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lunes, 2 de marzo de 2015

"Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso"


Lunes de la segunda semana de Cuaresma
2 Marzo, 2015

Libro de Daniel 9, 4b-10.

¡Ah, Señor, Dios, el Grande, el Temible, el que mantiene la alianza y la fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos! Nosotros hemos pecado, hemos faltado, hemos hecho el mal, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y tus preceptos. No hemos escuchado a tus servidores los profetas, que hablaron en tu Nombre a nuestros reyes, a nuestros jefes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país. ¡A ti, Señor, la justicia! A nosotros, en cambio, la vergüenza reflejada en el rostro, como les sucede en este día a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los que están cerca y a los que están lejos, en todos los países adonde tú los expulsaste, a causa de la infidelidad que cometieron contra ti. ¡A nosotros, Señor, la vergüenza reflejada en el rostro, y también a nuestros reyes, a nuestros jefes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti! ¡Al Señor, nuestro Dios, la misericordia y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él! Nosotros no hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios, para seguir sus leyes, que él puso delante de nosotros por medio de sus servidores los profetas.

Salmo 79(78), 8.9.11.13.

No recuerdes para nuestro mal
las culpas de otros tiempos;
compadécete pronto de nosotros,
porque estamos totalmente abatidos.

Ayúdanos, Dios salvador nuestro,
por el honor de tu Nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados,
a causa de tu Nombre.

Llegue hasta tu presencia el lamento de los cautivos,
preserva con tu brazo poderoso
a los que están condenados a muerte.

Y nosotros, que somos tu pueblo
y las ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias para siempre,
y cantaremos tus alabanzas
por todas las generaciones.

del Evangelio según San Lucas 6, 36-38.

Jesús dijo a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».


LECTIO DIVINA

Oración inicial: Señor, Padre santo, que para nuestro bien espiritual nos mandaste dominar nuestro cuerpo mediante la austeridad; ayúdanos a librarnos de la seducción del pecado y a entregarnos al cumplimiento filial de tu santa ley. Por nuestro Señor.

Reflexión

• Los tres breves versículos del Evangelio de hoy (Lc 6,36-38) constituyen la parte final de un breve discurso de Jesús (Lc 6,20-38). En la primera parte de este discurso, él se dirige a los discípulos (Lc 6,20) y a los ricos (Lc 6,24) proclamando para los discípulos cuatro bienaventuranzas (Lc 6,20-23), y para los ricos cuatro maldiciones (Lc 6,20-26). En la segunda parte, se dirige a todos los que lo escuchan (Lc 6,27), a saber, aquella multitud inmensa de pobres y enfermos, venida de todos los lados (Lc 6,17-19). Las palabras que dice a esta multitud y a todos nosotros son exigentes y difíciles: amar a los enemigos (Lc 6,27), no maldecir (Lc 6,28), ofrecer la otra mejilla a los que te golpean la cara y no reclamar cuando alguien toma lo que es nuestro (Lc 6,29). ¿Cómo entender estos consejos tan exigentes? La explicación nos la dan tres versículos del evangelio de hoy, de donde sacamos el centro de la Buena Nueva que Jesús vino a traernos.

• Lucas 6,36: Ser misericordioso como vuestro Padre es misericordia. Las bienaventuranzas para los discípulos (Lc 6,20-23) y las maldiciones contra los ricos (Lc 6,24-26) no pueden ser interpretadas como una ocasión para que los pobres se venguen de los ricos. Jesús manda tener la actitud contraria. Y dice:"¡Amad a vuestros enemigos!" (Lc 6,27). La mudanza o la conversión que Jesús quiere realizar en nosotros no consisten en algo superficial solamente para invertir el sistema, pues así nada cambiaría. El quiere cambiar el sistema. La Novedad que Jesús quiere construir viene de la nueva experiencia que tiene de Dios como Padre/Madre lleno de ternura que acoge a todos, buenos y malos, que hace brillar el sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos (Mt 5,45). El amor verdadero no depende de lo que yo recibo del otro. El amor debe querer el bien del otro independientemente do lo que él o ella hacen por mí. Pues así es el amor de Dios por nosotros. El es misericordioso no solamente para con los buenos, sino para con todos, hasta “con los ingratos y con los malos” (Lc 6,35). Los discípulos y las discípulas de Jesús deben irradiar este amor misericordioso.

• Lucas 6,37-38: No juzgad y no seréis juzgados. Estas palabras finales repiten de forma más clara lo que él había dicho anteriormente: “Así, pues, tratad a los demás como queréis que ellos os traten” (Lc 6,31; cf. Mt 7,12). Si no deseas ser juzgado, ¡no juzgues! Si no deseas ser condenado, ¡no condenes! Si quieres ser perdonado, ¡perdona! No te quedes esperando hasta que el otro tome la iniciativa, ¡tómala tú la iniciativa y comienza ya! Y verás que todo esto ocurre.

Para la reflexión personal

• La Cuaresma es tiempo de conversión. ¿Cuál es la conversión que el evangelio de hoy me pide?
• ¿Has procurado ser misericordioso como el Padre del cielo es misericordioso?

Oración final

Ayúdanos, Dios salvador nuestro,
por amor de la gloria de tu nombre;
líbranos, borra nuestros pecados,
por respeto a tu nombre. (Sal 79,9)

(fuente: ocarm.org)

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