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sábado, 1 de febrero de 2014

"¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?"

Sábado de la tercera semana del tiempo ordinario

Segundo Libro de Samuel 12, 1-7a. 10-17.

Entonces el Señor le envió al profeta Natán. El se presentó a David y le dijo: "Había dos hombres en una misma ciudad, uno rico y el otro pobre.

El rico tenía una enorme cantidad de ovejas y de bueyes.

El pobre no tenía nada, fuera de una sola oveja pequeña que había comprado. La iba criando, y ella crecía junto a él y a sus hijos: comía de su pan, bebía de su copa y dormía en su regazo. ¡Era para él como una hija!

Pero llegó un viajero a la casa del hombre rico, y este no quiso sacrificar un animal de su propio ganado para agasajar al huésped que había recibido. Tomó en cambio la oveja del hombre pobre, y se la preparó al que le había llegado de visita".

David se enfureció contra aquel hombre y dijo a Natán: "¡Por la vida del Señor, el hombre que ha hecho eso merece la muerte! Pagará cuatro veces el valor de la oveja, por haber obrado así y no haber tenido compasión".

Entonces Natán dijo a David: "¡Ese hombre eres tú! Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel y te libré de las manos de Saúl; Por eso, la espada nunca más se apartará de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Urías, el hitita. Así habla el Señor: 'Yo haré surgir de tu misma casa la desgracia contra ti. Arrebataré a tus mujeres ante tus propios ojos y se las daré a otro, que se acostará con ellas en pleno día.

Porque tú has obrado ocultamente, pero yo lo haré delante de todo Israel y a la luz del sol'". David dijo a Natán: "¡He pecado contra el Señor!". Natán le respondió: "El Señor, por su parte, ha borrado tu pecado: no morirás. No obstante, porque con esto has ultrajado gravemente al Señor, el niño que te ha nacido morirá sin remedio".

Y Natán se fue a su casa. El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y él cayó gravemente enfermo. David recurrió a Dios en favor del niño: ayunó rigurosamente, y cuando se retiraba por la noche, se acostaba en el suelo. Los ancianos de su casa le insistieron para que se levantara del suelo, pero él se negó y no quiso comer nada con ellos.


Salmo 51(50),12-13.14-15.16-17.

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un firme espíritu. No me rechaces lejos de tu rostro ni me retires tu espíritu santo.

Dame tu salvación que regocija, y que un espíritu noble me dé fuerza. Mostraré tu camino a los que pecan, a ti se volverán los descarriados.

Líbrame, oh Dios, de la deuda de sangre, Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza.


del Evangelio según San Marcos 4, 35-41.

Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla". Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.

Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?".

Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?"


Reflexión

Oración inicial

Señor, que todo calle en mi interior para escuchar la fuerza de tu palabra y así se serene mi interior.

Comentario

En Mc 4,35–5,43 las parábolas dejan paso a la actuación prodigiosa de Jesús. Él anuncia la llegada del Reino con su predicación pero también con su actuación.

En la tradición de los pueblos de Oriente Medio el mar ha sido siempre el lugar de las fuerzas caóticas del mal, opuestas a Dios. Jesús deja la orilla de Cafarnaum para pasar a la otra orilla, a la costa occidental del lago de Galilea, que en la época era territorio no judío, y, por tanto, tierra de paganos. En medio de la travesía del mar se levanta un fuerte temporal, como si las fuerzas del mal quisieran obstaculizar la difusión del evangelio del Reino de Dios.

El relato de la tempestad, frecuentes en el lago de Galilea, sobre todo en invierno, quiere ser una catequesis sobre la fe del discípulo y la identidad de Jesús. Quiere suscitar, antes que nada, una fe suficientemente madura como para saber encontrar paz y serenidad, hasta en los momentos difíciles en que Dios parece estar ausente. Y después ya insinúa la divinidad de Jesús al presentarlo como aquél al que el viento y las aguas le obedecen, dado que en la tradición bíblica estos dos elementos, junto con los rayos y los truenos, están siempre a las órdenes de Dios.

¿Qué te dice el texto?

Las últimas parábolas que ha narrado Mc mostraban la fuerza del crecimiento irresistible del Reino. Ahora la escena cambia radicalmente: describe una situación comprometida de los discípulos. Todo produce cierta grima: se ha hecho oscuro; se levanta de pronto un fuerte temporal y las olas rompen contra la frágil barca que se va llenando de agua. El grup -la comunidad- corre peligro, vive una situación límite; en cualquier momento se puede hundir. Mientras tanto Jesús “duerme” en el puesto del timonel desde donde se marca el rumbo de la nave. Jesús no se siente amenazado, no ha perdido la paz. En cambio, los discípulos medio histéricos gritan y van de un lado a otro, intentando salvar la piel... ¡y Jesús “duerme”! ¿Cómo es que se desentiende? ¿Tan poco le importan sus seguidores? Esta actitud de Jesús recuerda aquel sembrador de la parábola que duerme mientras la semilla hace su trabajo. Pero los discípulos no piensan en aquella parábola, de tan asustados, amedrentados y alarmados como están. Y despiertan a Jesús recriminándole que los abandone en aquel momento de riesgo extremo: “¿No te importa que nos hundamos?”

¡Cuántas situaciones de angustia, de peligro vivimos! Incomprensión, crisis familiar o comunitaria, fracaso de la evangelización, enfriamiento del compromiso, escándalos, fuerzas incontrolables del mal, etc. A veces las comunidades tenemos la sensación de estar perdidas, de ir a la deriva, de haber perdido el norte... y no entendemos el silencio de Dios.

La reacción de Jesús aún es más sorprendente: en lugar de calmarlos, animarlos, organizarlos... los interpela: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Una cosa entendemos: se trata de una crisis de fe personal y comunitaria. La fe se tambalea por lo que pasa en el exterior y por la fragilidad personal. El pecado que nos bloquea la acogida del evangelio es la cobardía: nos impide tomarlo con coherencia y firmeza. ¿Por qué nos da miedo escuchar las llamadas de Jesús? Los discípulos -y también nosotros- aún tienen el corazón endurecido, les cuesta abrirse con fe a la persona de Jesús. Les cuesta entender que Jesús no duerme, sino que sabe vivir siempre, en la tempestad y en la bonanza, en la certeza de estar siempre en las buenas manos del Dios que es todo Amor. Aprender a hacer esta experiencia, no sólo quedan reducidas las dificultades, sino que se aprende a ser discípulo.

¿Qué le dices tú a Dios?

Dedica un buen tiempo a hacer silencio en tu interior, a buscar la calma en medio de tantas preocupaciones, temores, incertidumbres. Como Jesús, ponte en las manos del buen Dios que es todo Amor.

Haz un acto de fe en Jesús que ocupa el lugar del Dios que es todo Amor en tu comunidad o familia. Él está presente, no nos ha abandonado, ¿qué podemos temer?

Pide saber vivir en la confianza. Pide la fuerza interior para aguantar los golpes de la vida, los vacíos, la falta de sentido, el miedo a seguir a Jesús... todo lo que dificulta verdaderamente la fe.

Adhiérete a la persona de Jesús; nos libera de las parálisis y nos hace actuar para que pueda seguir liberando a muchos otros de cualquier tipo de parálisis y desconfianza.

Hecho de vida

“Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!» El viento cesó y vino una gran calma.” ¿Cuál es el viento? ¿Qué está pasando? ¿Nos dejamos llevar por este viento? La situación es cada vez más complicada. En los barrios periféricos de Barcelona, cada vez hay más experiencias de paro y más dificultades para salir de situaciones precarias e injustas. Los jóvenes del barrio de Ciutat Meridiana, un barrio con un elevadísimo paro juvenil, no saben qué hacer para poder tener una experiencia laboral. Con un viento muy fuerte que hace que vayan cayendo en la desesperación y apatía, acaban perdiendo la fuerza para continuar luchando por su futuro.

Un grupo de educadores y educadoras del Centre Cruïlla han dicho basta. Estamos intentando decir a este viento que se silencie, que calle. Sin miedo y con muchas ganas y confianza, este grupo ha formado l’Associació Xiula d’Acció Social. Esta asociación, sin ánimo de lucro, tiene como finalidad que jóvenes del barrio de Ciutat Meridiana tengan experiencias laborales con contrato. La inserción laboral de jóvenes entre 16 y 25 años parece una utopía actualmente. La Asociación ofrece servicios de cátering con jóvenes del proyecto Cruïna, ofrece servicios de estampación de camisetas, servicio de traslados y mercancías, y otras ideas que van saliendo. Los jóvenes son contratados. Cuando van a firmar el contrato a la Gestoría Tissó, que colabora con el proyecto, los jóvenes se sienten importantes. Han podido silenciar un poco el viento que sopla tan fuerte. Por un momento se ha parado, y a continuación, hay un pequeño espacio de bonanza.

¿Estamos viviendo tiempo de miedos? El miedo hace salir de dentro todo el viento y la tempestad incontrolada. El miedo hace que nos volvamos pequeños y nos miremos hacia dentro, que sólo pensemos en la tempestad. ¿Por qué tenemos tanto miedo? Jesús nos invita a tener confianza, fe en el Padre y en la Madre. Con seguridad y firmeza, viene la calma. Sin miedo, con muchas ganas, ilusión, innovación y creatividad, podemos pensar que todo es posible. Incluso hacer contratos a jóvenes de 16-17 años. (Mariano Hernando, educador social del Centre Cruïlla)

Acción de gracias

Da gracias a Dios por el conocimiento que te ha revelado en Jesucristo. Pide al Espíritu que te haga pasar de esta Escritura a la vida.

(fuente: www.webdepastoral.salesians.info)

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