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martes, 1 de septiembre de 2015

'¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!'

Martes de la vigésima segunda semana del tiempo ordinario
(01/09/2015)

Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6.9-11. 

Hermanos: En cuanto al tiempo y al momento, no es necesario que les escriba. Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche. Cuando la gente afirme que hay paz y seguridad, la destrucción caerá sobre ellos repentinamente, como los dolores de parto sobre una mujer embarazada, y nadie podrá escapar. Pero ustedes, hermanos, no viven en las tinieblas para que ese Día los sorprenda como un ladrón: todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas. No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios. Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, a fin de que, velando o durmiendo, vivamos unidos a él. Anímense, entonces, y estimúlense mutuamente, como ya lo están haciendo.


Salmo 27(26), 1.4.13-14.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?

Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.


del Evangelio según San Lucas 4, 31-37.

Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza; "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!". Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.




LECTIO DIVINA

Oración inicial: Dios todopoderoso, de quien procede todo bien, siembra en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, acrecientes el bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro Señor.

Reflexión

• En el evangelio de hoy, vamos a ver de cerca dos asuntos: la admiración de la gente por la manera en que Jesús enseña y sana a un hombre poseído por un demonio impuro. No todos los evangelistas cuentas los hechos del mismo modo. Para Lucas, el primer milagro es la calma con que Jesús se libró de la amenaza de muerte de parte de la gente de Nazaret (Lc 4,29-30) y la curación del hombre poseído (Lc 4,33-35). Para Mateo, el primer milagro es la curación de algunos enfermos y endemoniados (Mt 4,23) o, más específicamente, la curación de un leproso (Mt 8,1-4). Para Marcos, fue la expulsión de un demonio (Mc 1,23-26). Para Juan, el primer milagro fue en Caná, donde Jesús transformó el agua en vino (Jn 2,1-11). Así, en la manera de contar las cosas, cada evangelista muestra cuál fue según él, la mayor preocupación de Jesús.

• Lucas 4,31: El cambio de Jesús para Cafarnaún. “Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de la Galilea, y allí enseñaba los sábados”. Mateo dice que Jesús fue a vivir a Cafarnáun (Mt 4,13). Cambió de lugar de residencia. Cafarnáun era una pequeña ciudad junto al cruce de dos vías importantes: una que venía de Asía Menor e iba para Petra en el sur de Transgordania, y otra que venía de la región de los ríos Eufrates y Tigres y bajaba hacia Egipto. El cambio para Cafarnáun facilitaba el contacto con la gente y la divulgación de la Buena Noticia.

• Lucas 4,32: La admiración de la gente por las enseñazas de Jesús. La primera cosa que la gente percibe es la forma diferente que Jesús tiene de enseñar. No es tanto el contenido, sino la forma de presentarlo lo que impresiona: “Jesús hablaba con autoridad”. Marcos añade que por su manera diferente de enseñar, Jesús creaba una conciencia crítica en la gente con relación a las autoridades religiosas de la época. La gente percibía y comparaba: El enseña con autoridad, diferente de los escribas” (Mc 1,22.27). Los escribas de la época enseñaban citando a las autoridades. Jesús no cita a ninguna autoridad, sino que habla desde su propia experiencia de Dios y de la vida.

• Lucas 4,33-35: Jesús combate contra el poder del mal. El primer milagro es la expulsión de un demonio. El poder del mal se apoderaba de la gente y las alienaba. Jesús devuelve las personas a ellas mismas. Les devuelve la conciencia y la libertad. Y lo hace por el poder de su palabra: "¡Cállate y sal de él!" En otra ocasión dice: “Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.” (Lc 11,20). Hoy también, mucha gente vive alienada de si misma por el poder de los medios de comunicación, de la propaganda del gobierno y del comercio. Vive esclava del consumismo, oprimida por las deudas y amenazada por los cobradores. Piensa que no vive bien si no compra aquello que la propaganda anuncia. ¡No es fácil expulsar este poder que hoy aliena a tanta gente, y devolver las personas a ellas mismas!

• Lucas 1,36-37: La reacción de la gente: manda sobre los espíritus impuros. Además de la forma diferente que Jesús tiene de enseñar las cosas de Dios, el otro aspecto que causaba admiración en la gente es el poder que Jesús tiene sobre los espíritus impuros: "¿Qué palabra es ésta? Manda sobre los espíritus impuros con autoridad y poder, y ellos salen". Jesús abre un nuevo camino a la gente para poder conseguir la pureza mediante el contacto con él. En aquel tiempo, una persona impura no podía comparecer ante Dios para rezar y recibir la bendición prometida por Abrahán. Tenía que purificarse, primero. Había muchas leyes y normas que dificultaban la vida de la gente y marginaban a mucha gente considerándola impura. Pero ahora, purificadas por la fe en Jesús, las personas podían comparecer de nuevo en presencia de Dios y rezarle, sin necesidad de recorrer a aquellas complicadas y a veces dispendiosas normas de pureza.

Para la reflexión personal

• Jesús suscita admiración entre la gente. La actuación de nuestra comunidad en el barrio ¿produce alguna admiración en la gente? ¿Cuál?
• Jesús expulsaba el poder del mal y devolvía las personas a ellas mismas. Hoy, mucha gente vive alienada de si misma y de todo. ¿Cómo devolverlas a ellas mismas?

Oración final

Es Yahvé clemente y compasivo,
tardo a la cólera y grande en amor;
bueno es Yahvé para con todos,
tierno con todas sus creaturas. (Sal 145,8-9)

(fuente: ocarm.org)

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