(03/01/2016)
Libro de Eclesiástico 24, 1-2.8-12.
La sabiduría hace el elogio de sí misma y se gloría en medio de su pueblo, abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de su Poder. «El Creador de todas las cosas me dio una orden, el que me creó me hizo instalar mi carpa. Él me dijo: "Levanta tu carpa en Jacob y fija tu herencia en Israel". El me creó antes de los siglos, desde el principio, y por todos los siglos no dejaré de existir. Ante Él, ejercí el ministerio en la Morada santa, y así me he establecido en Sión; Él me hizo reposar asimismo en la Ciudad predilecta, y en Jerusalén se ejerce mi autoridad. Yo eché raíces en un Pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su herencia».
Salmo 147, 12-13.14-15.19-20.
¡Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!
El reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de ti.
El asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo.
Envía su mensaje a la tierra,
su palabra corre velozmente.
Revela su palabra a Jacob,
sus preceptos y mandatos a Israel:
a ningún otro pueblo trató así
ni le dio a conocer sus mandamientos.
Carta de San Pablo a los Efesios 1, 3-6.15-18.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. Por eso, habiéndome enterado de la fe que ustedes tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los hermanos, doy gracias sin cesar por ustedes recordándolos siempre en mis oraciones Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos.
del Evangelio según San Juan 1, 1-18.
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo". De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
REFLEXIÓN: ¿Cómo se sabe que Jesucristo es Dios?
La Biblia nos ofrece muchas evidencias que nos demuestran que Jesucristo es Dios. Sin embargo, si solamente se tomaran en cuenta la manera de ser de Jesús, su temperamento equilibrado y tierno, su extraordinaria sabiduría aun desde temprana edad, así como su evidente santidad -reconocida aún por los no-cristianos- bastarían estas cualidades extra-ordinarias y sobre-naturales para sustentar que las palabra dichas por El mismo o escritas en la Biblia sobre su divinidad, son ciertas.
¿Cuáles son estas palabras de Cristo y de la Biblia sobre su divinidad?
. “En el principio era la Palabra ... y la Palabra era Dios” (Jn. 1,1)
. “Yo y el Padre somos una sola cosa” (Jn. 10, 30)
. “Antes de que Abraham existiera, Yo Soy” (Jn. 8, 58)
. “¿No crees que estoy en el Padre y que el Padre está en Mí?” (Jn. 14, 9)
. “Ahora, Padre, dame junto a Tí la misma Gloria que tenía a tu lado antes que comenzara el mundo” (Jn. 17, 5)
. “Sabemos que el Hijo de Dios ha venido ... para que conozcamos al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo: ahí tienen el Dios Verdadero “ (1 Jn. 5, 20)
. “En El permanece toda la plenitud de Dios en forma corporal” (Col. 2, 9)
. “Cristo ... como Dios, está por encima de todo” (Rom. 9, 5)
. “Dios envió a su Hijo, que nació de mujer” (Gal. 4, 4)
Estas cosas han sido dichas por Cristo y sobre Cristo en la Sagrada Biblia. Pero veamos ahora las evidencias de su divinidad, las cuales podemos clasificar en cuatro categorías:
1. Las profecías hechas acerca del Mesías prometido y cumplidas por el mismo Jesucristo.
Aquí es curioso hace notar que hay personas importantes, cuya biografía se ha escrito después de fallecidas y algunas pocas, mientras están aún vivas. Pero a nadie, sino a Cristo, se le ha escrito su biografía siglos antes de venir a este mundo.
He aquí algunas de estas profecías hechas sobre Cristo y cumplidas por El:
◙ Su nacimiento en Belén (Miq. 5, 1-2 = Mt. 2, 1; Lc. 2, 6),
◙ Su nacimiento de una Virgen (Is. 7, 14 = Mt. 1, 18),
◙ Los grandes milagros que realizaría (Is. 35, 5-6 = Lc. 7, 18, 23),
◙ El rechazo de su propia gente (Is. 53, 3 = Jn. 1, 11),
◙ La traición de uno de sus amigos y el precio pagado por El (Sal 41, 10 ; Zac. 11, 12-13 = Mt. 26, 14-15),
◙ Los eventos de su pasión y muerte (Is. 53, Is. 50, 6; Sal. 22, 17-19 = Jn. 19, 21-23; Mc. 15, 24; Mt. 27) .
2. Profecías hechas por Cristo:
◙ Jesús predijo que sería entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la Ley (Mt. 20, 18 = Mt. 26, 57; Mc. 10, 64);
◙ Que éstos lo entregarían a los gentiles, los cuales se burlarían de El, lo azotarían y lo crucificarían (Mt. 20, 19 = Mt. 27, 26: 29, 30; Lc. 23, 33);
◙ Anunció que Judas lo traicionaría (Jn. 13, 21-26 = Lc. 22, 3-4);
◙ Predijo la triple negación de Pedro (Mt. 26, 34 = Mt. 26, 69-75).
◙ Adicionalmente predijo la destrucción de Jerusalén y del Templo por parte de los gentiles (Lc. 21, 20; Mc. 13, 2), lo cual sucedió, según testimonios históricos, cuarenta años después (70 AD) y la ciudad y el Templo de Jerusalén fueron destruidos de tal forma por los Romanos (gentiles), que resultaba irreconocible el lugar.
3. Los milagros de Jesús:
Fueron muchísimos y muy diversos. Tal vez los más impresionantes hayan sido el de la multiplicación de los panes y los peces, cuando de cinco panes y dos peces alimentó a una multitud de aproximadamente quince mil personas (cinco mil hombres sin contar mujeres y niños); la revivificación de Lázaro y otros muertos, y su propia Resurrección.
Los milagros muestran, sin lugar a dudas, que sólo Dios, por ser infinito y todopoderoso, puede alterar las leyes que El mismo ha establecido. Y Cristo los realizó para mostrar su poder divino (cf. Jn. 14, 11). Su propia Resurrección es, indudablemente, la muestra mayor de su divinidad (cf. Rom. 1, 4).
Una cosa curiosa es que los enemigos de Jesús nunca negaron que hubiera hecho milagros, los cuales habían constatado con sus propios ojos. La crítica de parte de sus adversarios de que los realizaba en día prohibido (Jn. 9, 13-16) y de que, supuestamente, los hacía por el poder del Demonio (cf. Mt. 12, 24), sirve precisamente para confirmar los milagros realizados por Jesucristo.
4. Atributos Divinos:
Sólo Dios posee los atributos listados a continuación, los cuales vemos que Cristo tiene. Por lo tanto, Cristo es Dios:
◙ Es eterno (cf. Jn. 1, 1-2; 8, 58; 17, 5 - Col. 1. 17)
◙ Conoce todas las cosas (cf. Jn. 1, 48; 2, 25; 6, 64; 14, 10)
◙ Es todopoderoso (cf. Mt. 28, 18; Mc. 4, 39; Hb. 1, 3)
◙ Es inmutable (no cambia) (cf. Hb. 13, 8)
Algunos, sin embargo requerirán la comprobación de que la Biblia es Palabra de Dios. Para esto ver las preguntas: ¿Cómo se sabe que la Biblia es Palabra de Dios? y ¿Por qué la religión Católica es la verdadera?
(fuente: www.homilia.org)
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