritu Santo, sólo espera que el anterior le ceda el puesto. Eso quiere decir simplemente el "renunciarse a sí mismo". Os recordará, etc.: es decir, traerá a la memoria en cada momento oportuno (Mat. 10, 19; Marc. 13, 11) las enseñanzas de Jesús a los que se hayan preocupado de aprenderlas. Véase 16, 13; Luc. 11, 13 y notas.

(fuente: www.aciprensa.com)
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