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lunes, 24 de febrero de 2014

"Todo es posible para el que cree"

Lunes de la séptima semana del tiempo ordinario

Epístola de Santiago 3,13-18.

El que se tenga por sabio y prudente, demuestre con su buena conducta que sus actos tienen la sencillez propia de la sabiduría. Pero si ustedes están dominados por la rivalidad y por el espíritu de discordia, no se vanagloríen ni falten a la verdad. Semejante sabiduría no desciende de lo alto sino que es terrena, sensual y demoníaca. Porque donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz.


Salmo 19(18),8.9.10.15.

La ley del Señor es perfecta,
es remedio para el alma,
toda declaración del Señor es cierta
y da al sencillo la sabiduría.

Las ordenanzas del Señor son rectas
y para el corazón son alegría.
Los mandamientos del Señor son claros
y son luz para los ojos.

El temor del Señor es un diamante,
que dura para siempre;
los juicios del Señor son verdad,
y todos por igual se verifican.

¡Ojalá te gusten las palabras de mi boca,
esta meditación a solas ante ti,
oh Señor, mi Roca y Redentor!


del Evangelio según San Marcos 9,14-29.

Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas. En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo. El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?". Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo. Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron". "Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo". Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al sueloCo y se revolcaba, echando espuma por la boca. Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió, y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos". "¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree". Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe". Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más". El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto". Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie. Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?". El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".


Comentario

En tres ocasiones nos presenta Marcos a Jesús en oración:

-para pedirle a Dios no caer en la tentación del éxito y del triunfo fácil;
-al terminar la jornada de Cafarnaún después de la multiplicación de panes y peces;
-en el Huerto de Getsemaní.

En cambio, nunca nos habla este evangelio de los Discípulos, en actitud de oración: posiblemente, sobre todo al principio, preferían el camino del éxito, poder y honor en vez de seguir el camino de servicio humilde del Maestro. Por eso se sentían incapaces de liberar a los seres humanos del espíritu mudo, que los esclavizaba.

En segundo lugar, la necesidad de la oración.

Necesaria es la oración para comprender que, sólo renunciando al mdo de vida mundano y burgués, se puede liberar a los oprimidos. Jesús da estos pasos:

-Por orden de Jesús, el niñoes liberado del espíritu inmundo.
-El espíritu sale del niño, pero le deja medio muerto.
-Jesús lo toma de la mano, lolevanta y el niño se pone en pie.

Muchos de nuestros cristianos se tienen por ejemplares, cuando dicen: "Yo ni robo ni mato." No descubren que, para seguir a Jesús:

-no basta no hacer el mal;
-es necesario tener fe, e.d. llenarse por la misericordia de Dios de la fuerza del amor y ponerse de pie.

Sólo así podremos seguir a Jesús. De ahí que nos describa el Evangelio el cambio que consigue Jesús en el padre del niño: lo cura de su falta de verdadera fe, que le impide conocer, aceptar y seguir a Jesús. Por eso, Jesús: -discute con todos y los llama "generación incrédula";

-dice al padre del niño que "todo es posible al que cree";
-explica a sus discípulos su impotencia para curar por falta de oración.

Descubramos hoy la necesidad de la fe para todo el que quiera vivir fielmente el compromiso del Reino de Dios, como lo vivió Jesús.

escrito por Padre Juan José Palomino del Alamo 
(fuente: www.homiletica.org)

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