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viernes, 4 de marzo de 2016

¿Cuál es el primero de los mandamientos?

Viernes de la tercera semana de Cuaresma
(04/03/2016)

Libro de Oseas 14, 2-10. 

Así habla el Señor: Vuelve, Israel, al Señor tu Dios, porque tu falta te ha hecho caer. Preparen lo que van decir y vuelvan al Señor. Díganle: "Borra todas las faltas, acepta lo que hay de bueno, y te ofreceremos el fruto de nuestros labios. Asiria no nos salvará, ya no montaremos a caballo, ni diremos más "¡Dios nuestro!" a la obra de nuestras manos, porque sólo en ti el huérfano encuentra compasión". Yo los curaré de su apostasía, los amaré generosamente, porque mi ira se ha apartado de ellos. Seré como rocío para Israel: él florecerá como el lirio, hundirá sus raíces como el bosque del Líbano; sus retoños se extenderán, su esplendor será como el del olivo y su fragancia como la del Líbano. Volverán a sentarse a mi sombra, harán revivir el trigo, florecerán como la viña, y su renombre será como el del vino del Líbano. Efraím, ¿qué tengo aún que ver con los ídolos? Yo le respondo y velo por él. Soy como un ciprés siempre verde, y de mí procede tu fruto. ¡Que el sabio comprenda estas cosas! ¡Que el hombre inteligente las entienda! Los caminos del Señor son rectos: por ellos caminarán los justos, pero los rebeldes tropezarán en ellos.


Salmo 81(80), 6c-8a.8bc-9.10-11ab.14.17.

Oigo una voz desconocida que dice:
Yo quité el peso de tus espaldas
y tus manos quedaron libres de la carga.
Clamaste en la aflicción, y te salvé.

Te respondí oculto entre los truenos,
aunque me provocaste junto a las aguas de Meribá.
Oye, pueblo mío, yo atestiguo contra ti,
¡ojalá me escucharas, Israel!

No tendrás ningún Dios extraño,
no adorarás a ningún dios extranjero:
yo, el Señor, soy tu Dios,
que te hice subir de la tierra de Egipto.

¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
Yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo saciaría con miel silvestre.


del Evangelio según San Marcos 12, 28b-34.

Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?». Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos". El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios". Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.









REFLEXIÓN

Recordarán que, leyendo el capítulo 20 del Éxodo, donde se desarrolla el Decálogo, los 10 Mandamientos que Dios nos regaló allá en el Sinaí. Recordarán también el Sermón del Monte que Jesús había venido precisamente a dar cumplimiento a todos esos mandamientos y a toda ley recibida de Dios por boca de Moisés o de los Profetas (Mt. 5, 17-19). Ahora bien, ante tanto mandamiento, frente a tanta ley, es justa la pregunta que brota del interior de este escriba que, acercándose a Jesús, quiere conocer el núcleo, el centro, el fundamento primero donde se apoyan todos los mandamientos. Jesús, entonces, responde de forma sintética señalándonos el corazón mismo de todo mandamiento o ley: el Amor.

¡Sí! El Amor ha de ser siempre y en todo la brújula que oriente nuestra vida entera. El Amor a Dios y el Amor al prójimo es y será siempre y en todo lugar lo que ha de distinguir a los cristianos, lo que ha de señalar a una humanidad que quiera verdaderamente encarnar el sueño de Dios en la historia. Sin Amor, no es siquiera posible seguir hablando. Sin Amor, no hay cimiento. Sin Amor, no hay de qué o de dónde agarrarse, sea para construir nuestra vida, sea para edificar el Reino.

San Pablo lo dice mucho más bellamente que nosotros: “Si no tengo Amor, no soy nada”. Qué bien nos haría recordar hoy aquel himno al Amor que el Apóstol nos regala en la Primera carta a los Corintios. Si no tengo Amor, por más que sepa lenguas y ciencias, nada soy… Si no tengo Amor por más que tengo éxitos de todo tipo, nada soy… Incluso por más que sea capaz de grandes sacrificios, o que cuente con una fe enorme, si no tengo Amor, nada soy…

¡Qué fuerza tienen estas palabras! ¡Qué impresionante descubrir, sentir y gustar que, finalmente, a lo que Dios nos llama es al Amor! Y que sin Amor, seamos lo que seamos, hagamos lo que hagamos, digamos lo que digamos, pensemos lo que pensemos, construyamos lo que construyamos… ¡sin Amor, no somos nada! ¡Sólo el Amor no acaba nunca! ¡Sólo el Amor –a Dios y a los hermanos- es capaz de hacer Reino! ¡Sólo el Amor es y será siempre lo primero!

Permítanme terminar esta pequeña reflexión de hoy, compartiendo con ustedes un poema de Kalhil Gibrán donde se nos invita a caminar la vida siguiendo el único norte que vale la pena, el único mandamiento al que remite Dios cada vez que nos llama: el Amor.

Cuando el amor te llame, síguelo; aunque sus caminos sean arduos y penosos. Y cuando sus alas te envuelvan, entrégate a él; aunque la espada escondida bajo su plumaje pueda herirte. Cuando el amor te hable, cree ciegamente en él; aunque su voz derribe tus sueños como el viento destroza los jardines. Porque si el amor te hace crecer y florecer, él mismo te podará. Y nunca te creas capacitado para dirigir el curso del amor, porque el amor si te considera digno de sí, dirigirá tu curso por los caminos de la vida. Esto hará el amor en ti para que conozcas los secretos del corazón. El amor no da más que de sí mismo y no toma más que de sí mismo. El amor no posee nada y no quiere que nadie lo posea, porque el amor, se sacia en el amor. Por eso, cuando ames no debes decir: «Dios está en mi corazón», es mejor decir: «Estoy en el corazón de Dios». ¡Que así sea!

escrito por P. Germán Lechini 
Sacerdote Jesuita. 
Colabora en la Pastoral del Templo de la Compañia de Jesús en Córdoba 
(fuentes: www.radiomaria.org.ar; www.oleadajoven.org.ar)

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