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viernes, 15 de enero de 2016

"Nunca hemos visto nada igual"

Viernes de la primera semana del tiempo ordinario
(15/01/2016)

Primer Libro de Samuel 8, 4-7.10-22a. 

Entonces se reunieron todos los ancianos de Israel y acudieron a Samuel en Ramá. "Tú ya eres viejo, le dijeron, y tus hijos no siguen tus pasos. Ahora danos un rey para que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones". A Samuel le disgustó que le dijeran: "Danos un rey para que nos gobierne", y oró al Señor. El Señor dijo a Samuel: "Escucha al pueblo en todo lo que ellos digan, porque no es a ti a quien rechazan: me rechazan a mí, para que no reine más sobre ellos. Samuel comunicó todas las palabras del Señor al pueblo que le pedía un rey, diciendo: "Este será el derecho del rey que reinará sobre ustedes. El tomará a los hijos de ustedes, los destinará a sus carros de guerra y a su caballería, y ellos correrán delante de su carro. Los empleará como jefes de mil y de cincuenta hombres, y les hará cultivar sus campos, recoger sus cosechas, y fabricar sus armas de guerra y los arneses de sus carros. Tomará a las hijas de ustedes como perfumistas, cocineras y panaderas. Les quitará a ustedes los mejores campos, viñedos y olivares, para dárselos a sus servidores. Exigirá el diezmo de los sembrados y las viñas, para entregarlo a sus eunucos y a sus servidores. Les quitará sus mejores esclavos, sus bueyes y sus asnos, para emplearlos en sus propios trabajos. Exigirá el diezmo de los rebaños, y ustedes mismos serán sus esclavos. Entonces, ustedes clamarán a causa del rey que se han elegido, pero aquel día el Señor no les responderá". El pueblo se negó a escuchar la voz de Samuel, e insistió: "¡No! Habrá un rey sobre nosotros, y así seremos como todas las naciones. Nuestro rey nos juzgará, saldrá al frente de nosotros y combatirá en nuestros combates". Samuel escuchó todas las palabras del pueblo y las repitió en presencia del Señor. El Señor dijo a Samuel: "Escúchalos y dales un rey". Entonces Samuel dijo a los hombres de Israel: "Vuelvan cada uno a su ciudad".


Salmo 89(88), 16-17.18-19.

¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte!
Ellos caminarán a la luz de tu rostro;
se alegrarán sin cesar en tu Nombre,
serán exaltados a causa de tu justicia.

Porque tú eres su gloria y su fuerza;
con tu favor, acrecientas nuestro poder.
Sí, el Señor es nuestro escudo,
el Santo de Israel es realmente nuestro rey.


del Evangelio según San Marcos 2, 1-12.

Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra. Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados". Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: "¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?" Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: "¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: 'Tus pecados te son perdonados', o 'Levántate, toma tu camilla y camina'? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: "Nunca hemos visto nada igual".











REFLEXIÓN

El evangelista hoy nos habla de la confianza y, para él, confiar en Dios es ponernos totalmente en sus manos, dejar que Él nos sane por dentro y por fuera.

Cuando vuelve a Cafarnaúm, cuatro personas llevando a un paralítico intentan llegar hasta Él a pesar de gentío que rodea a Jesús. Jesús cae en la cuenta de la confianza, la fe, que estas personas ponen en Él y sin pensarlo dos veces cura a este hombre que padece de parálisis. Lo hace a la vista de todos y en la lectura observamos que hay dos tipos de seguidores: los que confían y los que, a parte de no confiar, critican la actitud de Jesús.

Deberíamos releer este evangelio varias veces, aplicárnoslo y caer en la cuenta qué tipo de seguidor/a soy. Sigo a Jesús ¿con total confianza? ¿escéptico/a? o por el contrario no lo sigo y encima niego la misericordia y el amor de Dios que se manifiesta a través de Jesús.

Vivimos en una sociedad donde el sentido de pecado está casi perdido, incluso en los que nos decimos seguidores de Jesús, eso se observa en que cada vez frecuentamos menos el Sacramento de la Penitencia, aunque este sea comunitario. Casi nadie reconoce sus faltas, todo lo hacemos por inercia. Otros, si se reconocen pecadores, pero viven como si no lo fueran aunque hagan daños a todas aquella personas con las que convive.

Cuando creemos realmente en Jesús, tenemos confianza en Él, nos dejamos llenar por su gracia, por su misericordia, por su amor y ello nos llevará a vivir libres, estaremos sanados integralmente: interior y exterior.

En cambio si somos de las personas que viven en pecado continuo, sin reconocerlo y nuestra actitud es negar su misericordia y amor, siempre viviremos atados al pecado y nuestro cuerpo será esclavo de la enfermedad, pues el pecado daña.

Tengamos confianza como la tuvo el paralítico y sanemos nuestra mente, nuestro corazón y nuestra vida. ¡Tengan buen fin de semana! disfruten y sean felices!

(fuente: eltallerdelaserenidad.wordpress.com)

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