(28/06/2015)
Libro de la Sabiduría 1, 13-15.2,23-24.
Porque Dios no ha hecho la muerte ni se complace en el perdición de los vivientes. El ha creado todas las cosas para que subsistan; las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas ningún veneno mortal y la muerte no ejerce su dominio sobre la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla.
Salmo 30(29),2.4.5-6.11.12a.13b.
Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste
y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí.
Tú, Señor, me levantaste del Abismo
y me hiciste revivir,
cuando estaba entre los que bajan al sepulcro.
Canten al Señor, sus fieles;
den gracias a su santo Nombre,
porque su enojo dura un instante,
y su bondad, toda la vida:
si por la noche se derraman lágrimas,
por la mañana renace la alegría.
«Escucha, Señor, ten piedad de mí;
ven a ayudarme, Señor.»
Tú convertiste mi lamento en júbilo,
¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente!
Carta II de San Pablo a los Corintios 8, 7.9.13-15.
Y ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad. Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza. No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad. En el caso presente, la abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes. Así habrá igualdad, de acuerdo con lo que dice la Escritura: El que había recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez.
del Evangelio según San Marcos 5, 21-43.
Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva". Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados. Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré curada". Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal. Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?". Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?". Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido. Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad. Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad". Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?". Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que creas". Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba. Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme". Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba. La tomó de la mano y le dijo: "Talitá kum", que significa: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate". En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que le dieran de comer.
LECTIO DIVINA
Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
a) Clave de lectura:
En este 13º Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia propone una meditación de dos milagros de Jesús a favor de dos mujeres. El primero a favor de una mujer, considerada impura a causa de una hemorragia que padecía desde hacía doce años. El otro a favor de una niña de 12 años. Recién muerta. Según la mentalidad de la época, cualquier persona que tocase la sangre o un cadáver era considerada como impura. ¡Sangre y muerte eran factores de exclusión! Por esto, las dos mujeres estaban marginadas, excluidas de la participación de la comunidad. También hoy hay categorías de personas que están excluidas o que se sienten excluidas de la participación de la comunidad cristiana. ¿Cuáles son hoy los factores que causan la exclusión, tanto en la Iglesia como en la sociedad?
Marcos describe los dos milagros con imágenes muy vivas. El texto es largo. Durante su lectura, considera que estás en medio de la gente acompañando a Jesús hacia la casa de Jairo. Y mientras caminas en silencio, trata de poner atención a los comportamientos tan variados de las personas que aparecen en la descripción de los dos milagros. Jairo, el padre de la niña, la gente, la mujer que sufre a causa de la hemorragia, los discípulos, la niña. Pregúntate cómo sería tu comportamiento
b) Una división del texto para ayudar a su lectura:
► Marcos 5,21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo sigue
► Marcos 5,25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
► Marcos 5,27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
► Marcos 5,29: La mujer consigue su intento y queda curada
► Marcos 5,30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
► Marcos 5,33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
► Marcos 5,35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
► Marcos 5,37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
► Marcos 5,41-43: La resurrección de la niña
Un momento de silencio orante para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
Algunas preguntas para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Cuál es el punto de este texto que más te gusta o que te ha emocionado más? ¿Por qué?
b) ¿Cómo es el comportamiento de la mujer que ha tocado a Jesús? ¿Y qué es lo que le da la fuerza para tocar a Jesús?
c) ¿Por qué los discípulos no entendían lo que sucedía entre Jesús y la gente?
d) ¿Quién era Jairo? ¿Cómo se comporta Jesús con él, con su mujer y con su hija?
e) Una mujer es curada e integrada de nuevo a la convivencia de la comunidad. Una niña es levantada de su lecho de muerte. ¿Qué enseñan hoy estas dos acciones de Jesús para nuestra vida de familia y comunidad?
Para aquéllos que desean profundizar más en el tema
a) Contexto de ayer y de hoy:
i) A lo largo de las páginas de su evangelio, Marcos va aumentando las informaciones sobre la persona de Jesús. Hace ver cómo el misterio del Reino se refleja en el poder que Jesús ejercita a favor de los discípulos y de la gente, y sobre todo, a favor de los pobres y marginados. Al mismo tiempo, a medida en que este poder se manifiesta, aumenta en los discípulos la incapacidad de entender y queda siempre más claro que tienen que cambiar las ideas que tienen sobre el Mesías. De otro modo, la incomprensión crecerá y corren el peligro de alejarse de Jesús.
ii) En los años setenta, época en la que Marcos escribe su evangelio, existía gran tensión en las comunidades cristianas entre los judíos convertidos y los paganos convertidos. Algunos judíos, sobre todo aquéllos que habían pertenecido al grupo de los fariseos, continuaban fieles a la observancia de las normas de la pureza de su cultura milenaria y, por esto, tenían dificultad de vivir con los paganos convertidos, porque pensaban que éstos vivían en la impureza. Por esto, la narración de los dos milagros de Jesús a favor de dos mujeres era de gran ayuda para superar los viejos tabúes.
b) Comentario del texto:
► Marcos 5,21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla. Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se está muriendo. Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús cuando vaya a realizar el milagro. Y éste es el punto de partida de los dos episodios que siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña de doce años.
► Marcos 5,25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia! Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel tiempo la sangre convertía a la persona impura y a quien la tocara. Marcos dice que la mujer había gastado toda su fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había empeorado. ¡Situación sin solución!
► Marcos 5,27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una nueva esperanza. Se dijo entre sí: “Si consigo tan sólo tocar su manto, seré curada”. La doctrina de la época decía: “Si toco su manto, quedaré impuro” ¡La mujer piensa exactamente lo contrario! Signo este que demuestra mucho valor. Signo también de que la mujer no estaba completamente de acuerdo con lo que las autoridades enseñaban. La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
► Marcos 5,29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo ha quedado curado. Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una piedra esta inscripción: “¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada impura, pero llena de fe, tocó a Jesús y curó!”
► Marcos 5,30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza: ¿”Quién me ha tocado?”. Los discípulos reaccionan: “Tú estás viendo que la gente te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha tocado?” He aquí de nuevo un pequeño desacuerdo entre Jesús y los discípulos. Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los discípulos. Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción distinta de Jesús. Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
► Marcos 5,33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
La mujer se ha dado cuenta que ha sido descubierta. Es para ella un momento difícil y peligroso. Pues, según la creencia de la época, una persona impura que, como aquella mujer, se mete en medio de la gente, contaminaba a todos tocándolos simplemente. Convertía a todos impuros delante de Dios (Lv 15,19-30). Por esto, el castigo era que podía ser apartada y apedreada. Pero a pesar de todo esto, la mujer tiene el valor de asumir lo que ha hecho. La mujer, llena de miedo y temblando, se le echa a los pies y confiesa la verdad. Jesús pronuncia entonces su palabra final diciendo: “¡Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y queda curada de tu enfermedad!” Bellas palabras, muy humanas. Con la palabra “Hija” Jesús acoge a la mujer en la nueva familia, en la comunidad, que se forma en torno a Él. Sucede lo que ella pensaba. Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer no hubiera podido obrar el milagro.
► Marcos 5,35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
He aquí que, en este preciso momento llega el personal de la casa de Jairo para anunciarle que su hija ha muerto. No hay necesidad, por tanto de molestar a Jesús. ¡Para ellos la muerte era la gran frontera y Jesús no conseguirá superarla! Jesús escucha, mira a Jairo y le aplica lo que apenas ha visto, esto es, que la fe es capaz de hacer lo que la persona cree. Y le dice: “¡No temas, solamente ten fe!”
► Marcos 5,37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la reacción de la gente
Jesús se separa de la gente y sólo permite a algunos discípulos estar con Él. Y dice: “La niña no está muerta, está dormida”. Los criados de la casa ríen. La gente sabe cuándo una persona está muerta o cuando duerme. ¡Es la risa de Abrahán y de Sara, o sea, de aquéllos que no consiguen creer que “nada es imposible para Dios!” (Jn 17,17; 18,12-14; Lc 1,37). También para ellos, la muerte es una barrera que no es posible superar. Las palabras de Jesús tienen un significado mucho más profundo. La situación de las comunidades del tiempo de Marcos parecía una situación de muerte. Ellos debían escuchar: “¡No estáis muertos. Estáis dormidos. Despertaos!”. Jesús no da importancia a la risotada y entra en el cuarto donde se encuentra la niña. Entra Él, los tres discípulos y el padre de la niña.
► Marcos 5,41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: “¡Talita kúmi!” Y ella se levanta. Gran conmoción. Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la niña. ¡Curación de dos mujeres! Una tiene doce años y la otra doce años con hemorragia, doce años de marginación. La exclusión de la joven comienza a la edad de doce años, porque empiezan las menstruaciones. Comienza a morir. Jesús tiene un poder mayor y la resucita: “¡Levántate!”
c) Ampliando conocimientos: Las mujeres del Evangelio
En la época del Nuevo Testamento, la mujer vivía marginada por el simple hecho de ser mujer (cf. Lv 15,19-27; 12,1-5). En la sinagoga no participaba en la vida pública, no podía ser testigo. Por esto, muchas mujeres se resistían contra esta exclusión. Desde los tiempos de Esdra, cuando la marginación de la mujer todavía era más pesada (Esd 9,1-2;10,2-3), crecía su resistencia, como aparece en las historias de Judit, Ester, Ruth, Noemí, Susana, la Sulamita y otras. Esta resistencia encuentra eco y acogida en Jesús. He aquí algunos episodios en los que aparece el inconformismo y la resistencia de las mujeres en la vida cotidiana y la acogida que Jesús les da:
La prostituta tiene el valor de desafiar las normas de la sociedad y de la religión. Entra en casa de un fariseo para postrarse a los pies del Jesús. Encontrándolo, encuentra amor y perdón y recibe defensa contra los fariseos. La mujer encorvada no siente para nada los gritos del jefe de la sinagoga, Busca la curación, aunque sea en sábado. Jesús la acoge como una hija y la defiende contra el jefe de la sinagoga (Lc 13,10-17). La mujer considerada impura por causa de la pérdida de sangre, tiene el valor de meterse en medio de la gente y de pensar exactamente lo contrario de la doctrina oficial. La doctrina decía: “¡Quien la toca, queda impuro!” Pero ella decía: “¡Si consigo tocarlo, curaré!” (Mc 5,28). Es acogida sin reproche y se cura. Jesús declara que la curación es fruto de la fe (Mc 5,25-34). La Samaritana, despreciada por su condición de herética, tiene el valor de hablar con Jesús y de cambiar el sentido de la conversación comenzado por Él. (cf Jn 4,19.25). En el evangelio de Juan, es la primera persona que recibe el secreto de que Jesús es el Mesías (Jn 4,26). La mujer extranjera de la región de Tiro y Sidón no acepta su marginación y sabe hablar de tal modo, que obtiene de Jesús el ser por Él escuchada (Mc 7,24-30). La madres con los hijos pequeños se enfrentan a los discípulos y son acogidos y bendecidos por Jesús (Mt 19,13-15; Mc 10, 13-16). Las mujeres que desafía al poder y permanecen junto a la cruz de Jesús (Mc 15,40; Mt 27,55-56.61), fueron también las primeras en experimentar la presencia de Jesús resucitado (Mc 16, 5-8; Mt 28,9-10). Entre ellas se encontraba María Magdalena, poseída de espíritus malignos, pero curada por Jesús (Lc 8,2). Ella recibió la orden de transmitir la Buena Noticia de la resurrección a los apóstoles (Jn 20,16-18). Marcos dice que “ellas habían seguido y servido a Jesús cuando estaba todavía en Galilea. Había muchas más que habían subido con Él a Jerusalén” (Mc 15,41). Marcos se sirve de tres palabras importantes para definir la vida de estas mujeres: seguir, servir y subir a Jerusalén. Son tres palabras que definen al discípulo ideal. ¡Representan el modelo para los otros discípulos que huyeron!
Orar con el Salmo 103 (102)
¡Dar gracias a Dios por todo lo que hace por nosotros!
Bendice, alma mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios.
Él, que tus culpas perdona,
que cura todas tus dolencias,
rescata tu vida de la fosa,
te corona de amor y ternura,
satura de bienes tu existencia,
y tu juventud se renueva como la del águila.
Yahvé realiza obras de justicia
y otorga el derecho al oprimido,
manifestó a Moisés sus caminos,
a los hijos de Israel sus hazañas.
Yahvé es clemente y compasivo,
lento a la cólera y lleno de amor;
no se querella eternamente,
ni para siempre guarda rencor;
no nos trata según nuestros yerros,
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se alzan sobre la tierra los cielos,
igual de grande es su amor con sus adeptos;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros crímenes.
Como un padre se encariña con sus hijos,
así de tierno es Yahvé con sus adeptos;
que él conoce de qué estamos hechos,
sabe bien que sólo somos polvo.
¡El hombre! Como la hierba es su vida,
como la flor del campo, así florece;
lo azota el viento y ya no existe,
ni el lugar en que estuvo lo reconoce.
Pero el amor de Yahvé es eterno
con todos que le son adeptos;
de hijos a hijos pasa su justicia,
para quienes saben guardar su alianza,
y se acuerdan de cumplir sus mandatos.
Yahvé asentó su trono en el cielo,
su soberanía gobierna todo el universo.
Bendecid a Yahvé, ángeles suyos,
héroes potentes que cumplís sus órdenes
en cuanto oís la voz de su palabra.
Bendecid a Yahvé, todas sus huestes,
servidores suyos que hacéis su voluntad.
Bendecid a Yahvé, todas sus obras,
en todos los lugares de su imperio.
¡Bendice, alma mía, a Yahvé!
Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
(fuente: ocarm.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario